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“Reordenar” y “renegociar” son parte de las acciones que la Administración Nacional de Puertos (ANP) pretende llevar adelante para gestionar las dificultades financieras que tiene desde el comienzo de este período, señaló a Búsqueda Juan Curbelo, quien fue director del organismo en representación del Partido Nacional en los últimos tres años y ahora asumirá como su presidente.
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El jerarca plantea hacer un “férreo control” y reordenamiento de gastos en la ANP, ya que por el lado de los ingresos espera un “golpe muy duro” a causa del Covid-19. En ese marco, informó que se está “renegociando”, junto con el Poder Ejecutivo, el costo de dos obras de infraestructura —el puerto pesquero en Capurro y del viaducto de la rambla, vinculado al proyecto de UPM 2— que le causan un “estrés financiero muy importante”.
Además, para lograr una mejora de la competitividad del puerto, Curbelo dará prioridad a la profundización del canal de acceso hasta los 14 metros y espera poder impulsar una reducción tarifaria, primero de la ANP y luego de los operadores privados.
—¿Cómo está impactando la pandemia de coronavirus en las finanzas del organismo, que ya venía con un déficit proyectado?
—La primera impresión es que la situación que está atravesando el país va a generar modificaciones, no en los grandes lineamientos de hacia dónde creemos que tiene que ir el puerto, pero, en el corto plazo y en los próximos meses de gestión, esto del coronavirus lo cambia todo. Nos impacta mucho, desde todo punto de vista.
En lo financiero, hoy hay una situación compleja porque tenemos comprometidas dos obras, la del viaducto y la del puerto pesquero de Capurro, que entre ambas tienen un costo no menor a los US$ 240 millones, y en un 100% están financiadas por la ANP. Nos tenemos que hacer cargo de esto, más allá de que en su momento no estuvimos de acuerdo que se hicieran y lo fundamentamos. Por eso, en algunos casos estamos intentando una renegociación. En relación al puerto de Capurro, estamos hablando con las empresas del consorcio, Teyma y Chediak, con la realidad de que estamos con dificultades y las queremos transparentar. Queremos la obra, pero necesitamos que tenga un costo significativamente menor. Y se está haciendo en los mejores términos.
—¿Se va a pedir lo mismo para la obra del viaducto en la rambla?
—Eso está en la órbita de Presidencia de la República y del Ministerio de Transporte (MTOP), porque está enmarcado en todo el proyecto de UPM. Desde nuestro lugar, todo lo que podamos mejorar en ese contrato ya firmado, que nos libere alguna parte de nuestro presupuesto, será muy bienvenido.
—Desde el MTOP se ha dicho que la ANP tendrá problemas para financiar su presupuesto en 2021 y que el endeudamiento es preocupante. ¿Ese panorama se adelanta por el coronavirus?
—Justamente, si no tuviéramos esas dos obras emblemáticas que nos ocasionan un estrés financiero muy importante, sería distinto. ¿Cómo se resuelve? Con mayor actividad; si el puerto crece, optimizamos los servicios, creamos políticas de mejora en la calidad del gasto desde el punto de vista administrativo, podría darse una curva ascendente y que estas dificultades se fueran licuando. Pero con la situación actual vemos exactamente lo contrario. Vemos un puerto que no digo que esté paralizado, pero la situación comercial del mundo hace muy probable que este año facturemos y trabajemos bastante menos que el pasado, que ya fue bajo y menor al anterior. La realidad es que la situación que vamos a atravesar este año es bastante peor a la que pensábamos hace 15 días o un mes. Tenemos que hablar con las empresas y, a la interna, tener un diálogo muy fluido con el sindicato para transparentar la realidad y entender que estamos frente a una crisis mundial que nos va a impactar y a hacer revisar todas las políticas que pensábamos llevar adelante desde el día uno.
—¿Irán con planteos de ajuste de gastos, inversiones o salarios?
—No, no está en nuestros planes eso último. Sí vamos a plantear reordenar y readecuar los gastos al máximo posible; ese es el primer objetivo que nos habíamos trazado desde el primer momento, pero que ahora lo vamos a tener que profundizar.
—Con el bajón de actividad, habrá capacidad ociosa. Podrácumplir el pedido de cubrir solamente una de tres vacantes sin problema...
—Lo tendremos que conversar, pero quizás puede que no ingrese nadie. Pero ahora las medidas inmediatas tienen que ver con una readecuación de gastos. La semana pasada redujimos los ordenadores de gasto, que antes podían hacerlo todas las gerencias y subgerencias, y a partir de ahora solo lo ordenará el Directorio, Secretaría y Gerencia General. Como esa, otras medidas; porque por el lado de los ingresos no veníamos bien, y ahora se sentirá un golpe muy duro.
—¿Se puede proyectar el impacto en las finanzas para 2020?
—Para 2020 el golpe va a ser duro, es muy difícil de estimar. Por ejemplo, tenemos la idea de generar una agresividad comercial muy importante hacia la carga paraguaya y boliviana, pero no sabemos cuándo vamos a poder iniciarla ya que hoy está supeditada a una realidad que desconocemos. Hay fronteras cerradas, no sabemos si por 15 días o dos meses, y todo el impacto económico.
—La reforma de los noventa fue una política de Estado que modernizó y desarrolló los servicios de los privados. Veinte años después, ¿qué se necesita para mejorar la competitividad?
—Varias. Hay una decisión política tomada en la profundización del canal del puerto de Montevideo a los 14 metros. Eso será una gran transformación que va a traer prosperidad, crecimiento económico en las industrias y en los operadores locales, porque se puede transformar en el puerto más profundo de la región.
Además, pensamos en una mejora sustancial del ingreso al puerto, con una agilidad mayor, y vamos encaminados a las balanzas automatizadas como ocurre en los principales puertos del mundo.
Pensamos en el desarrollo de los puertos del litoral. La idea es potenciar una hidrovía en el río Uruguay, que provocaría un crecimiento exponencial. Para eso necesitamos tomar decisiones, y una de las más importantes es realizar la exclusa en Salto Grande para salvar el impedimento que hoy tiene de navegabilidad, por la represa. Con eso podríamos captar mucha carga del norte de Argentina y del sur de Brasil.
Y el puerto de La Paloma es estratégico. Allí se puede instrumentar un puerto granelero, con silos, a disposición del desarrollo agrícola-ganadero de esa zona del país. Lo tenemos que analizar con las fuerzas vivas, porque está en una ciudad turística.