Cimarronas 524854881_115324802682079
Constanza Coti Barrandeguy, delantera de 29 años, jugadora del Old Woodlands y capitana de Las Cimarronas, asegura que “esto va a ser un antes y un después para este deporte”
PanamHockey.or
El del hockey sobre césped es también un mundo de sticks, corners cortos, tarjetas verdes, shoot-out. Es un mundo que tiene ciertas similitudes con el fútbol, como el número de jugadores y las posiciones en la cancha. Es un mundo que en Uruguay está asociado al rugby, por los lugares donde se cultiva y practica, por su vínculo con colegios tradicionales, británicos o costeros. Es un mundo que en los últimos días, gracias a Las Cimarronas y a la Copa Panamericana, se puso en el centro de la atención.
Las protagonistas creen que están las condiciones dadas para que Uruguay dé el gran salto, con el próximo Mundial como meta. Tener una cancha a la altura de la exigencia y jugadoras compitiendo en ligas profesionales extranjeras son los argumentos que sustentan ese sueño.
Objetivo mundialista
El sueño deportivo es ser una de las 16 selecciones que lleguen al Mundial 2026 de Hockey sobre Césped Femenino, que se disputará entre Amstelveen, Países Bajos, y Havre, Bélgica, en el próximo verano europeo. Será el decimosexto torneo de este tipo, desde que comenzaron a celebrarse en 1974, con periodicidad cada cuatro años desde 1986. Las Cimarronas jamás participaron.
El histórico triunfo por 2 a 0 ante Canadá del lunes 28 de julio para cerrar la participación en el Grupo A fue mucho más que la primera victoria de la historia ante Canadá (una selección que disputó siete de los 17 mundiales realizados, que logró un vicecampeonato en 1983 y un tercer lugar en 1986) en el duodécimo choque entre ambos combinados. Significaba que Uruguay clasificaba a las semifinales, se convertía en una de las cuatro mejores selecciones del continente y aseguraba su boleto al repechaje clasificatorio al Mundial 2026, una instancia premundial entre febrero y marzo del año que viene, en sedes todavía no definidas. Esa instancia otorga las siete plazas restantes para la gran cita.
Ese triunfo hacía que Las Cimarronas ya al menos igualaran el mejor resultado de su historia. En 2001 también habían clasificado a un premundial, pero perdieron todos los partidos que disputaron. En 2004 había sido la última vez que estuvieron entre las cuatro mejores del continente. Pero nada equipara al triunfo del lunes 28: fue la primera vez que Uruguay quedó en el Top 20 del hockey femenino mundial; exactamente en el lugar 19.
El heroico partido ante Estados Unidos generó, a la vez, dolor y orgullo. La selección estadounidense es mundialista —lo será por décima vez— y olímpica, con un segundo lugar y un tercero en su historial; es el segundo equipo más poderoso del continente. Se empató tras los cuatro cuartos 1-1 y se pudo haber ganado: se fue de menos a más, se derrochó garra, se falló un penal y el videoarbitraje les anuló un gol. La definición por shoot-out inclinó la balanza y la clasificación a favor de las norteamericanas.
Es que Argentina, por lejos la mayor potencia del continente, campeonas antes de empezar como lo mandaba el historial de todos los seis panamericanos realizados hasta el momento, con asistencia perfecta en todos los mundiales, campeonas mundiales en 2002 y 2010 (y cuatro veces vice, tres veces terceras y un cuarto lugar), ya tenía su cupo seguro en el mundial por el segundo lugar obtenido en la ProLeague 2024-2025 de la Federación Internacional de Hockey femenino. Eso le cedía a las subcampeonas panamericanas el cupo mundialista que esta Copa otorgaba. Por si quedaba duda, en la final del domingo derrotó 3-0 a Estados Unidos: ganó el torneo sin recibir un gol en contra.
