Se presentaron el martes 22 en el Teatro Solís, gracias al CCM (Centro Cultural de Música), las pianistas Katia y Marielle Labêque, hermanas francesas con larga y exitosa carrera internacional. Interpretaron música a dos pianos con y sin orquesta.
Se presentaron el martes 22 en el Teatro Solís, gracias al CCM (Centro Cultural de Música), las pianistas Katia y Marielle Labêque, hermanas francesas con larga y exitosa carrera internacional. Interpretaron música a dos pianos con y sin orquesta.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáAcometieron un programa original y diferente —Maurice Ravel, Philip Glass y Leonard Bernstein— y las armonías que inundaron la sala fueron un bienvenido temblor de tierra para esos oyentes y esas paredes impregnadas de barrocos, clásicos y románticos.
Mi madre la oca de Ravel (1875-1937) es una obra inspirada en cuentos infantiles y compuesta en 1910 en un lenguaje musical simple, mezcla de neoclásico e impresionista y por momentos algo distante como tantos otros opus de su autor. Es raro escucharla como aquí en su versión original para piano a cuatro manos. Las hermanas la hicieron con un derroche de elegancia y delicadeza que a ratos parecía que avanzaban por la partitura en puntas de pie.
Luego de ese comienzo sugerente y exquisito los Cuatro movimientos para dos pianos de Philip Glass (1937) fue otro bienvenido sacudón. Alumno de Darius Milhaud y de Nadia Boulanger, ha escrito obra de varios géneros pero su fuerte son las bandas sonoras; en 2002 su música para la película Las horas ganó el Bafta y el Oscar. Los Cuatro movimientos impresionaron como una obra compleja, lograda y muy rica en matices, magníficamente interpretada por las francesas. El problema con Glass es que su estructura minimalista y repetitiva se hace por momentos monótona y eso produce la sensación de que, si uno escuchó una obra suya, es como si hubiera escuchado todas.
Compositor, director de orquesta, pianista, divulgador incansable, Leonard Bernstein (1918-1990) es sin discusión una de las personalidades musicales más importantes del siglo XX. Compuso y dirigió todos los géneros posibles y entre ellos el musical de Broadway donde estrenó en 1957 West Side Story, que en 1961 lo llevaron al cine Robert Wise y el coreógrafo Jerome Robbins. El arreglo para dos pianos de Irwin Kostal es muy logrado y un verdadero tour de force de 45 minutos para las pianistas que lo transitaron con brillo y la complicidad de dos hábiles percusionistas. De todas maneras, el impacto estético en su versión sinfónica y con la coreografía de Robbins es intransferible.