En la previa de la nueva edición del Premio Innovación PwC Uruguay, varios ganadores y finalistas del año pasado destacaron lo positivo para sus organizaciones que resultó el proceso de participación y los reconocimientos, también ayudándoles a abrir puertas hacia el futuro.
Entre los logros, mencionaron el mayor posicionamiento alcanzado de la marca y del producto, la generación de redes de contacto con empresas y profesionales y la aprobación y la visibilidad que recogieron entre las instituciones referentes de innovación en el país y con sus pares. Además, resaltaron la confianza que se obtuvo en el equipo de trabajo y el impulso que eso les dio para plantearse nuevos objetivos.
En 2022 hubo medio centenar de postulaciones entre la categoría general de empresas y la de start-up de diversos sectores de actividad, como tecnologías de la información, medio ambiente, finanzas, educación, salud, construcción y logística.
Para participar de la edición de este año los interesados en postularse tienen tiempo de inscribirse hasta el 6 de julio completando y enviando el formulario en www.pwc.com.uy/innovacion. Como en las anteriores oportunidades, el Premio Innovación PwC Uruguay cuenta con el apoyo de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación, el Banco Interamericano de Desarrollo y Búsqueda.
“Impacto enorme”
Varios participantes del año pasado analizaron el proceso y la distinción obtenida con la perspectiva del tiempo transcurrido.
“Completar cada etapa fue un desafío. Álvaro Paz, de PwC, hizo que fuera todo más fácil. El proceso fue excelente, de mucho aprendizaje”, comentó Fabrizio De Luca, de la start-up Krebz, que ganó el primer premio en esa categoría.
Krebz presentó la herramienta cowIA, que permite detectar desde temprano, a través del uso de inteligencia artificial y machine learning, problemas en las patas del ganado lechero.
“Queríamos pasar por un proceso de evaluación, saber si éramos innovadores y validar la idea con expertos”, recordó De Luca sobre los motivos que impulsaron a la start-up a presentarse en el concurso. Luego de la “sorpresa” de haber sido premiados, los emprendedores de Krebz valoran la “visibilidad” lograda por el interés de los medios para hablar sobre la inteligencia artificial aplicada a la ganadería.
La intención de Pilay Uruguay era similar. Así que, seis meses después de haber lanzado el producto Metros Cuadrados Pilay, Valerie Flores —brand manager de la compañía— propuso a la gerencia presentarse al premio.
En este caso, resolvieron participar en la categoría general de empresas, donde se postularon más de 25 organizaciones. Lograron ser la primera finalista del 2022. “Sabíamos que teníamos potencial de innovación porque el producto no tiene comparación en el mercado”, afirmó la ejecutiva.
Metros Cuadrados Pilay permite invertir en pesos uruguayos desde medio metro cuadrado en el mercado inmobiliario, para generar una renta.
Flores dijo que como Metros Cuadrados Pilay todavía no estaba posicionado en el mercado el reconocimiento de ser finalista le dio un “impacto enorme” en términos positivos. “Superó las expectativas, fue como que desbloqueamos todo, nos validó la idea”, apuntó. Reconoció que al comunicar la distinción obtenida se produjo “curiosidad” hacia el producto, tuvieron un “pico” en los seguidores de redes sociales y eso contribuyó al posicionamiento de la marca.
Tras la buena experiencia, Pilay Uruguay siguió presentándose en otros concursos vinculados a la innovación donde también lograron destacarse, añadió Flores.
Por otro lado, la empresa continuó innovando en torno al producto, ya que, además de comprar el Metro Cuadrado Pilay, ahora también es posible ponerlo en alquiler.
“Espaldarazo”
El reconocimiento no solo ayudó a posicionar a empresas muy jóvenes, sino también de otras con más tiempo en el mercado, como Slantis, otra de las firmas finalistas del año pasado.
“Seguro que el premio colaboró con el posicionamiento de la marca y a difundir lo que estamos haciendo para el exterior y el conocimiento que estamos importando entre los talentos, arquitectos o profesionales que pueden llegar a ser parte de nuestro equipo, de más de 60 personas”, dijo Matilde Bachino, marketing manager de Slantis.
Con seis años de trayectoria, Slantis postuló el innovador sistema de desarrollo de proyectos arquitectónicos en una plataforma 100% digital. Bachino explicó que, usando la tecnología BIM, es posible hacer un modelo digital (disponible en la nube de Internet) de cómo va a ser el edificio. La metodología es totalmente digital y colaborativa, ya que todas las áreas (interiorista, paisajista, sanitaria, ingeniería, arquitectura, etcétera) pueden trabajan sobre el mismo modelo técnico, eliminando la impresión de planos y acelerando los procesos. Se ahorra “un montón de tiempo y de errores” que puedan suceder en la etapa de la construcción, contó.
Bachino valoró como positivo que Slantis haya participado del premio PwC para mostrar y dar a conocer este método de trabajo. “Es muy del uruguayo decir: ‘Acá no pasa nada, o acá no hay mucha cosa’. Y en realidad hay un montón de iniciativas y de gente muy salada que está haciendo cosas increíbles”.
A Slantis le interesa mucho la difusión de su trabajo entre estudiantes de arquitectura y profesionales en general: “Cuando están en la Facultad de Arquitectura las opciones son obra o diseño, pero lo que hacemos en Slantis es bastante distinto. Por eso, si algún estudiante tiene un perfil más marcado hacia la tecnología o le gusta la programación, está bueno que sepa que hay un lugar donde podría trabajar y desarrollarse acá en Uruguay”.
El hecho de darse a conocer también fue bien valorado por la responsable líder del proyecto Sofía, Ingrid Olsson, que llegó a ser finalista del año pasado en la categoría start-up.
“Fue un espaldarazo muy bueno”, comentó, y reconoció que si bien a veces la difusión se ve como algo “superficial”, el concurso “validó que la visibilidad es útil para el trabajo técnico”.
El proyecto Sofía busca la detección temprana de signos de autismo en niños de 18 a 36 meses mediante herramientas de inteligencia artificial. Uno de los escollos que han venido salvando para dar impulso a la investigación es la falta de casos con diagnóstico o sospecha de signos de autismo a una edad tan temprana. Y la difusión ha sido útil para ello.
Olsson dijo que en la actualidad se está en el proceso final de recolección de casos para poder proyectarlos y llegar a conclusiones más robustas estadísticamente. Adelantó que los resultados provisorios son “interesantes”.