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Los mercados internacionales —de divisas, acciones, bonos soberanos y metales— se agitaron en los últimos días a causa de la escalada en el conflicto comercial entre China y Estados Unidos (EE.UU.): ya no solo están usando aranceles como armamento, sino que entraron en juego medidas cambiarias.
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El incremento de la tensión repercutió, en especial el lunes 5, en una caída de los precios de las acciones en varias de las mayores bolsas de valores del mundo. Algunos medios de comunicación volvieron a utilizar colores para adjetivar el momento: “negro”. El índice Dow Jones de Nueva York, que había rondado los 27.400 puntos sobre fines de julio, se desplomó hasta poco más de 26.000 al inicio de esta semana. Los que vendieron acciones fueron inversores temerosos de que las empresas sientan el impacto del conflicto comercial; esos títulos pagan una rentabilidad a sus tenedores en función de las ganancias que logren las compañías.
Las caídas de precios fueron más leves en los últimos días e incluso hubo recuperaciones en algunas bolsas europeas y asiáticas. Pero el clima de nerviosismo persiste.
Todo se enredó tras el anuncio del presidente de EE.UU., Donald Trump, de su decisión de elevar los aranceles de importación a más productos de origen chino cuando ingresen al mercado estadounidense. Enseguida reaccionó el gobierno de Xi Jinping habilitando una devaluación del yuan, que bajó a mínimos frente al dólar en una década y luego se estabilizó. Para Trump, se trató de una manipulación cambiaria.
En medio de esa disputa con la potencia asiática, el presidente de EE.UU. incrementó sus presiones sobre el banco central federado del país (Fed, por su sigla en inglés): “Nuestro problema no es China, es la Reserva Federal”, escribió ayer miércoles 7 en su cuenta de Twitter. Desde hace ya algún tiempo Trump viene reclamando una baja fuerte de las tasas de interés de referencia; hace pocos días, la Fed dispuso una recorte de un cuarto de punto porcentual (a entre 2% y 2,25%). Según el mandatario, el dólar se encuentra “bajo asedio” chino.
Previo a estos tuits, el martes 6 cuatro expresidentes de la Fed divulgaron una declaración conjunta en la que defendieron la independencia del organismo. Esto fue interpretado por algunos analistas como un mensaje a su actual titular, Jerome Powell, para que resista ante las presiones de Trump.
Entre analistas y operadores financieros internacionales y del mercado uruguayo se da como un hecho que la Fed volverá a bajar en un cuarto de punto porcentual las tasas en setiembre; son pocos los que esperan una decisión de expansión monetaria más agresiva. Ayer, otros bancos centrales del mundo —India, Nueva Zelanda y Tailandia— redujeron sus tasas de interés de referencia.
Operadores bursátiles consultados por Búsqueda definieron como “mixto” el efecto de las tensiones de estos últimos días en el mercado local. Por un lado, los bonos estadounidenses (Treasuries) subieron de cotización, y los Bonos Globales uruguayos nominados en dólares acompañaron esa tendencia, si bien después una actitud de “aversión al riesgo” llevó a algunos inversores a vender esos papeles para posicionarse en activos más seguros.
Además, el contexto político en la región —con elecciones presidenciales en octubre en Argentina y Uruguay— lleva a los inversores a ser cautos. “Si le va mal (al presidente argentino, Mauricio Macri), el tipo de cambio podría devaluarse y nosotros acompañaríamos” con una depreciación del peso frente al dólar, especuló un agente.
Además de la incertidumbre política, a los inversores les preocupa la situación fiscal de Uruguay y están expectantes de las medidas que pudiera tomar el futuro gobierno. Si, como dicen algunos candidatos, no se aumentarán los impuestos ni las tarifas públicas, “¿entonces cómo van a resolver el déficit fiscal?”, se preguntó un operador bursátil. Frente a estas dudas, “a igualdad de condiciones (los inversores), van a preferir entrar en otros mercados”.
Para la calificadora de riesgo Moody‘s, hay consenso en la clase política uruguaya en cuanto a que es necesario atacar el problema fiscal y espera que así lo haga la administración que se instalará en marzo de 2020. A base de esa expectativa, y la de una cierta aceleración de la actividad económica por impulso de las obras en torno a la futura planta de UPM en Durazno, la agencia ratificó el martes la nota “Baa2” —con perspectiva “estable”— para la deuda pública. Varios jerarcas del gobierno celebraron la decisión como una expresión de “confianza” en el país.
Mientras, los Bonos Globales en pesos, sobre todo aquellos ajustables por la inflación (en unidades indexadas), tuvieron una leve baja en sus precios en los últimos días. Eso estuvo asociado a la depreciación de la moneda nacional frente al dólar, analizó una fuente del mercado. Aclaró, sin embargo, que hubo poco volumen de operativa con esos papeles.