Desde que se cosecha la soja hasta que se embarca a China, el principal grano que produce Uruguay pasa al menos por servicios de transporte, secado, almacenamiento y traslado a puerto. Esa cadena logística, como tantas otras que mueven mercaderías con destino interno o externo, genera valor agregado en su entorno.
Sin embargo, aunque hace años que se promueve a la logística como un sector relevante para el desarrollo del país, hay poca información para dimensionarlo adecuadamente. Quienes participan de esta actividad —que busca posicionar a Uruguay como hub logístico o centro de distribución regional de cargas, con el impulso del gobierno— son reticentes a transparentar las cifras del negocio, señalaron a Búsqueda fuentes vinculadas el sector. En ese marco, el Instituto Nacional de Logística (Inalog), creado a fines de 2010 como una persona pública de derecho privado, se propone construir una “cuenta satélite” para medir esta actividad y planificar su desarrollo.
Encuesta con pocas respuestas
El Inalog presentó la semana pasada la “Encuesta Nacional de Logística 2014” —realizada con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)—, en el marco del seminario titulado “Aportes al desarrollo y el conocimiento del sector logístico en Uruguay”. Aunque ese sondeo no arroja luz sobre cuál es la estructura del sector, permite conocer algunos indicadores de desempeño de los proveedores de este tipo de servicios informados por empresas agroindustriales.
Más allá de ese estudio, los números que se tienen sobre el sector son de 2012 y surgen de una encuesta de la consultora Cifra que cuantificó los operadores logísticos orientados a la región y al exterior: 300 empresas se dedicaban a esta actividad y empleaban a cerca de 14.000 trabajadores.
La falta de información también fue advertida por el Banco Mundial en una de las “notas de política” entregada al gobierno de Tabaré Vázquez a principios de año. En el documento el organismo identifica como un problema el “conocimiento limitado” que hay del sector a la hora de planificar la logística multimodal en el país, las inversiones necesarias, etcétera.
Señaló, además, que si bien desde el 2010 el trabajo del Inalog ha sido importante las “limitaciones en materia de recursos impiden que este organismo dinámico, pero todavía en fase de desarrollo, pueda jugar plenamente su papel de catalizador y de grupo de estudio para el sector”.
El Inalog se creó con el fin de “definir una política de estado para el desarrollo del sector logístico”. En su Consejo Directivo participan, en total, diez miembros del sector público y privado.
A su vez, el gobierno declaró de interés nacional la promoción de las actividades logísticas en sentido amplio, incluyendo los servicios internos y los del comercio exterior.
El relevamiento presentado por el Inalog la semana pasada fue realizado por la consultora Equipos-Mori y procuró describir los actores del mercado de servicios logísticos, conocer la velocidad con que prestan los mismos y analizar sus costos, entre otros aspectos.
El sondeo tuvo bajo nivel de respuestas en el caso de algunos ramas fabriles y del comercio, y por ello se concentró en las que dieron las empresas prestadoras de servicios logísticos, así como de las que los contratan desde el sector agroindustrial.
En total, contó con 127 respuestas en un marco muestral de casi 1.200 firmas, entre prestadores y usuarios agroindustriales de servicios logísticos. Respecto a su perfil, es en el caso de los usuarios (de las cadenas de granos, madera, carne, lácteos, lana, etc) que respondieron la encuesta empresas con ventas superiores a U$S 80 millones al año, que emplean a más de 300 personas en forma permanente y que tienen un nivel medio o alto de tercerización de los procesos logísticos.
Mientras, los prestadores de servicios logísticos que participaron del relevamiento facturan anualmente en promedio el equivalente a U$S 12 millones y dan trabajo a 82 personas en forma permanente. La mayoría hacen manipulación de carga, transporte y distribución —entre otros servicios de logística física— a través de contratos con terceros. En cambio, las tareas relacionadas con la administración de los pedidos, planeación y reposición de inventarios así como los servicios financieros de cobranza, mantenimiento de activos logísticos, etc., son ofrecidos en su mayoría con recursos propios.
Costo y velocidad.
La encuesta también se dirigió a conocer el costo y la rapidez con que se prestan los servicios logísticos.
Pocas empresas contestaron el número suficiente de indicadores requerido para calcular el costo total; se pedía datos de pago de salarios y compensaciones, fletes y gastos de transporte, alquiler de almacenes, contratación de seguros, de servicios profesionales, valor de la flota de camiones, entre otros.
Para 23 agroindustrias, el costo logístico en el que incurren representa 8,4% de sus ventas totales, según la encuesta. Ese dato es menor al que contestaban las empresas de Colombia (12,5%) y de Panamá (10,9%) en un sondeo realizado en 2008 con similar metodología y, por tanto, comparable. Sin embargo, ello no permite afirmar que la logística para la agroindustria sea más competitiva en Uruguay que en dichos países. Fuentes del Inalog explicaron a Búsqueda que se trata de la percepción de una reducida porción de firmas del sector.
En el caso de las prestadoras de servicios logísticos, el costo representa 72,4% de sus ventas. Esa “alta” proporción “sorprende” si se compara con el dato que en 2008 presentaba Colombia (49,9%) y Panamá (35,9%), agregaron.
Como indicador de “desempeño logístico”, la encuesta relevó el tiempo transcurrido entre el ingreso de un pedido y la entrega de la mercadería al cliente, según el destino. Las agroindustrias contestaron que se tarda 62 horas o 2,6 días para un cliente en territorio nacional; un pedido internacional entregado por carretera demora 6,3 días y por vía marítima 22,1.
También informaron la “velocidad” del ciclo de una orden de compra a un proveedor de insumos local o de fuera de fronteras. En lo nacional, el promedio de demora es de 9,7 días entre que la agroindustria ordena el producto o material hasta que lo recibe. Si la solicitud se realiza a un proveedor internacional, los tiempos se alargan a 19,6 (vía terrestre) y 47,8 días (marítima).
Como “aprendizaje”, al cierre de la presentación de la encuesta el Inalog destacó que “con sus virtudes y sus limitaciones” fue un mojón en el camino de la “obtención, difusión y uso de información para la planificación logística” a nivel país.