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Cuando en julio de este año Philip Morris perdió el litigio internacional contra Uruguay, la tabacalera salió a los medios con un escueto comunicado. Allí le ponía fin al asunto de la demanda iniciada en febrero de 2010 por presuntos perjuicios sufridos por las políticas antitabaco del primer gobierno de Tabaré Vázquez, y enviaba un mensaje conciliador en el último párrafo del texto. La tabacalera más importante a nivel mundial expresaba el “deseo” de reunirse con “representantes del gobierno uruguayo” para “explorar marcos regulatorios que permitirían a los miles de fumadores adultos del país tener información y acceso a productos alternativos de riesgo reducido”.
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Philip Morris comenzó a dar señales concretas de esa iniciativa. El miércoles 30 de noviembre lanzó en el Reino Unido un producto denominado IQOS. Se trata de un dispositivo electrónico que calienta barras de tabaco a temperaturas por debajo de los niveles de combustión. “Al calentar pero no quemar el tabaco, IQOS no genera humo ni ceniza pero si un vapor que contiene nicotina, que no afecta negativamente la calidad del aire en interiores y produce menos olor que el humo de cigarrillo”, explica la tabacalera en un comunicado. La empresa informó que este producto es el primero de un rango de alternativas de riesgo potencialmente reducido a los cigarrillos en el que se está trabajando. La investigación de Philip Morris “demuestra que IQOS produce en promedio menos del 10% de los niveles de componentes nocivos encontrados en el humo del cigarrillo, mientras que sigue proporcionándoles a los consumidores un sabor real a tabaco”. En el comunicado se enfatiza que en cuatro estudios clínicos impulsados por la empresa “se demostró que en los fumadores que se cambiaron completamente a IQOS durante el estudio, la exposición a los agentes tóxicos estudiados se redujo a un nivel cercano al de los fumadores que dejaron de fumar en los mismos estudios”.
Durante el lanzamiento en Reino Unido habló el director ejecutivo de la empresa, Andre Calantzopoulos, y confió en que habrá una migración de los fumadores hacia este tipo de productos menos nocivos que los cigarrillos que se comercializan hoy. “Creo que llegará un momento en que tendremos la suficiente aceptación de estos productos alternativos (…) para empezar a plantearse, junto a los gobiernos, una eliminación gradual de los cigarros convencionales”, dijo entrevistado por la radio BBC. “Espero que ese momento llegue pronto”, agregó. El gerente general de Philip Morris para Reino Unido e Irlanda, Martin Inkster, fue por la misma línea. “El lanzamiento de IQOS constituye un hito importante hacia el logro de nuestro objetivo, en el Reino Unido y a nivel global, de sustituir los cigarrillos por alternativas no combustibles en beneficio de los fumadores adultos, nuestra compañía y la sociedad en general”.
En Uruguay no hay aún una fecha prevista para la llegada del producto.
La tabacalera demandó a Uruguay en febrero de 2010 bajo el alegato de que Uruguay violaba puntos del Tratado Bilateral de Inversión con Suiza. El centro del litigio fue la regulación de la presentación de los paquetes de cigarrillos, que por norma prohibió la presentación de las variantes “Light” o “Ultralight”. Como consecuencia, la tabacalera tuvo que retirar del mercado local siete de los 12 tipos de cigarros que tenía a la venta. El fallo del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciadi) le dio la razón a Uruguay y obligó a Philip Morris a pagar U$S 7 millones por concepto de honorarios y costos de abogados.
El peso del contrabando.
Y mientras el Ministerio de Salud Pública (MSP) se apresta a lanzar nuevas medidas antitabaco como el empaquetado plano —con un color uniforme para todas las marcas— hay un frente de batalla que sigue abierto: la participación de los cigarrillos ilegales en el mercado, muchos de los cuales escapan a los controles sanitarios mínimos exigidos en Uruguay. Según un estudio de la empresa Cifra —al que tuvo acceso Búsqueda—, el 29% de los fumadores uruguayos consumen cigarrillos de contrabando y 36% de los comercios establecidos ofrecen este tipo de productos.
De acuerdo al informe, en Montevideo algo más de uno de cada cinco fumadores consume cigarros ilegales y en el interior del país lo hace un tercio. En la frontera con Brasil casi todo el consumo —un 82%— es de ilegales. Este consumo aumenta con la edad, y es máximo entre los fumadores de 60 años, entre los cuales 40% fuma cigarros de contrabando, concluye el informe de Cifra. Otra conclusión de la encuesta es que los fumadores de ilegales fuman 40% más de cigarrillos en promedio que los fumadores de marcas legales. La principal fuente de ilegalidad es la presencia de marcas no autorizadas para el consumo en el país. La marca paraguaya 51 tiene una participación del 16% del mercado entre los fumadores.
