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Skincare, la nueva obsesión de niñas y adolescentes

El deseo de parecerse a las influencers y tener una piel como la de filtro ha llevado a niñas y adolescentes a sentir una preocupación excesiva por el cuidado de la piel o skincare; algunos especialistas lo comparan con trastornos como la anorexia y lo denominan cosmetorexia

"Andreíta no usa muchas cremas, solo usa una para hidratar su carita y las otras son bloqueadores”, dice la mamá frente a la pantalla. A su lado, Andreíta, de como máximo cuatro años, va mostrando los productos que componen su rutina de skincare. En total son cinco (¡más que los años que tiene de vida!): crema hidratante, dos bloqueadores, un agua limpiadora y un espray facial. Todos ellos, aclara su mamá, son aptos para uso en niños y bebés. Este es uno de los tantos tutoriales de skincare para niñas y adolescentes que circulan por las redes sociales (TikTok, Instagram y YouTube), recogen miles de likes y comentarios y causan furor entre niñas de la misma edad, quienes alucinan por seguir los pasos de las influencers y tener ellas también su propia rutina de cuidado de la piel.

El skincare para niñas y adolescentes se trata de un fenómeno global que en Uruguay comenzó a constatarse en los años pospandemia, a causa de la alta exposición a las pantallas y las redes sociales a la que nos obligó el encierro por el Covid-19, y que hoy está llevando a que muchos niños y adolescentes padezcan trastorno dismórfico corporal o ansiedad por la apariencia. “Se miran al espejo y se ven mal, entonces buscan soluciones en cremas”, señaló a Galería la dermatóloga, exprofesora adjunta de la Cátedra de Dermatología, Alejandra Larre Borges.

“Los filtros y entender que lo que nos muestran las redes sociales es cómo nos vemos bien llevan a que las niñas quieran, a través de productos que se colocan en la piel, verse mejor. Ese es su objetivo. Pero los filtros son filtros y rara vez por ponernos una crema vamos a lograr una piel como la del filtro”, explicó a Galería Agustina Acosta, profesora adjunta de la Unidad Académica de Dermatología con orientación en dermatología infantil.

Cosmetorexia, así denominan muchos especialistas a este trastorno dismórfico corporal, que tanto afecta a niñas y adolescentes, caracterizado por la preocupación excesiva en los cosméticos y los procedimientos estéticos con el fin de alterar la apariencia física. “Así como antes existía la preocupación excesiva por el peso (anorexia), ahora existe la obsesión por el cuidado de la piel o el cuidado excesivo del estado físico (vigorexia)”, manifestó Larre Borges. En este sentido, la dermatóloga señaló que le parece bueno que los niños aprendan a cuidar y valorar su cuerpo, pero todo en su justa medida. “Lo que no es bueno es el exceso. Está bien que aprendan a comer saludable, pero estar pendientes todo el día de qué comen y de estar flacos, no”.

Niñas y adolescentes víctimas

Hasta hace aproximadamente cinco años el término skincare era un concepto desconocido para muchos dermatólogos uruguayos, quienes se familiarizaron con él a partir de las consultas de niñas y adolescentes preocupadas por el tema. De hecho, tanto Larre Borges como Acosta presenciaron en los años pospandemia un aumento significativo en el número de consultas de niñas y adolescentes interesadas en establecer una rutina diaria para cuidar su piel. No es el caso de Magdalena Vola, profesora adjunta de la Unidad de Dermatología de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, quien atiende consultas en centros de referencia y en el mutualismo. “De repente, es por el medio sociocultural en el que trabajo”, señaló a Galería. Larre Borges estuvo de acuerdo con esto: “Son necesidades que han surgido a través de las redes sociales y que hay un sector (de la sociedad) que consume (los productos) porque los padres los habilitan”.

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Si bien el fenómeno se ve en adolescentes, a Acosta lo que más le preocupa son los casos de niñas menores de 10 años. Cuando son niñas mayores de 10 puede ser que se presente alguna patología, como dermatitis, acné o rosácea, que necesite un tratamiento específico con un rutina, pero las niñas más chicas “tienen una piel sana, sin imperfecciones, no necesitan ponerse nada en la piel”. Sin embargo, “llegan a la consulta con un estuche lleno de productos y nos preguntan cómo los deberían usar. Piensan que a través del skincare lograrán la perfección del filtro o parecerse a…, cuando en realidad probablemente están consiguiendo todo lo contrario. En vez de prevenir, están agrediendo su piel”, dado que el uso inadecuado de estos productos puede ocasionar irritaciones, alergias y manchas.

