La competitividad comercial de Uruguay registró una leve baja en setiembre respecto al mes anterior que, sumada a la de agosto, revirtió el aumento que había tenido en julio.
La competitividad comercial de Uruguay registró una leve baja en setiembre respecto al mes anterior que, sumada a la de agosto, revirtió el aumento que había tenido en julio.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEso es lo que puede interpretarse del Índice de Tipo de Cambio Real (ITCR) calculado por Búsqueda, que es aceptado como una medida de la capacidad de competencia en términos de precios. Otros factores inciden de manera más estructural en la competitividad.
Para estimar el ITCR se utiliza la misma metodología empleada por el Banco Central (BCU): a partir de los datos de distintos organismos oficiales, se compara la evolución de los precios medidos en dólares para Uruguay y una serie de países comercialmente relevantes. Una inflación más elevada y un tipo de cambio más débil encarecen a la economía local frente a la extranjera, y a la inversa.
En setiembre el ITCR bajó 0,3%. Fue debido al deterioro en la competitividad con los países más lejanos (—0,5%). Únicamente frente a España y México el indicador bilateral evolucionó a favor de Uruguay.
Con las economía vecinas, el índice mejoró 0,3% respecto a agosto, aunque más que nada por la suba de casi 2% con Argentina (frente a Brasil hubo una virtual estabilidad). La variable de la inflación volvió a predominar por sobre el tipo de cambio.
En los últimos días el precio del dólar en la plaza local tuvo un descenso; se alejó del entorno de $ 44 que había rozado en el circuito interbancario a mediados de octubre. Mientras, en Argentina el “blue” —la moneda estadounidense negociada en el mercado paralelo— alcanzó esta semana nuevos máximos y amplió su brecha respecto de la cotización oficial.
En Argentina, los precios al consumo (IPC) subieron 3,5% en setiembre y el alza fue de 53% en los últimos 12 meses; en Brasil las variaciones para esos mismos períodos fueron de 1,6% algo más de 10%. En Uruguay, en cambio, la inflación cedió levemente, con lo que la tasa anual se ubicó en 7,41%.
Al respecto, el presidente del BCU, Diego Labat, dijo en declaraciones a El Observador publicadas el lunes 25 que en el corto plazo habrá “presiones” sobre la inflación por la evolución de los “precios de la energía, de otros commodities”. Pero, para él, esto “no debiera ser una razón para desanclar” en el largo plazo las expectativas de un descenso.
“Nuestras proyecciones para cerrar el 2021 son un poquito más altas del 6,3% que teníamos hace unos meses. Estamos muy convencidos de que las presiones inflacionarias van a ceder. Nuestras proyecciones son que ya en el correr del 2022 se entrará bien en el rango meta nuevamente. Soy muy optimista en que las expectativas se van a ir anclando y vamos a dar las señales necesarias para eso”, agregó. Dijo que el gobierno definió una trayectoria descendente de la inflación “muy razonable y adecuada a la gradualidad uruguaya. Es decir, en ningún momento manejamos un shock sino una caída, que básicamente da 1% por año, para terminar en esos objetivos en 2024 (3,7%). Creo que a eso no hay nada que lo mueva. Ya fuimos muy gradualistas y en eso nos mantenemos”.
Desde agosto, ya con una recuperación de la actividad económica más sólida, la prioridad para el BCU y su política monetaria pasó a ser la contención de la inflación. Eso se tradujo en dos subas consecutivas en la tasa de referencia para el mercado, actualmente situada en 5,25% anual. Eso, en teoría, debería llevar a un encarecimiento del costo del crédito bancario y, con eso, a una moderación de la demanda agregada en la economía.
“A alguno le puede gustar ver que la tasa fuera un poco más baja, pero estamos teniendo tasas reales negativas. Acá cada uno tiene su rol y, en tiempos normales, el nuestro es la inflación. No queremos que esa salida de la fase expansiva genere ningún ruido, pero lo vamos a hacer paso a paso y haciendo todas las correcciones a la tasa que sean necesarias para alinear las expectativas”.
El BCU considerará el próximo 11 de noviembre una posible nueva suba de la tasa de política monetaria. Cuando eso ocurra, el Poder Ejecutivo ya habrá tomado una decisión respecto de las tarifas de los combustibles, desde que en agosto pasó a un esquema de ajustes mensuales alegando la intención de reflejar mejor las oscilaciones en la cotización internacional del petróleo (que se encareció durante octubre).
Tras la leve baja el mes pasado, el ITCR global se ubicó 1,8% por debajo del nivel de fin de 2020, aunque respecto a setiembre de ese año mejoró 2,3%.
Otro indicador relacionado con la actividad exportadora, pero con foco en su rentabilidad, es el de Excedente Bruto de Explotación Unitario de la Industria Exportadora elaborado por el BCU; relaciona los precios de venta al exterior y los costos unitarios. El último dato, que corresponde a julio, mostró un incremento acumulado en el año de 4,6%.