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En el cierre de su primera gira por el interior del país como precandidato del Frente Amplio, Tabaré Vázquez comunicó a los periodistas que no está dispuesto a participar en debates con otros candidatos a lo largo de la campaña electoral. El anuncio del “favorito” según todas las encuestas de opinión pública desató no solo la reacción de la oposición, sino también de algunos de los dirigentes del Frente Amplio de primera línea. Entre ellos su contrincante, la senadora Constanza Moreira, y el vicepresidente Danilo Astori.
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“No, no voy a debatir. No debe haber en Uruguay —creo, que con la excepción de Jorge Batlle— otro actor político que haya tenido más debates que yo”, dijo Vázquez el viernes 6 en Melo a la salida de la reunión con la mesa política del Frente Amplio de esa ciudad. El ex jefe de Estado recordó que cuando logró ganar la elección para la Intendencia de Montevideo en 1989 debatió con Carlos Cat, con Samuel Lichtensztejn y Lucio Cáceres. A su vez recordó los debates presidenciales con el colorado Julio María Sanguinetti, los nacionalistas Juan Andrés Ramírez y Alberto Volonté, y algunos casos donde debatió por temas puntuales.
“Ahora a esta altura de la vida, después de haber sido presidente de la República, intendente de Montevideo… Yo no estoy para los shows mediáticos. Voy a hablar con la gente, exponer el programa, participar en estas rondas de prensa como corresponde, e ir a algunos programas de televisión o radio o entrevistas de diarios”, explicó el precandidato frenteamplista. Luego remarcó: “Así que quede dicho, ya desde ahora, que no voy a dar debates públicos. Así que cuando dentro de algunos meses me vuelvan a preguntar ya conocen mi posición”.
Su anuncio generó criticas en la oposición. El precandidato blanco Jorge Larrañaga criticó al líder de la coalición de izquierda. “Tabaré no debate, cree que su proyecto es el único, que todo lo que hizo está bien. Trata de mandadero a un periodista. Más soberbia es difícil!”, escribió en su cuenta de la red social Twitter el sábado 7.
Sin embargo la posición de Vázquez no fue unánime dentro del Frente Amplio. La senadora Moreira dijo el lunes 9 en una entrevista con Radio Carve que ella sí está dispuesta a participar de un debate “con quien sea”. La precandidata discrepó con Vázquez sobre que los debates sean un “show mediático” y señaló que la política en general “también es un show”. “Hay mucha gente que solo se informa a través de la televisión”, explicó y opinó que esas instancias de discusión política son “buenas”. “Los debates son educativos, son un instrumento de la democracia”, dijo.
Incluso en las últimas horas, el vicepresidente Astori también se desmarcó de la posición de Vázquez. Ayer en un evento de la Asociación de Marketing del Uruguay (ADM) dijo que está dispuesto a debatir, porque ya lo ha hecho muchas veces. “Me encanta debatir”, remarcó y aclaró que los debates deben ser “en serio”, sobre “bases de fundamentos, sin faltarle el respeto a nadie”. Astori opinó que al país le han faltado debates “serios” incluso en el Parlamento, donde preside la Cámara de Senadores y el Frente Amplio tiene la mayoría absoluta.
“El Parlamento no puede ser ejemplo de debate, lamentablemente el Parlamento ha sido ámbito preferido para desarrollar debates carentes totalmente de calidad, y eso a la institución le hace muy mal. Entonces yo estoy dispuesto a debatir, sin duda, donde sea y en condiciones de seriedad, de rigurosidad y de respeto. El respeto no es un ingrediente menor en un debate, respetar al otro es abrir un ámbito de confianza que hace que el otro se sienta estimulado a exponer lo más profundo de su pensamiento”, explicó.
Sin cultura.
El politólogo Daniel Chasquetti, quien es profesor e investigador del Instituto de Ciencia Política, opinó que en Uruguay no se ha logrado instalar una cultura del debate, tanto en la sociedad civil como en el sistema político. Explicó que si bien los debates presidenciales nacieron en Estados Unidos asociados al surgimiento de la televisión como la idea de un show, “rápidamente se instalaron en la sociedad” como algo cotidiano y una herramienta de información.
En algunos países el debate es reglamentado como en Chile y en otros, como Uruguay, se define por acuerdo.
“En Chile es obligatorio. El argumento se basa en que es una forma de equiparar oportunidades de los competidores. La idea es mostrarle toda la oferta en un mismo programa, en una misma hora a los ciudadanos. De la misma manera que para votar, en una misma hoja se ponen todos los candidatos. Tiene una filosofía de generar equidad en la competencia”, comentó Chasquetti a Búsqueda.
Este año el diputado colorado Fernando Amado (Vamos Uruguay) presentó un proyecto de ley para que los debates pasen a ser obligatorios en todas las instancias electorales. Sin embargo tras negociaciones con todos los partidos políticos con representación parlamentaria la iniciativa no logró el apoyo del Frente Amplio.
Chasquetti opinó que en Uruguay “no hay debate (entre los presidenciales) porque no existen los debates en la comunidad, ni los sindicatos, ni las organizaciones de estudiantes, ni los empresarios. Nadie da debates. No hay una cultura del debate”, sostuvo. En ese sentido preguntó si “es justo pedirle a los políticos que hagan algo que no hace la sociedad”.
Por otro lado remarcó que el país no tiene problemas de equidad entre los partidos políticos ya que los medios de comunicación tienen una “clara tendencia a darle oportunidades a todos los partidos”. La razón para que no se den se basa en las reglas de la competencia, opinó. “Todos perciben que el debate puede generar costos. Los que van perdiendo piden el debate, los que van ganando prefieren no asumir costos. A Constanza le sirve debatir porque es una oportunidad para mostrarse, y a Vázquez no, porque va primero y no quiere tomar riesgos innecesarios”, evaluó. El politólogo dijo que esa situación se revertirá cuando la población juzgue con la quita de apoyo. Que el no debatir sea visto como negativo y produzca la pérdida de votos de forma significativa, señaló.