Cimarronas 527580025_115810601300166
La derrota por penales australianos (después de un empate 1-1) ante Estados Unidos por las semifinales de la Copa Panamericana provocó dolor y orgullo; ellas son mundialistas y olímpicas, y el segundo equipo más poderoso del continente
PanamHockey.or
Cimarronas 526592556_115651298982763
Más de 3.000 personas llenaron el estadio para alentar a Las Cimarronas en los partidos decisivos, otro de los grandes logros de esta selección uruguaya
PanamHockey.or
“Creo que hicimos un muy buen partido. Ellas (por Estados Unidos) están varias posiciones por encima en el ranking (están 12º). Nos quedó el sabor amargo de haberlo perdido por penales, con la clasificación al Mundial a la mano”, dice a Galería Manuela Manu Vilar del Valle, de 31 años, la figura del equipo. En este torneo alcanzó y superó los cien partidos internacionales con la selección mayor, la que comenzó a defender en 2012. Ella, que trabaja en una agencia de turismo, es una de las pocas uruguayas que puede vivir como profesional del hockey. Hace seis años se fue a jugar a los Países Bajos —la Meca de este deporte, con una selección nueve veces campeona mundial— y desde hace tres está en Bélgica, en los Dragons. Ahí compartió equipo dos temporadas con Teresa Viana, otra repatriada, de 32 años, que ahora seguirá su carrera en España.
El bronce logrado ante Chile —que está en el puesto 14 en el ranking mundial— supuso subir un escalón más arriba en la historia. El partido por el tercer puesto, generalmente denostado, no lo fue en esta ocasión.
Casa propia
El hockey y el rugby están emparentados en zonas de influencia. La primera división femenina consta de diez equipos. Ese paralelismo se nota incluso en sus nombres: Carrasco Polo, Old Christians, Old Girls. Los clubes, los colegios (la gran mayoría de las jugadoras empiezan ahí desde muy niñas) y las zonas también dicen mucho: Náutico, Biguá, Seminario, Yacht, Woodlands. El buen suceso de esta Copa Panamericana puede hacer mucho para extender a este deporte, sostienen sus impulsores. De hecho, más de 3.000 personas abarrotaron la Cancha Celeste para alentar a Las Cimarronas en los partidos decisivos.
La llamada Cancha Celeste, inaugurada en abril de 2021 en la rambla y Barradas, en el Parque Lavalleja, es considerada parte de este buen momento del hockey uruguayo, al menos el femenino. Es de césped sintético con “relleno” de agua, como las que hoy se usan en el mundo. “Nos dio un tremendo salto de calidad. No solo era tener una casa, un lugar con sentido de pertenencia, sino que nos permitió entrenar como se juega en todas partes”, dice Coti. También significó evitar la realización de una compleja logística con otros lugares complicando horarios, traslados y chances. Por mucho tiempo, el césped sintético en Uruguay era rellenado con arena, lo que provocaba un juego más lento y desactualizado con el resto del mundo. Las jugadoras más jóvenes, las cimarronas del futuro, agradecidas por el cambio.
Manu comenzó a jugar en el Liceo Francés. Su madre y sus tías ya habían estado en el hockey, por lo que el mandato familiar se cumplió. A los 12 años comenzó a competir por el Yacht. “Si clasificamos al Mundial podríamos dar un salto como el de Los Teros, creo que ellos están más adelante en la profesionalización. Quedándonos como estábamos no teníamos chance”, opina. La gran mayoría de las selecciones en el Top 20 tienen ligas profesionales; huelga decir que Uruguay no es parte de esa mayoría.
Cimarronas 528153895_115810003966893
Manuela Vilar del Valle, de 31 años, figura del equipo, que ya superó los cien partidos internacionales con la selección, recibió de Danae Andrada, presidenta de la Federación Uruguaya de Hockey, el reconocimiento a mejor jugadora del torneo (Most Valuable Player)
PanamHockey.or
Coti comenzó a jugar a los cinco años en el Woodlands, colegio al que fue toda su vida. “Cuando el colegio se federó, empecé a jugar con el club”. En la selección está desde la categoría sub 14. En 2013 debutó con Las Cimarronas, con varias referentes que le traspasaron el legado, como Agustina Nieto. “Espero que pase lo mismo conmigo y las generaciones futuras”. Ella está casada desde hace tres años. “Todavía no tengo hijos, eso no es algo muy compatible con el entrenamiento de las cimarronas”.
