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    Un fin de semana desparejo pero interesante

    Entre Juan Carlos Baglietto y el legado de Eduardo Darnauchans

    A la espera de lo que en materia clásica será una tarde excepcional, cuando el próximo sábado 12 de mayo la Orquesta Sinfónica del Sodre interprete dos de las obras más hermosas de Chaikovski con el acompañamiento como solista del joven y espectacular violinista ruso Eugene Ugorski, y también a la espera de lo que con seguridad será otra temporada notable para el Centro Cultural de Música, celebramos que, como contrapartida, la música popular haya brindado en lo que va del año un panorama alentador y, en algunos casos, extraordinario, lo que se puede graficar con dos recitales que es baladí volver a reseñar: el que ofreció Lenine el pasado 26 de abril en el Auditorio Nacional del Sodre y el que ofreció Paul McCartney, aunque todavía no se pueda creer, el 15 de abril en el Estadio Centenario.

    Como no todo es oro, también han pasado y pasarán por el país artistas de dudoso paladar estético, como Ricardo Arjona y la talentosa vocalista argentina Valeria Lynch, pero eso también es positivo en la medida en que revitaliza un mercado que, con una oferta variada que abarca desde el tango de Adriana Varela hasta las zarzuelas de José Carreras, permite al público asistir a conciertos de calidad sin tener que volcar los frutos de su poder adquisitivo en nuestro país vecino, la Argentina. Justamente en este fin de semana, hubo dos espectáculos que fueron un éxito rotundo de público y que celebraron el legado de varios compositores claves para la música rioplatense.

    Por un lado, Eduardo Darnauchans y sus canciones fueron recordados con calidez por cuatro mujeres —Laura Canoura, Maia Castro, Ana Prada y Mónica Navarro— el sábado 5 en el Teatro Solís. Y, por otro lado, Juan Carlos Baglietto se presentó junto a Lito Vitale y su banda en el Teatro Plaza, el domingo 6.

    Empecemos por el principio. La música de Eduardo Darnauchans es seguida con devoción por un grupo que cree que el cantautor fue un “artista de culto”. En rigor, Darnauchans era un cantante afinado, emotivo y extremadamente sensible, un melodista agradable aunque poco original y reiterativo, y un letrista profundo, deprimente y, a veces, genial. Durante la hora y media que las mujeres le dedicaron, la audiencia del Solís deliró escuchando sus canciones. Canciones que, a juicio de este periodista, sonaron frescas pero desesperanzadoras y aburridas, salvo casos excepcionales como en el blues “Cápsulas” y en la balada “Final”.

    Lo que ocurre cuando tanta gente aplaude y uno bosteza es que lo que se debe creer es que quien está equivocado es uno. Seguramente sea así.

    Sea como sea, dos hechos deben ser consignados. El primero es que, en la edición pasada de Búsqueda, Ana Prada se quejó de que en Uruguay la gente subvalora la condición de las intérpretes que cantan temas ajenos. “En este país existe una hipervalorización del ‘ser autor’. Hay que ser autor como sea, aunque hagas unas canciones de mierda”, dijo. Y agregó: “En Brasil... se dan el lujo de que Gal Costa, Maria Bethânia, Simone y Maria Rita graben la misma canción que hizo Arnaldo Antunes. Y cada una la hace tan distinto que todas conviven”.

    Tiene razón Prada. El mundo está lleno de cantantes que no componen “sus” temas. Pero ni Darnauchans era Chico Buarque ni ella es Maria Bethânia. Y, por supuesto, Laura Canoura no es Gal Costa, Maia Castro no es Simone y Mónica Navarro no es Maria Rita. Porque aunque Navarro cante muy bien tango, aunque Prada tenga un dulce timbre de voz, aunque Castro sea una intérprete en constante evolución y aunque Canoura sea una profesional en todo el sentido de la palabra, ninguna posee el talento de ellas. Y tampoco el de otras brasileñas como Alcione, Ana Carolina, Nana Caymmi, Marisa Monte, Roberta Sá, Teresa Cristina, Ivete Sangalo, Adriana Calcanhotto, Zizi Possi, Maria Gadú, Ivone Lara, Beth Carvalho y Cláudia Leitte.

    El segundo hecho que debe consignarse es, en realidad, una grata comprobación. El director musical del espectáculo que estas exitosas cantantes encabezaron fue Andrés Bedó. Y, además de ser un arreglador que busca lo mejor para el conjunto y no para su lucimiento personal, Bedó es un pianista de primera línea, versátil y dotado de una gran calidad técnica.

    Muy elogiado por su capacidad natural pero, en cambio, más discutido como arreglador por los fuegos de artificio con que regularmente acude a recursos virtuosistas y efímeros, Lito Vitale es, sin dudas, un compositor y, sobre todo, un pianista de merecido prestigio dentro y fuera de Argentina. Él fue el socio y amigo de lujo del que se valió el domingo por la noche Juan Carlos Baglietto para el recital de casi dos horas que dio en el Cine Teatro Plaza junto al bajista Guido Domínguez y al baterista Julián Baglietto.

    Como Prada cuanto interpreta a Darnauchans, Baglietto intenta hacer propios temas ajenos. Y, a los 55 años de edad, vaya si lo consigue. Su voz es un instrumento agudo que cuenta con un registro y una potencia brutales, y escucharla en su plenitud es un placer. Primero, porque es pura música. Y segundo, porque pasa con la misma naturalidad por el rock and pop de Fito Páez y de Jorge Fandermole, por el tango de José Dames y de Aníbal Troilo y por el folclore del Cuchi Leguizamón y de Atahualpa Yupanqui.

    Ojalá sean muchos más los años en que podamos disfrutarla, puesto que no es habitual que Baglietto, un rosarino que además se desempeña con suceso como empresario, pise el territorio nacional.

    Apagadas las luces de su jerarquía, y lo digo literalmente, porque las luces del espectáculo parecían sacadas de un show de Broadway, creo que, aunque no sea el tema central de esta nota, no podemos ignorar las palabras que la excelente pianista Nybia Mariño Bellini, a los 93 años de edad, pronunció en una entrevista publicada en el diario “El País” el sábado 5.

    Allí habló de la importancia de la disciplina y de educar al público, pero también vertió dos conceptos ante los que solo cabe decir una palabra: “Gracias”.

    1) “Acá se escucha más murga que música, lamentablemente”

    2) “Si todos hiciéramos caso a las enseñanzas que Dios nos dio, el mundo sería una maravilla”.