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“No sé absolutamente nada. No sé por qué se eligió alegremente mi nombre para mezclarme en algo en lo que no tengo nada que ver. La reunión no existió”, dijo el diplomático argentino Roberto García Moritán cuando meses atrás medios uruguayos lo vincularon por primera vez con el episodio por el cual la Cancillería de Uruguay comenzó a estudiar un eventual “intento de soborno”.
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El embajador, quien fue vicecanciller de su país durante el gobierno de Néstor Kirchner, realizó esa declaración en el diario “La Nación”, al cual llamó para desmentir cualquier reunión en el Jockey Club de Buenos Aires con el diplomático uruguayo Francisco Bustillo y el empresario Sergio Cetera, representante de Riovía, la concesionaria del canal Martín García.
Semanas después, y ante la confirmación pública del encuentro realizada por el propio Bustillo, García Moritán lo reconoció. Al ser consultado por el mismo diario, el diplomático afirmó: “Que yo los presenté es cierto, pero que participé en una reunión, no. Reunión es haber conversado de un tema de sustancia y eso no pasó”, argumentó. A continuación aseguró que fue Bustillo quien “estaba interesado en conversar con Cetera”.
Tras la publicación del informe del Tribunal de Cuentas en el que Bustillo volvió a hacer mención a esa conversación —que a su juicio podría haber desembocado en un intento de coima por parte de Riovía— desde Argentina llegaron dos cuestionamientos directos a Bustillo. Por un lado, la Cancillería argentina apuntó a cuestionar su legajo, y por otro, esta semana García Moritán publicó una columna en el diario argentino “Clarín”, en la que aseguró que “la denuncia es falsa”.
“Vale aclarar que ese encuentro existió en el año 2010 y que Francisco Bustillo no se retira de manera abrupta sino que lo hizo junto con el representante de la empresa involucrada y caminando por la Avenida Alvear. De haber sido cierto el supuesto hecho (...) no resulta comprensible por qué Bustillo se siguió reuniendo con la empresa involucrada de manera constante”, escribió.
“¿Cómo se explican tantas lamentables y dolorosas contradicciones? Solo lo puedo entender sobre la base de suposiciones personales, por las condiciones en que Francisco Bustillo partió de Buenos Aires al dejar el cargo de embajador ante sus propias autoridades”, expresó. A continuación manifestó: “Espero que Bustillo y otras autoridades uruguayas que se han hecho eco de la cuestión respondan ante la Justicia, ya que el daño moral que me han efectuado supera lo imaginable”.
Enriquecimiento ilícito.
Según “Clarín”, García Moritán “es uno de los embajadores de carrera que sobreviven en la Cancillería, dominada por la creciente influencia política de La Cámpora”, el grupo kirchnerista que dirige el hijo de la presidenta argentina, Máximo Kirchner.
Mientras su nombre forma parte del diferendo que mantienen Argentina y Uruguay por la negociación relacionada con el dragado del canal Martín García, el diplomático argentino es “sostenido” en “silencio” por el canciller Héctor Timerman, informó “La Nación”. Esa Cancillería buscará “una salida elegante” para el ex vicecanciller, que en tres meses cumplirá 65 años y podrá retirarse por su propia voluntad del servicio exterior. García Moritán es presidente de la Conferencia de Naciones Unidas para el Desarme.
El embajador es —además— investigado por la causa iniciada en Argentina y relacionada con el canal Martín García por el juez Claudio Bonadio. Por otra parte, esta semana la Unidad Antilavado de ese país (Unidad de Información Financiera) pidió a la Justicia que la acepte como querellante en la causa por presunto enriquecimiento ilícito abierta en su contra, según informaron medios argentinos.