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    Uruguay tiene la oferta y la infraestructura para cambiar su modelo histórico y transformarse en un país “exportador” de energía

    Quizás Uruguay nunca tenga petróleo propio. Esa posibilidad, que sigue su lento proceso de exploración, se manejó tiempo atrás como una incipiente fuente de ingresos para el país, mediante la venta del preciado energético, pero hoy las perspectivas no son muy optimistas.

    Sin embargo, el país está más cerca de obtener divisas a través de la energía de lo que se podría pensar. Al menos así lo evalúa la directora nacional de Energía, Olga Otegui, al entender que hoy el país tiene una oferta energética y una infraestructura instalada que le permite “posicionarse como exportador” de energía a los países vecinos.

    Esta posibilidad, que de hecho ya ocurre con Argentina, tiene una perspectiva de “expansión” que está siendo analizada en los planes a mediano y largo plazo del gobierno.

    Otegui dijo que hay que “pensar en ser un país exportador”, porque Uruguay tiene la “oferta e infraestructura” necesaria para eso, y afirmó que la “demanda del exterior” tiene que ser contemplada en la planificación energética “a largo plazo”. “Ya no será que cuando nos sobra vendemos sino que se contempla una demanda constante”, añadió.

    La jerarca también se refirió a la relación entre el Estado y el sector privado (jugador clave del nuevo mapa energético) y la capacidad de la administración para gestionar esta variedad de fuentes de energía.

    Lo que sigue es un resumen de la entrevista que mantuvo con Búsqueda.

    ¿Cuáles son los desafíos energéticos que enfrenta Uruguay en los próximos años?

    —Venimos de una transformación importante de la matriz energética y en este período estaríamos finalizando ese cambio con la incorporación y conexión a la línea de los parques eólicos y las granjas fotovoltaicas. Eso nos da el fin de una etapa. Concretamos todo lo referente a la oferta de energía, lo que nos ha permitido no importar energía y una participación muy menor de los combustibles fósiles en la matriz. Además estuvimos trabajando en forma paralela, y en este periodo es cuando tendremos que poner un énfasis aún mayor, sobre la demanda. Eso implica optimizar el consumo. De esa manera se logra una complementación entre oferta y demanda. Buscaremos gestionar la demanda: tratar de conducirla para los momentos en que tenemos la mejor oferta para el sistema y para el usuario final. Es por ello que apuntamos a la eficiencia energética. En 2015 se aprobó el Plan de Eficiencia Energética y estamos impulsando su cumplimiento, con los certificados de eficiencia energética, que incentivan cada vez más a que los distintos sectores de consumo mejoren en este aspecto. Tenemos allí un debe importante en el sector público y en el residencial y es en lo que estamos trabajando muy fuertemente.

    En esa complementariedad de oferta y demanda es que hoy tenemos una oferta muy importante de energía, por lo que nos podemos posicionar como un país exportador. Tenemos la oferta y tenemos la infraestructura, y eso es hacia donde queremos trabajar. Construimos una infraestructura y una oferta que ahora nos permiten impulsar este paso. Hicimos una reconversión energética y ahora lo que tenemos es que optimizarla, con la demanda propia de Uruguay y con la demanda que podamos tener de Brasil y Argentina, con los que estamos interconectados.

    En esta nueva perspectiva de Uruguay como exportador energético, ¿se tiene en cuenta la posible llegada de proyectos que demanden altas cantidades de energía?

    —Hoy no tenemos identificado un proyecto de alta demanda de energía que pueda llegar al país. Lo que tenemos claro es que estamos prontos para recibir ese tipo de iniciativas. Siempre trabajamos con los componentes de industria y energía de la mano, por lo que hoy podemos decir que estamos en capacidad de recibir esos proyectos. Parte de la gestión de esa demanda es también traer demanda: lograr que algunas de estas industrias se instalen en Uruguay y que eso permita el desarrollo industrial por un lado pero también el uso óptimo de la energía que tenemos.

    —¿Cómo evalúa el contexto geopolítico actual y cuánto influye en esa posibilidad de vender? La interconexión con Brasil sigue sin usarse…

    —En enero de 2016 nos reunimos con Brasil y en ese momento su situación era completamente otra. Venían de una seca impresionante y necesitaban energía. Eso se dio vuelta totalmente porque vinieron todas las lluvias. Entonces más allá de las situaciones coyunturales y estructurales de gobierno, las situaciones climáticas impactan mucho y dependen de cómo estemos los países parados y la fortaleza de respuesta a estos cambios climáticos. Uruguay hoy tiene una fortaleza en su matriz que puede dar respuestas rápidas a esas situaciones climáticas y a eso es a lo que tenemos que apuntar.