Acosta resaltó que cuando llegan a la consulta con esta preocupación es importante negociar con la niña qué productos usar y cuáles no. “Les digo: ‘Todos estos productos no, pero de repente sí podés usar un jabón neutro o syndet cuando te bañás, una crema hidratante muy básica y pantalla solar’. No tenemos que decirles ‘no uses nada’ porque a veces termina siendo contraproducente”. Según indicó, esa sería la rutina básica para una niña, que incluso puede evitar el uso de la crema hidratante y del jabón syndet. Larre Borges recomienda además no utilizar esponjas ni jabón en exceso, y si van a estar expuestas al sol, el uso del sombrero. Al respecto, recordó que ante este fenómeno recientemente la Sociedad Argentina de Dermatología emitió un comunicado donde advertía que los niños no requerían cuidados de skincare.

Más allá de esto, la exprofesora adjunta de la Cátedra de Dermatología llamó la atención sobre los adolescentes con acné o dermatitis atópica, que sí necesitan una rutina de skincare, pero muchas veces lo hacen siguiendo el consejo de los influencers y comienzan a utilizar productos que no están recomendados. En este sentido, mencionó un estudio realizado en Estados Unidos, el cual concluyó que solo el 31% de los cambios en el cuidado del acné influidos por las redes sociales estaban completamente alineados con las guías de la Academia Americana de Dermatología. Esto quiere decir que detrás del skincare muchas veces hay automedicación y decisiones de tratamiento inadecuadas.

El rol de los padres

“¿Un influencer qué criterio maneja para aconsejar? No tenemos que aceptar todo lo que escuchamos”, expresó Larre Borges, quien advirtió también sobre el papel importante que juegan los padres en la formación del sentido crítico de sus hijos. Es necesario que hagan el ejercicio de escuchar sin juzgar lo que escuchan sus hijos para luego poder conversar con ellos y sacar conclusiones en común. “Muchas veces me ha pasado de decir a los padres que no se trata de lo que el niño o adolescente quiera usar, sino de qué le hace bien. Pero es más fácil darle lo que pide que explicar y conversar”.

Piensan que a través del skincare lograrán la perfección del filtro o parecerse a…, cuando en realidad probablemente están consiguiendo todo lo contrario. En vez de prevenir, están agrediendo su piel”, dado que el uso inadecuado de estos productos puede ocasionar irritaciones, alergias y manchas. Piensan que a través del skincare lograrán la perfección del filtro o parecerse a…, cuando en realidad probablemente están consiguiendo todo lo contrario. En vez de prevenir, están agrediendo su piel”, dado que el uso inadecuado de estos productos puede ocasionar irritaciones, alergias y manchas.

La dermatóloga señaló que esto tiene que ver también con que “los padres están siendo cada vez más laxos y permisivos en las respuestas”. “Está bien que hay que cuidarse la piel, así como hay que lavarse los dientes y muchas otras cosas, pero no hay que obsesionarse”, porque la obsesión lleva a gastos innecesarios e inadecuados, entre otras consecuencias.

Acosta, por su parte, expresó que a sus consultas sí llegan madres, padres o cuidadoras preocupados por la situación y en busca del apoyo de la dermatóloga. “Me piden que les explique a sus hijas por qué no pueden usar todo lo que quieren para la piel o por qué no pueden usar tal producto, ya sea algo de maquillaje, skincare, esmaltado de uñas, planchita para el pelo”.

La dermatóloga también subrayó la importancia de que los padres conversen con sus hijos y negocien los productos a usar, así como que estén atentos a que la rutina de skincare no afecte el comportamiento diario de su hija. “Por ejemplo, si la niña deja de ir a un cumpleaños porque no pudo hacer su rutina de skincare o porque no se ve bien, ahí hay algo más desde el punto de vista psicológico-emocional y lo ideal es consultar con el pediatra, porque probablemente estemos viendo solo la punta del iceberg”, subrayó. Es que lo normal en una niña de 10 años o menos es que esté jugando con sus amigos, no dedicando tiempo a verse bien para ir a un cumpleaños o a la escuela.

