En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
Se encontraron en la primera fila de la barra del Senado. Él, de saco y corbata multicolor, y él, más informal con una remera y un jean. Primero se saludaron con un beso en la mejilla pero luego se sonrieron y se dieron un beso en la boca. De esta manera no ocultaron el afecto que se tienen y mostraron su felicidad porque horas después, en esa sala, legisladores de todos los partidos aprobaron el proyecto de ley que consagra el “matrimonio igualitario” que permite que personas del mismo sexo puedan unirse legalmente.
¡Registrate gratis o inicia sesión!
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
Para los legisladores del Frente Amplio, del Partido Nacional y del Partido Colorado que apoyaron el proyecto, se comienza a reparar la “discriminación” que han sufrido los homosexuales en la sociedad, algo que los llevó a tener que “ocultar” su situación.
El proyecto, de 29 artículos, volverá a Diputados para su aprobación debido a algunos cambios que introdujeron los senadores y antes de que culmine el mes será ley. De esta manera, Uruguay será el segundo país en América Latina en reconocer el matrimonio entre personas del mismo sexo. El primero fue Argentina en 2010. Hay otros diez países que han legislado en la materia: España, Holanda, Bélgica, Canadá, Sudáfrica, Noruega, Suecia, Portugal, Islandia y Dinamarca. Además, existe este derecho en seis estados de Estados Unidos, en la capital de México y en uno de los estados de ese país y en un estado de Brasil.
En el Senado votaron en contra de la iniciativa Sergio Abreu, Juan Chiruchi, Eber da Rosa, Francisco Gallinal, Carlos Moreira, Ana Lía Piñeyrúa (en sustitución de Luis Alberto Lacalle), Jorge Saravia por el Partido Nacional y Alfredo Solari por el Partido Colorado. Carlos Baráibar (Asamblea Uruguay) argumentó en contra pero dejó su lugar a un suplente para que votara a favor.
El artículo primero modifica el 83 del Código Civil definiendo el “matrimonio civil” como la “unión permanente, con arreglo a la ley, de dos personas de distinto o igual sexo”.
Luego, en varios artículos se modifican distintas disposiciones del Código Civil; se cambian las expresiones “marido” y “mujer” por “contrayente” y “cónyuge”.
En el artículo quinto se modifica el 148 del Código Civil respecto de las causas de separación. En el numeral primero se hace referencia al adulterio cometido por cualquiera de los cónyuges. En este caso se introduce una definición de adulterio: cuando se “hubieran mantenido relaciones sexuales fuera del matrimonio con personas del mismo o diferente sexo”.
En el numeral 11 del mismo artículo se indica que también se podrá dar una separación por el “cambio de identidad de género cuando este se produzca con posterioridad a la unión matrimonial, aun cuando este cambio retrotrajera a una identidad anterior”.
El artículo 10 del proyecto introduce otro de los cambios más importantes, según los legisladores. Es que se modifica el numeral tercero del artículo 187 del Código Civil que hasta ahora establece que el divorcio se puede pedir por sola voluntad de la mujer. La nueva redacción indica que será “por la voluntad de cualquiera de los cónyuges”.
También se modifica el artículo 27 del Código de la Niñez y Adolescencia en cuanto al orden de los apellidos que llevará el o los hijos de ese matrimonio.
El proyecto establece que en caso de un hijo “habido dentro del matrimonio heterosexual” llevará como primer apellido el de su padre y como segundo el de su madre. Pero a continuación admite un cambio a ese orden siempre que exista “acuerdo entre ellos”.
En tanto, en el caso del hijo “habido dentro del matrimonio homosexual”, llevará los apellidos de sus padres en el orden que ellos opten de forma expresa. “En caso de no existir acuerdo, el orden de los apellidos se determinará por sorteo al momento de la inscripción, realizado por el Oficial de Estado Civil”, se indica en la iniciativa.
También se modifica el Código Civil respecto de los impedimentos para casarse. Hasta ahora, uno de esos impedimentos es que el varón tenga menos de 14 años y la mujer 12. En este caso se pone la palabra “contrayentes” y se equipara la edad a los 16.
El proyecto también permite la adopción o la concepción por medio de la fecundación in vitro. Estos aspectos fueron cuestionados por toda la oposición con el argumento de que la norma no es clara y el anuncio de que se deberán promover nuevas normas legales para ajustar este tema.
Libertad.
Durante la discusión que se dio en el Senado el martes 2, los legisladores hicieron referencia a la “libertad” de las personas y a los “límites” que tiene el Estado para meterse en la vida privada de las personas.
Rafael Michelini (Frente Líber Seregni) dijo que se está ante una “modificación profunda” de cómo se ven las “relaciones humanas”. “Estamos hablando de la libertad de que nadie le imponga la moral a otro. ¿Hasta dónde el Estado se mete en la vida privada de la gente? ¿Puede el Estado decir ‘usted no se puede casar con tal persona’? ¿El Estado se va a meter en el dormitorio de las personas? Hay un tema profundo de libertades, de cómo el Estado desarrolla su regulación y de cómo los ciudadanos que vivimos en Uruguay tenemos el derecho y la libertad de labrar nuestro futuro como así lo entendamos”. “¿Queremos que Uruguay esté a la cabeza de las libertades o al final de la fila de los países que defienden las libertades?”, planteó.
