Sin otro particular, lo saluda atte,
Sr. Ministro Eduardo Bonomi
De mi mayor consideración. Me dirijo a Ud. con todo el respeto que me merece al ser una autoridad designada en el marco de un gobierno democrático.
Hoy me propuse escribirle esta carta abierta imaginando un escenario hipotético en el cual Ud. y yo estemos despojados de toda investidura, la suya como ministro, la mía como legisladora.
Estas reflexiones las quiero hacer desde la dimensión de lo humano y no solo desde el plano político, y lo hago así porque creo que la vida, ese sagrado inviolable, es un derecho humano superior. No quiero llevar mis palabras a la polémica política sino a la serena reflexión sobre un tema que no solo preocupa sino que angustia.
Entonces, acá seremos tan solo un hombre y una mujer preocupados los dos por lo mismo, pero tal vez con una mirada diferente.
Creo que la noticia de “Asesinato de mujeres, Uruguay con tasa más alta de Sudamérica”, a Ud. como ministro al frente de dicha cartera, eso lo tiene que tocar profundamente y a mí como mujer me lastima y mucho.
Sabiendo desde ya que pertenecemos a diferentes partidos políticos, no tengo dudas que tanto Ud. como yo quisiéramos que esto no les sucediera a nuestras mujeres uruguayas pero lamentablemente es un dato de la realidad que no podemos soslayar.
Sabemos que desde el año 2004 al año 2010 estuvo vigente el primer Plan Nacional Contra la Violencia Doméstica, cuya redacción estaba prevista en la Ley contra la Violencia Doméstica (ley N° 17.514) que estaba redactada por un Consejo Consultivo que imponía metas y objetivos a los organismos públicos.
El resultado del plan no tuvo éxito y fue duramente criticado por la Red Uruguaya Contra la Violencia Doméstica y Sexual; cuando el mismo venció en 2010 el Poder Ejecutivo no implementó un segundo plan; sentimos voces calificadas en el sistema que dijeron “que la falta de un Plan Nacional con metas y presupuesto incide en que muchas acciones quedan aisladas y no son efectivas y eficaces, falta planificación real, metas, presupuesto asignado, una política pública en serio”.
Recordemos que hay un compromiso de 15 medidas de seguridad (la Estrategia por la Vida y la Convivencia anunciada por el Gabinete de Seguridad del Poder Ejecutivo en junio de 2012), pero en esas medidas increíblemente no hay un plan sobre el delito más denunciado en este país después del hurto.
Hoy quisiera expresarle algunas inquietudes, sabiendo de la aplicación de dispositivos como las tobilleras que se están llevando adelante y que consideramos esto es bueno. Mi pregunta es: ¿en un flagelo como es el de la violencia doméstica, el cual recibe 68 denuncias por día, lo que implica una cada 21 minutos, por qué solo se implementaron 77 tobilleras?
¿Por qué siendo el segundo delito más denunciado después del hurto no se han extendido acciones más puntuales y eficientes conforme a la realidad que los datos demuestran?
¿Por qué si la mayoría de los crímenes ocurren en el interior (Rocha, Florida, Tacuarembó, Flores y Rivera) las tobilleras solo se han aplicado en Montevideo y, según tengo entendido, se piensa extender su uso a Canelones y San José?
¿Por qué si los lugares más frecuentes de ataque a las mujeres asesinadas son el domicilio compartido con el agresor y el domicilio de la víctima, no se apoya un proyecto presentado en Comisión de Vivienda de Diputados, denominado “Adjudicación de viviendas a víctimas de la violencia doméstica”? (Carpeta Nº 248 de 2010. Repartido Nº 306 Julio de 2010)
Proyecto cuyo espíritu es la protección de aquellas mujeres pobres que no tienen, una vez hecha la denuncia o demanda, a dónde ir. (“Este proyecto busca consolidar y universalizar las políticas de soluciones habitacionales para la protección de las víctimas de violencia doméstica, transformándolas en políticas públicas de Estado…”).
Se nos contestó desde el gobierno que existen albergues transitorios, se nos habla de que hay convenios para viviendas y yo respondo que una mujer lastimada, golpeada, con riesgo de vida, necesita una protección del Estado con la garantía que da la fuerza de la ley y no de los gobernantes de turno.
Ahora, Sr. Ministro, retomaré lo que expresé al principio de esta carta al dirigirme al ser humano, al ciudadano Eduardo Bonomi.
¿Cree Ud. como padre de familia que el mejor lugar para reconstruir un núcleo familiar sea un albergue transitorio, donde se colectiviza el dolor de una familia que lo que está buscando es un techo para curar sus heridas y comenzar una nueva etapa de sus vidas sin violencia y poder superar el duro trance al que fueron sometidos?
Tal vez le sea difícil a Ud. imaginar cuál es el dolor y la impotencia que lleva dentro esa mujer cuando, resuelta a denunciar los malos tratos con riesgo de vida, no lo hace, porque sabe que al regresar a su casa encontrará una reacción exacerbada de violencia, hecha la misma.
Solo quien está debajo de la piel de esa mujer puede saber lo que es sentir el dilema del regreso al hogar donde está su victimario, pero hogar donde también se encuentra lo mas grande de su vida: sus hijos. No quiere regresar, pero debe hacerlo.
Con todo el respeto que Ud. me merece creo que el presupuesto otorgado a seguridad, apoyado por todos los partidos políticos en el Parlamento, las herramientas jurídicas requeridas por su cartera siempre fueron acompañadas, es hora de que parte de las mismas (sin desatender otros temas) se vuelquen a solucionar estos hechos reflejados en una noticia tan triste como “Uruguay con tasa más alta de Sudamérica en asesinato de mujeres”. Luto nacional.
Martha Montaner
Diputada
Partido Colorado
