Ampliaciones de sus locales, compras de mercadería e insumos, de equipos, vehículos, consultorías y todo tipo de inversiones que realizan las empresas uruguayas se financian generalmente con dinero prestado por los bancos. El crédito también se utiliza para gastos de funcionamiento y el pago de deudas pasadas.
Eso es lo que han hecho en forma creciente todos los sectores productivos en los últimos años, a medida que crecía su actividad y también las inversiones (aunque en el inicio de 2013 se observó una moderación en la formación de capital fijo). A junio pasado tenían contratados créditos por unos U$S 7.961 millones.
El agro y la industria son los que exhiben niveles más altos de endeudamiento con respecto a su propia producción, seguidos por el comercio y los restaurantes y hoteles. Algo más baja es esa relación en las actividades de transporte, almacenamiento y comunicaciones, según cálculos de Búsqueda.
La comparación del stock de préstamos con el valor agregado que produce cada sector da una dimensión más acabada del peso del endeudamiento (el mismo concepto se aplica para medir la deuda del sector público). Ese ratio varía desde menos de 5% a más de 40% —ya que los distintos rubros utilizan esquemas de financiamiento diferentes para sus negocios— y son los más altos al menos desde 2006 en algunos casos.
Los datos del BCU muestran que mientras el Producto Bruto Interno del país se expandió poco más de 11% medido en dólares en los 12 meses terminados en junio, los créditos otorgados por los bancos a las empresas lo hicieron 21%. Ese stock viene aumentando todos los años desde la salida de la crisis de 2002, pero a partir de 2010 hubo una aceleración.
Así, el endeudamiento total de los sectores productivos con esas entidades financieras pasó de 13,7% a mediados de 2012 a 14,8% un año después. Este es uno de los ratios más altos de los años recientes y muy similar al del cierre de 2007.
Sectores.
No todos los sectores recurren a las mismas fuentes para conseguir fondos; mientras en el agro el financiamiento es principalmente por parte de los bancos, en el comercio y los servicios predomina el crédito por parte de los proveedores. En la industria depende mucho de la rama fabril.
Al cierre de junio el sector que engloba la agricultura, ganadería y la producción forestal tenía una deuda con los bancos equivalente a 42,5% de su valor agregado bruto (el PBI de la actividad). Un año atrás era 36,5% y previo a 2008 se encontraba entre 25% y 30%.
De todas formas, lo que debía el “agro” a los bancos a inicios de la década pasada era más de 100% de su producción, según un estudio de Martín Buxedas publicado años atrás por el Ministerio de Ganadería.
La industria también incrementó su ratio de deuda (de 34% a mediados de 2012 a 37% en junio pasado). Ese sector había reducido su endeudamiento bancario a mediados de la década pasada hasta cerca de 30%, pero luego repuntó.
De acuerdo con cifras de la Cámara de Industrias (CIU), desde mediados de la década de 1990 la deuda de ese sector tuvo una escalada hasta cerca del 65% de su producto para reducirse luego de la crisis de 2002. El 96% del financiamiento de las fábricas proviene de los bancos, según esa gremial.
En el caso de la construcción, la deuda era cerca de 7,5% a junio, algo mayor al valor de un año atrás y también al comparar con mediados de la década de 2000.
El sector “comercio, reparaciones, restaurantes y hoteles” tuvo en los años recientes un aumento en el nivel de endeudamiento y al inicio de 2013: representa algo más de una cuarta parte de su producción.
El “transporte, almacenamiento y las comunicaciones” también tuvo un aumento pronunciado en su deuda y llegó a 15,5% (el doble que en 2006).
El PBI de las “otras actividades” —que comprende los servicios a empresas, la actividad financiera, los alquileres, servicios de educación y salud, el sector público, entre otras— también creció mucho en los años recientes. Su ratio de deuda aumentó levemente (a 4,8%) en el último año, y es junto con la industria el único que tiene pasivos con bancos menores a 2006 y 2007.
Las tasas de interés a los que las firmas toman préstamos rondaban en los últimos meses el 5% anual en dólares, y entre 12% y 14% en moneda nacional.
En fecha.
A pesar de que solicitaron más dinero, en todos los sectores la morosidad —calculada como los créditos vencidos impagos en relación con los préstamos totales— fue muy baja y en los pocos casos en que se produjeron aumentos, estos fueron leves.
La industria disminuyó sus créditos en mora, pero al cierre de junio era de todas formas el sector con más préstamos sin pagar (1,5% en relación del monto total). Según la CIU, las ramas textil y de vestimenta, químicos y plásticos y alimentos, bebidas y tabaco, eran las que tenían niveles de incumplimiento más elevados.
En el agro y la forestación la morosidad era algo menor a 1%, al igual que en las “otras actividades”; en ambos casos se constató un incremento respecto a las cifras de un año atrás.
En el resto de los rubros los créditos impagos representaban 0,5% del total a mediados de este año.
Bancos
El viernes 13, el BCU divulgó los datos más recientes sobre la actividad bancaria, que corresponden a agosto. Las mediciones en dólares se ven muy distorsionadas por el salto que tuvo el tipo de cambio ese mes —de $ 21,5 a $ 22,6— provocando una reducción de U$S 258 millones en los depósitos, de U$S 174 millones en los créditos y de U$S 139 millones en el patrimonio.
El saldo de depósitos era de U$S 27.289 millones y los créditos alcanzaron U$S 13.340 millones.
Asimismo, las entidades bancarias ganaron en conjunto U$S 82 millones (en este caso el cálculo se hace con un dólar promedio desde enero, lo que atenúa el efecto del aumento del tipo de cambio). Solamente Nuevo Comercial y Citibank dieron pérdidas.
En los ocho primeros meses los bancos tuvieron utilidades por U$S 462 millones.