Una cuestión de autoestima

En la literatura médica está comprobado que la exposición constante a estándares de belleza en las redes sociales puede ocasionar una baja autoestima, lo que puede derivar en la búsqueda compulsiva de productos para la piel o procedimientos estéticos, que muchas veces no hacen más que agravar los problemas de salud mental. En estos casos, se hacen necesarias las intervenciones psicológicas que ayuden a la niña a abordar las preocupaciones excesivas sobre su imagen corporal.

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“En clínica veo niñas que están una hora para producirse para ir a un cumpleaños, al colegio o a un campamento. Si no llevan tapaojeras o rímel transparente, sienten que no son lindas o que al otro no les va a gustar, y realmente para ellas hay un sufrimiento”, comentó la psicóloga Agustina Pérez Gomar en el streaming realizado por Iniciativas Sanitarias con el apoyo del Fondo de Población Naciones Unidas (UNFPA) y Fòs Feminista bajo el título Cuidado con el cuidado, el skincare en las infancias. La profesional señaló que “una cosa es jugar a ser grande (con el kit de maquillaje infantil) y otra cosa es, si no lo hago, me angustio”.

Acosta coincidió y alertó que en la actualidad en muchos casos “ya dejó de ser un juego”. “Ya no lo hacen para divertirse, sino que el objetivo es otro: verse bien, mostrarse distintas, taparse lo que no les gusta, mostrarse perfectas como los filtros y parecerse a la influencer, cuando en realidad la vida no es así. Entonces, eso les genera estrés”. A una niña para ir a un cumpleaños debería bastarle con ponerse un short y una remera, en cambio ahora dedican tiempo a plancharse el pelo, pintarse las uñas, arreglarse y hacer la rutina de skincare. “Creo que hay un trasfondo mucho más fundamental de lo que implica todo esto, como es el tema de la autoestima y la valoración de uno mismo. Es un tema que muchas veces charlo con los padres también”.

La ginecóloga Mariana Piastri es otra profesional que observa este fenómeno con preocupación. “Las niñas se hacen uñas semipermanentes y con eso dejan de tocar algunos instrumentos como el piano y la guitarra o de jugar al vóley. Entonces, dejan de hacer actividades que les gustan por no estropearse las uñas y no pueden desarrollarse en todo lo que quieren hacer”, afirmó en el streaming de UNFPA y Fòs Feminismo.

Esta es la triste realidad: la imagen, la aprobación, la mirada del otro y los likes han llegado a ocupar un lugar tan preponderante en la infancia que la espontaneidad de la niñez tiende a desaparecer. “¿Dónde está la infancia? ¿Y lo auténtico? La niñez siempre se caracterizó por lo auténtico”, destacó Pérez Gomar. Quizás sea momento de salir a rescatarla.

Los productos de skincare para niños

El fenómeno de skincare afecta sobre todo a las niñas, pero esto no quiere decir que no se vean casos en varones. “A ellos capaz les pasa un poquito más de grandes, cuando empiezan a tener acné”, señaló Acosta, quien manifestó que seguramente el imperativo de belleza que siempre recayó sobre la mujer tenga mucho que ver con esto. Por esta razón, muchas veces las empresas de belleza y cosméticos utilizan packagings rosados de Barbie, Hello Kitty y otros motivos infantiles femeninos para vender productos de skincare para niñas con el rótulo “Aprobado para el uso en niños”.

Sin embargo, tanto Acosta como Larre Borges manifestaron que esta inscripción no quiere decir que el producto esté dermatológicamente testeado ni avalado por los pediatras, salvo en el caso de las marcas más serias y costosas. “Hay muchas marcas que te dicen ‘Aprobado para embarazadas, niños, adultos’, pero generalmente son productos que puede usar cualquier persona, no es que sean específicamente diseñados para niños”, explicó Acosta. Es más, la dermatóloga sostuvo que el rótulo “Aprobado para el uso en niños” no debería existir en los productos de cosmética, ya que los niños no deben usar nada.

Por su parte, Piastri llamó la atención sobre el engaño al que pueden conducir los packagings rosados infantiles, ya que el producto sigue siendo un cosmético y posee disruptores endócrinos, sustancias que se encuentran en alta concentración en muchos productos (maquillaje, cremas, perfumes, colorantes), que interfieren con el normal funcionamiento de las hormonas. “Si cuando era bebé no le diste la mamadera de plástico porque tenía BPA, no dejes que se ponga la crema que también tiene parabenos (disruptores endócrinos), que los va a absorber a través de la piel”.