Esta realidad no escapa a la alta competencia femenina. Ninguna de las jugadoras de este plantel es madre. “Una que jugaba con nosotras hasta el año pasado fue madre hace poco. Creo que va a volver…”, dice Manu. “La maternidad se pospone para jugar un poco más de tiempo. Sería realmente complicado y desgastante por el tema del entrenamiento; creo que se haría muy cuesta arriba”, agrega. En los clubes es más frecuente que las jugadoras vuelvan tiempo después de dar a luz, dice. La selección y sus exigencias son otra historia.
Futuro en el exterior
Luego de este torneo, o gracias a él, unas ocho jugadoras van a tener una oportunidad de probarse en el exterior, lo que permite creer en un salto de calidad para la selección.
Una de las que pega el salto es la volante Lupe Curutchague, de 22 años. De Náutico se irá a Bélgica, al Royal Victory, junto a la también cimarrona Agustina Martínez. Deja la tesis de la Licenciatura de Ciencias de Datos para Negocios de la Universidad de Montevideo por el sueño imposible en Uruguay de vivir del hockey. “Ser deportista amateur es un estilo de vida que elegimos. Constantemente buscamos hacerle espacio para la familia, amigos, novios. Pero nos levantamos a entrenar muy temprano, luego trabajo, estudio o las actividades que hagan falta, más tarde el entrenamiento en el club y luego otra vez con la selección. Es como un piloto automático que tenemos, que demanda mucho esfuerzo, pero también disfrutamos. Y momentos como este valen la pena”. Ahora van a jugar a una de las mejores ligas del mundo, a un club que les paga, les da casa en la ciudad de Amberes y les da una categoría para entrenar.
Cimarronas 527649303_115810645633495
Argentina ganó el Panamericano: son la mayor potencia del continente, campeonas mundiales en 2002 y 2010, cuatro veces vicecampeonas, tres veces terceras y un cuarto lugar
PanamHockey.or
Ser deportista amateur de élite, por más contradictorio que suene, puede significar empezar el primer entrenamiento a las 6.00 y terminar el último a las 23.00. En el medio hay que trabajar, estudiar, vivir y cumplir con el club de pertenencia. En el hockey sobre césped, esto se hacía además en el más completo anonimato. Hasta ahora.
“Este torneo permitió que se diera a conocer el hockey. No es normal que se juegue ante tanta gente. Salvo en Argentina, Holanda y algún lado más, no va nadie a los partidos en estos torneos. Es increíble el apoyo de la gente. Ojalá muchas niñas, y también niños, permitan que pueda crecer este deporte”, dice Manu.
“Hace dos años, esto que vivimos, jugarle de igual a igual a las potencias, era inimaginable”, reconoce Lupe a Galería, orgullosa de otro proceso celeste. “Definitivamente, este campeonato fue un antes y un después. No solo nosotros. El mundo habla de la infraestructura que armamos y de la fiesta en las tribunas”.
—
Un plantel histórico
Las integrantes de Las Cimarronas para esta Copa Panamericana fueron: Sol Amadeo, Constanza Barrandeguy, Belén Barreiro, Victoria Bate, Elisa Civetta, Clara Curcio, Lupe Curutchague, Clementina Cristiani, Kaisuami Dall’Orso, Agustina Díaz, María Eugenia Montans, Agustina Martínez, Pilar Oliveros, Florencia Peñalba, Milagros Seigal, Teresa Viana, Manuela Vilar del Valle, Manuela Quiñones. Como reservas: Camila de María y Lucía Olascoaga. Entrenadores: Rolando Rivero y Nicolás Tixe.