Nicaragua ha vivido en estos días momentos memorables, de esos que se guardan en la memoria, para seguirlos disfrutando en el recuerdo de los tiempos que vendrán.
Nicaragua ha vivido en estos días momentos memorables, de esos que se guardan en la memoria, para seguirlos disfrutando en el recuerdo de los tiempos que vendrán.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáComo la prensa mundial (con honrosas excepciones, como el Granma de Cuba y el semanario La Voz de Diosdado, de Caracas) se empeña injustamente en retacear los detalles de tan fastos acontecimientos, procedo a relatarles algunos de esos momentos, para que ustedes puedan también disfrutarlos.
Todo ha girado en torno a la toma de posesión (por quinta vez) del cargo de presidente, por parte del comandante Daniel Ortega, tras un aplastante triunfo electoral en los comicios celebrados a fines del año pasado. Ortega estuvo acompañado por su señora esposa, doña Rosario Murillo, quien, en demostración del inseparable vínculo que los une, asumió en la misma oportunidad el cargo de vicepresidente de la nación.
Decenas de dignatarios extranjeros se hicieron presentes, para acompañar al matrimonio Ortega Murillo en las celebraciones populares que pautaron la ceremonia oficial.
Estaban presentes los delegados y enviados especiales de países amigos, con los que Nicaragua tiene especiales lazos de unión y cooperación. Señalo al pasar a algunos de esos países, a saber, Irán, Vietnam, Yemen, Siria, Corea del Norte, Rusia, China, Laos, Angola, Bielorrusia, Turquía, Palestina, República Árabe Saharaui Democrática, así como los hermanos Cuba y Venezuela. El compañero Nicolás Maduro excusó su inasistencia, porque se quedó en Caracas, planificando el secuestro y ulterior confinamiento en la cárcel de Ramo Verde del atrevido opositor Sergio Garrido, que tuvo la osadía de ganar por segunda vez la gobernación de Barinas, feudo de la familia Chávez, habiendo derrotado primero al hermano del comandante Hugo Chávez, y, tras la anulación de la votación porque eso no se podía tolerar, aniquilando en la nueva elección al excanciller y ex vicepresidente de Maduro, Jorge Arreaza, con el 55% de los votos, contra los 41% del candidato oficialista. Pero igual mandó a varios representantes de alto vuelo.
El nuevo (es un decir) gobierno quiso agasajar a los visitantes con una nutrida agenda de actos, paseos y visitas, que incluyeron, por ejemplo, una visita a la cárcel El Nuevo Chipote, en la que están detenidos (por acusaciones tan graves como traición a la patria, y lavado de activos) los siete candidatos opositores que hubieran competido con Daniel Ortega en las elecciones que tan justa y contundentemente ganó el comandante.
En el curso de la misma, los visitantes pudieron apreciar a la frustrada candidata Cristiana Chamorro mientras lavaba las letrinas del establecimiento hincada en el piso, con un trapo enjabonado y un grueso cepillo. Todos aplaudieron al apreciar la higiene de los baños a los que asisten los presos, gracias al noble trabajo de la delincuente presa.
Luego los llevaron al campo de trabajo de este establecimiento modelo, y pudieron apreciar cómo los otros candidatos presos, Félix Maradiaga, Miguel Mora y Juan Sebastián Chamorro tiraban de un arado, abriendo surcos para plantar semillas de maíz, que eran lanzadas a la tierra por Arturo Cruz, Noel Vidaurre y Medardo Mairena, todos ellos encadenados en los tobillos, sin duda para evitar que trastabillaran y se cayeran en la tierra recién removida. Los visitantes felicitaron al comandante Ortega, que les explicó que se usaba tracción humana para los arados en vez de un tractor, o de una yunta de bueyes, de modo de mantener a los delincuentes en buen estado físico, ya que las celdas en las que están confinados son muy estrechas, generándoles calambres y contracturas. Se escucharon aplausos y vivas a la Revolución sandinista, que provocaron que las lágrimas cayeran por las curtidas mejillas del primer mandatario.
Una vez en el palacio presidencial, Ortega agasajó a los visitantes con un opíparo almuerzo a base del plato típico nicaragüense, el gallo pinto, con abundante arroz y frijoles, regado por chicha de maíz y chía con tamarindo.
Los platos y el servicio de mesa estuvieron a cargo de Guillermo Osorno y Marcelo Montiel. ¿Son estos dos chefs famosos de Nicaragua? No. Se trata de dos de los candidatos opositores que sí fueron autorizados por el independiente y prestigioso Consejo Supremo Electoral, para competir con Ortega en las elecciones, con el compromiso de que no sacaran más del 5% de los votos. Como ellos dos (y otros tres patriotas más) cumplieron fielmente con el compromiso, el comandante Ortega los contrató como cocineros y personal de servicio del palacio presidencial, al que ha bautizado con el simbólico nombre de “La Casa de los Pueblos”, ya que fue edificada por el pueblo, para que él tuviera un digno lugar desde donde conducir a sus dichosos y entusiastas seguidores hacia el venturoso destino que les espera.
Lo que estuvimos revisando entre las listas de los asistentes, y, para nuestra sorpresa no encontramos, fue el nombre del delegado del PIT-CNT del Uruguay, don Marcelo Abdala, quien ya tenía antecedentes de haber ido a visitar presencialmente a don Nicolás Maduro en Caracas, para saludarlo en nombre de todo el pueblo uruguayo. Estamos seguros que, de no haber sido por las exigencias de su nuevo cargo como presidente del conglomerado sindical él habría estado allí. Cabe recordar que cuando Abdala fue a Caracas era solamente el secretario general, porque el nuevo presidente del Frente Amplio don Fernando Pereira todavía era el presidente del PIT-CNT –es decir, antes de la fusión-.
En fija que lo debe haber llamado por teléfono al ciudadano ilustre de Montevideo don Daniel Ortega, para saludarlo y felicitarlo por su nueva presidencia en reiteración real, en nombre del pueblo uruguayo, que él tan dignamente representa.
Si esta nota la hubiera escrito Fortunato en uno de sus sueños-verdad, en fija que el turquito aparecía en Managua con sus compañeros de utopía revolucionaria.