Caso raro de longevidad el suyo, lo mismo que de permanencia artística: en 2011 había actuado en el Luna Park dos meses después de cumplir el centenario. Un somero repaso por su trayectoria artística la define como una de las intérpretes femeninas del cancionero rioplatense que descollaron en los años 30, 40 y 50 del siglo pasado. Es que Nelly Omar, que murió en Buenos Aires este 20 de diciembre a los 102 años, integra una lista en la cual figuran —entre otras— Mercedes Simone, Libertad Lamarque, Azucena Maizani, Rosita Quiroga, Tita Merello, Juanita Larrauri, Aída Luz, María de la Fuente, Chola Luna y, de este lado del Plata, Nina Miranda, las hermanas Méndez, Olga Delgrossi, Marilyn Devita y, en lo estrictamente folclórico, Amalia de la Vega.
Había nacido el 10 de setiembre de 1911 en José Bonifacio, provincia de Buenos Aires, donde su padre tenía una estancia. Su nombre de familia era Nilda Elvira Vattuone. Perteneció a una familia numerosa. Tres de las hijas mujeres fueron cantoras. Ella formó duos con Nélida y Gory, antes de consagrarse como solista.
Sus principios en radio se remontan a 1932. Antes había ganado un concurso, la sacaron en andas de la sala (de cine) donde había cantado y alguien la llamó “Gardel con polleras”. Este apodo nunca le gustó, aunque trataba de disimularlo.
En su repertorio se advierte el predominio de los temas camperos, que hacía con innegable solvencia. El tango llegó tarde a su vida, pero se adaptó al género con toda naturalidad. Dueña de un excelente metal de voz, a lo que unía una dicción prácticamente perfecta, ella se audenominaba “cantora nacional”. Así, a secas, sin pretensiones.
Los diez discos con Canaro
Tardó bastante en llegar al disco. Si bien había cantado en un par de películas y hay dos grabaciones que hizo en 1944, estas versiones son inéditas. La gran oportunidad de efectuar registros fonográficos se la dio Francisco Canaro. El violinista y director uruguayo la incorporó a su orquesta en 1946, cuando se fue del conjunto el cantor Eduardo Adrián. Aquel año el binomio Canaro-Omar deja en el surco cuatro temas para Odeón, y en 1947 hizo lo propio con seis más, para el mismo sello.
De los trabajos con Canaro, merecen señalarse en particular los valses “Rosas de otoño” y “Desde el alma”, junto con los tangos “Déjame, no quiero verte nunca más” (ejemplo de acabada dramatización) y “Nobleza de arrabal”.
A esta etapa sigue otra de intensa actividad en radio, hasta que en 1950 vuelve a los estudios de Odeón. Graba entonces dieciséis temas, el primero de los cuales es la milonga “Miriñaque”, del montevideano Alberto Mastra, y el último el vals “Que el cielo la proteja”, de Moranese y Aníbal Cufré.
Cufré fue el segundo esposo de Nelly Omar. Antes ella se había casado con el productor Antonio Molina. Mantuvo, asimismo, una relación sentimental de cinco años con el poeta Héctor Oviedo. La vida no le dio hijos. Los últimos tiempos los pasó en su apartamento de Palermo en compañía de una señora que la ayudaba en los quehaceres domésticos.
Solamente ella
Siempre que alguien menciona a Nelly Omar, espontáneamente se la asocia con Homero Manzi. Este tremendo letrista (solo con haber escrito “Sur” se ganó el cielo) “estuvo más enamorado de mí que yo de él”, dijo Nelly Omar, en entrevista con Búsqueda. Se conocieron en 1937 y su vínculo recién se disolvió al morir él, en 1951. “No fuimos concubinos como dijeron algunos”, aclaró la cancionista en la nota. “(Manzi) venía al departamento que yo había alquilado al separarme legalmente y él alquiló otro en el mismo edificio donde también alquilaba Cátulo Castillo. A ese departamento me invitó y yo no fui. Entonces escribió el tango ‘Su carta no llegó’”.
