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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáUber y la libertad. Era de esperar. Dado el ADN —para utilizar la molécula que está de moda— estatista y monopolizador de nuestro país, la aparición de Uber crearía fuertes resistencias no sólo de los gremios sino de las propias autoridades departamentales y nacionales. Está muy bien que el Sr. Dourado defienda sus intereses, pero las autoridades, algunas de las cuales con los ojos en la nuca sigan viviendo todavía en la década de los ‘60, no deben defender al Sr. Dourado o al gremio de los taximetristas sino a la población en general que requiere mejores servicios y mejores precios.
Está en la tapa del libro que toda regulación excesiva así como toda prohibición, sea de moneda o de bienes y servicios, conduce inexorablemente a un mercado negro. Véase lo que está sucediendo con el dólar en Argentina y con los bienes y servicios en Venezuela.
En La Habana, hace algunos años, el edificio más alto de la ciudad era la embajada de la Unión Soviética. Cerca de dicho edificio había un supermercado al mejor nivel del primer mundo al cual por supuesto no podían entrar los cubanos ya que solamente se podían utilizar dólares que estaban prohibidos para ellos. Sólo les estaba permitido consumir lo que estaba estipulado en la famosa libreta de racionamiento con precios muy bajos pero con cantidades y variedades muy reducidas.
¿Qué hacían los “amigos” funcionarios soviéticos de la embajada? Llenaban sus carritos del supermercado con todo lo que escaseaba en la ciudad y se lo vendían a los que podían pagar, al doble o al triple del precio.
Con los monopolios, sean públicos o privados, sucede exactamente lo mismo. ANCAP es “nuestra” y pagamos el precio de los combustibles más alto de la región. El precio de la energía, también de los más altos de la región, los fija “nuestra” empresa. Nos salvamos con la telefonía móvil que por suerte no se pudo monopolizar.
A la larga la libertad de los ciudadanos triunfa. Sucedió en la Unión Soviética, sucedió con el muro de Berlín y estoy seguro que más temprano que tarde va a suceder en Argentina, en Venezuela y en Cuba.
Además la tecnología avanza mucho más rápido que las trabas que pongan los burócratas. En la Unión Soviética y en Berlín se enteraban de lo que pasaba del otro lado por la radio y la televisión y aquí, sin ir más lejos, se evitan las tarifas de Antel hablando por Skipe o por Whatsapp.
En Inglaterra ya se está experimentando con autos eléctricos sin chofer. Desde un simple teléfono inteligente, usted va a poder contratar uno de esos vehículos que lo viene a buscar y lo lleva a donde usted le indique.
¿También lo van a prohibir?
Ing. Quím. Rodolfo Schaich
CI 555.942-6