Michelini afirmó que si una persona se “enamora” de otra, las “prohibiciones” para casarse tienen que ser “mínimas”: la edad o si uno tiene problemas mentales. El legislador oficialista sostuvo que con la aprobación de la medida la sociedad es “más justa” y “mejor” porque ya no tiene este tipo de “prohibiciones”.
El colorado Ope Pasquet también defendió el proyecto y apuntó a la defensa de la libertad. En un discurso que fue aplaudido por quienes estaban en la barra y respaldado por los legisladores frenteamplistas, Pasquet citó al filosofo Carlos Vaz Ferreira, quien consideró que cuando se está frente a una cuestión social que es “discutible” y las soluciones son la “opresión” o la “libertad”, siempre hay que tener “confianza en la última”.
“Lo que hasta hace poco era inimaginable se ha vuelto inevitable”, explicó Pasquet para señalar que se ha producido un “cambio de la actitud de la sociedad hacia los homosexuales”.
En esa línea, sostuvo que se “terminó” la “sumisión” de los homosexuales, que ya “no aceptan vivir en la clandestinidad”.
Pasquet rechazó los planteos de quienes se oponen al proyecto, consistentes en habilitar un “contrato” de unión entre personas del mismo sexo pero que no se llame matrimonio. Para el senador eso sería discriminar y crear una “categoría B” de matrimonio.
Opinó además que “no tiene fundamento” que se diga que de esta manera se estaría fomentando la homosexualidad. “La gente no elige ser homosexual, por eso son tan poco eficaces las prohibiciones”, remarcó.
Pasquet dijo que espera que con esta ley “aumente la tolerancia hacia los homosexuales, a los que se casen y a los que no se casen”, y que se termine con los “sufrimientos que genera la homofobia”.
Luego, Jorge Larrañaga (Alianza Nacional) también respaldó el proyecto con el argumento de que tiene en consideración la “libertad de los individuos” y le “pone límites al Estado en cuanto a establecer prohibiciones”.
“No estamos atacando al instituto de la familia: aquí hay un reconocimiento a los derechos”, subrayó el legislador.
Por otra parte, destacó conversaciones que tuvo con jóvenes para convencerse de que el proyecto es necesario. “Tenemos cargadas nuestras mochilas de prejuicios. Debo agradecer esa posibilidad de aprender de los demás, de mirar una sociedad que cambia, de mirar esta realidad que no es nueva, sino percibir lo que es justo. Como hombre liberal no puedo regular un acto privado, qué prefiere para su vida, con quién y de qué forma”.
Dos legisladores del Herrerismo también apoyaron el proyecto. Para Gustavo Penadés se está ante un “cambio cualitativo muy importante: por primera vez se habla en el Senado sobre la homosexualidad como algo natural”.
“A algunos les sorprendió que legisladores del Partido Nacional y el Partido Colorado acompañen este proyecto —apuntó—. Eso es a causa de que algunos se han comido el discurso de que de un lado están los buenos y del otro están los malos”.
Destacó que el proyecto aprobado es una “medida de cuño liberal” y destacó que la izquierda apoye esa línea.
“Aquí no termina nada, empieza todo. Aquí empieza la necesidad de promover la educación en valores, la educación sexual”, consideró.
Su colega nacionalista Luis Alberto Heber, en tanto, indicó: hay que “frenar al Estado en tratar de meterse en nuestras vidas privadas. La única manera de rescatar la falta de amor es con amor. Nadie me podrá decir que una pareja homosexual no puede entregar amor a alguien que está desamparado”, dijo.
Sostuvo que este es un “avance” aunque reconoció que todavía se está “en deuda” con el “colectivo” de homosexuales.
“Excluyente”.
Fue también un herrerista quien argumentó en contra del proyecto. Luis Alberto Lacalle comenzó defendiendo la “libertad”. “Esta libertad —comenzó— ha estado enmarcada en distintos tiempos culturales, en distintos hábitos. Es esencial que señalemos que el Estado no ingresa ni puede ingresar en la vida privada de las personas. Nosotros defendemos la soberanía de la voluntad de cada ser humano para que en su vida privada haga lo que tenga ganas, el Estado no entra en los dormitorios”.
Pero a la vez rechazó que se le denomine matrimonio a la unión de dos personas del mismo sexo. “Matrimonio es el relacionamiento entre hombre y mujer”, comentó y planteó que se “haga un traje a medida” para esa nueva situación.
“Estamos tergiversando, devaluando la palabra matrimonio. Son circunstancias distintas”, añadió.
Francisco Gallinal, a su vez, también planteó crear una figura distinta a la de “matrimonio” para parejas homosexuales. “Jurídicamente hay que distinguir lo que es diferente. No comparto el concepto de matrimonio igualitario. En todo el proyecto de ley no hay una vez en que se diga matrimonio igualitario. Es un titulo que alguien le puso y allí quedó. ¿Cuál es el límite para llamar igualitario? ¿Qué pasa si mañana viene un grupo y pide que exista el matrimonio de más de dos personas? Esto no termina acá, no es tan igualitario, solo para dos, más no. El nuevo matrimonio no es igualitario, no es inclusivo, es excluyente”, cuestionó.