    Hace 10 años estábamos cerca de los cortes programados y hoy sobra la energía. ¿Cómo se gestiona un cambio energético tan drástico?

    —El pensar en ser un país exportador, porque tenemos oferta e infraestructura, hace que en la planificación energética que haces a largo plazo esa demanda del exterior tiene que ser contemplada. Ya no será que cuando nos sobra vendemos sino que se contempla una demanda constante. En el momento en que se concreten estas situaciones se deberá contemplar estas demandas en la forma que sean: si es al firme o de manera interrumpible, que es lo que nos está sucediendo ahora, que le vendemos a Argentina pero de manera temporal. Estamos definiendo el plan de expansión de los próximos años, haciendo una prospectiva de varios escenarios posibles de demanda. Buscamos cómo tiene que ser la expansión en el sistema eléctrico, cuál sería la generación que debería incorporarse y en qué plazos para mantener un sistema exportador.

    En ese sentido, ¿cuáles son los principales energéticos que se visualizan para el mediano y largo plazo en Uruguay?

    —La idea es seguir apostando a las energías renovables no convencionales (eólica y solar fotovoltaica) para la generación de energía eléctrica. Estamos analizando la complementariedad eólica solar. Hoy uno no puede ver fuentes aisladas. Tenemos un mix de fuentes y se debe considerar todo el conjunto. Antes se miraba cuál es la fuente óptima y cuál podía complementarse con la hidráulica. Hoy tenemos varias fuentes y en ese mix hay que ver cuál es el óptimo, que tiene que ver con los perfiles de demanda y cómo se complementan. Ese es un poco el desafío y, más allá de las renovables, cuando uno se expande también tiene que tener el respaldo técnico, por lo que la idea es también crecer en esa área. Con ciclos combinados y que sean parte del mix correcto.

    Uno de los desafíos que se planteó ante el ingreso de nuevas fuentes energéticas fue si el Estado tendría la capacidad de gestionarla exitosamente...

    —Eso fue un desafío importantísimo. Cuando comenzamos en el 2006 a incorporar la eólica nos decían que era imposible gestionar esa cantidad, que no estábamos preparados. Y es probable que en ese momento no lo estuviéramos, pero en todo este tiempo se construyó la arquitectura, se formó gente, y eso hace que haya capacidad para gestionar esta energía y la que se incorpore. Cada vez hay más estudiantes en la Facultad de Ingeniería estudiando temas particulares de las energías renovables. Tenemos nuevas maestrías sobre el tema, creadas en parte por esta demanda de recursos que había. No teníamos cómo poner un aerogenerador, no teníamos grúas, no teníamos equipamiento. Todo eso hoy lo tenemos, además de las capacidades humanas para gestionar esa energía. Hoy tenemos otro gran desafío que tiene que ver con el mantenimiento de estos parques y generar capacidades de operación. Para ello estamos trabajando con la UTEC (Universidad Tecnológica) y el Inefop (Instituto Nacional de Empleo) para crear el Centro de Formación, Reparación y Mantenimiento de parques eólicos, que esperamos inaugurar este año. Con el objetivo de que personal uruguayo se forme y se capacite para hacer estas tareas en los parques. Esto parte del compromiso asumido de tener un porcentaje de componente nacional dentro de los trabajadores que haya en estos parques y para hacer eso de nuestro lado tiene que haber un proceso de formación.

    Este nuevo panorama también implicó un cambio en el relacionamiento con el sector privado, que tiene mayor participación en áreas que eran monopolio estatal. ¿Cómo ha sido ese proceso?

    —Esta inversión de miles de millones de dólares se ha hecho con el sector privado y se apostó a que así fuera. El porcentaje mayor lo hizo el sector privado, y para construirlo con ellos hay que hacerlo en equipo. En cada momento en que nosotros avanzábamos a una nueva instancia, que comenzó con un decreto del Poder Ejecutivo para la compra de energía, siempre se hacía consultando a ese sector. En la implementación cada vez que tuvieron algún problema tuvimos un diálogo. La participación es totalmente en equipo: somos socios en el Despacho Eléctrico, donde compartimos directorio y tenemos reuniones periódicas. Eso termina fomentando un diálogo constante. Fue un vínculo que no existía y tuvimos que construir, y en esa construcción aprendimos las dos partes.