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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáLas cifras de suicidios en Uruguay son alarmantes, un tema del que poco se habla, quizás por miedo o ignorancia. Las personas tratan de empatizar en las redes sociales con el tema de la depresión, principal motivo que lleva al suicidio, sumándose a cadenas que ofrecen ser oídos para los que necesiten hablar antes de pegarse un tiro. La depresión como enfermedad por la falta de trabajo, por costos altos de vida, por violencia en cada rincón y por la poca empatía de aquellos que se alejan de quienes necesitan ayuda son causas para buscar el camino que olvida. Mientras los minutos pasan en el mundo político que se organiza a su antojo, beneficiando a su entorno, muchos cuentan monedas para abastecer la heladera. Mientras nacen pensiones convenientes de muy altos importes sin historias laborales, muchos ancianos no tienen voz para reclamar por una mensualidad más justa, acorde a sus necesidades. Así es todo en Uruguay, y la lista de suicidas sigue aumentando: dos personas desisten de vivir por día ante la multitud que prefiere ignorar “malas ondas”. La idea de morir comienza cuando no se vislumbra un futuro diferente al caos presente, cuando las fuerzas se agotan y no hay quien abrace, ya que de nada sirven las cadenas con palabras vacías ni las promesas políticas. Porque la vida a muchos los volvió ignorantes y egoístas, escondiéndose detrás de ilógicas creencias. Una epidemia mundial que gana atención simplemente porque no pueden desviarla con la indiferencia, mientras otra epidemia le gana en números, la de aquellos que se pierden en el miedo. Y la vida sigue en modo de aparentar ser humanos. De nada sirven las cadenas, de nada sirve negarse cómplices de aquellas muertes provocadas. La falta de humanidad lo declara, somos todos culpables.
Gabriella Laudisio
CI 1.818491-7