Manzi le dedicó otras páginas, aunque ninguna a título expreso. Por eso se discute si uno de esos temas fue el famoso tango “Malena”, estupenda versión de Troilo con Fiorentino que después “Pichuco” también grabó con Berón. Ella decía que sí; muchos investigadores del tango dicen que no. Estos últimos aseveran que la destinataria de ese título fue una cancionista uruguaya, Malena Toledo (seudónimo), a quien él escuchó en Brasil, al parecer embelesado. De todos modos, Nelly Omar decía que entre los tangos de Manzi referidos a su persona el que más le gustaba era “Solamente ella”.
Otro punto discutido ha sido quién estrenó “Sur”. La mayoría de los expertos dice que lo hizo Edmundo Rivero, en 1948, cuando era vocalista de Troilo. Nelly Omar aseguraba haberle ganado de mano, al cantarlo en “una radio de Montevideo”, algunos meses antes.
Finalmente, siempre sostuvo que Acho Manzi, el hijo de Homero, no compuso la música de “El último organito”. Esa partitura la “escribí yo después de que Homero me mandó la letra”, pero —añadía— el padre la registró a nombre del hijo para favorecerlo con el derecho de autor. “Pasado mucho tiempo, Acho me llamó un día por teléfono para preguntarme si podía hacer algo por mí. Yo le contesté: ‘Sí, devolverme la música que vos y tu padre me robaron’”.
Por Evita y por Perón
Irónicamente, aunque a Nelly Omar el arte le deparó fama y dinero, su verdadera vocación era la aeronáutica. No fue aviadora profesional, pero sí aficionada. Según contó a Búsqueda, en 1940 conoció en el aeródromo de Quilmes a Eva Duarte, también entusiasta de la aviación. Desde entonces, recordó, ambas se hicieron inseparables. “Al poco tiempo de conocernos”, evocó, “nos prometimos contarnos todos nuestros secretos sin revelárselos nunca a nadie. Y así fue”. Eva Duarte trabajaba en radioteatro en aquel entonces. “Fuimos muy amigas hasta que murió, en 1952”, recordó la cancionista.
“Ayudé (al peronismo) como artista, pero no soy política”, subrayaba. “Una vez que yo no tenía contrato, Evita me preguntó por qué estaba tan flaca y le contesté: ‘Porque ando sin trabajo’. Entonces, me dio una mano intercediendo por mí. Me consiguió un espacio en radio Splendid y yo le retribuí grabando la marcha ‘Es el pueblo’ y la milonga ‘La descamisada’. La milonga dice, en una parte: ‘Soy la mujer argentina, la que nunca se doblega, y la que siempre se juega por Evita y por Perón’. Mi amistad con Evita fue lo mejor que me pasó en la vida”.
Cuando Juan Domingo Perón fue derrocado, en setiembre de 1955, Nelly Omar vio sensiblemente mermadas sus posibilidades de trabajo. Exiliada finalmente, vino a actuar en Uruguay (radio Montecarlo, Canal 4) y después se fue a Venezuela, donde fue estrella en el show de Renny Otolina.
Regresó a su país en los años 60. A fines de la década graba un disco con el conjunto de guitarras de Roberto Grela. Sin embargo, no es sino hasta 1972 cuando vuelve a actuar en público, esta vez con las cuerdas de José Canet.
De aquel momento datan unas críticas elogiosas, que la afirman en la convicción de seguir adelante. Y ya no paró hasta los cien años. Porque en noviembre de 2011 llenó el Luna Park en una velada que registró Crónica TV y en la cual se la ve bien plantada en el escenario, envuelta en la calidez de una multitud que la aplaude —o más bien la ovaciona— porque reconoce en ella a una gran artista y a una mujer valiente.
Del tiempo de Nelly Omar queda en vida Alcira Carmen Luna, artísticamente conocida como Chola Luna, quien tiene 94 años. También estuvo en la orquesta de Canaro (grabó en dúo con Carlos Roldán “Buenas noches, corazón” y “Pobre mi caballo bayo”), también fue peronista y también debió marchar al exilio. En Montevideo actuó en el café Ateneo y grabó con la orquesta de Luis Caruso.
Otra figura de la época, María de la Fuente, murió el 3 de noviembre último a los 96 años. Tuvo el mérito de estar en los cantables de la orquesta del bandoneonista Juan Canaro (hermano de Francisco) cuando este elenco abrió el camino en Japón para el tango tocado en vivo, después de la guerra.
Vida Cultural
2014-01-02T00:00:00
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