Daniela, una empresaria ecuatoriana que encontró en Reserva Montoya su hogar, resume la propuesta del barrio en tres pilares: “Seguridad, ubicación y conexión con la naturaleza”.
El barrio privado, a cinco minutos de La Barra y a cuatro cuadras de la playa, se destaca por sus servicios y su armonía con el entorno natural
Daniela, una empresaria ecuatoriana que encontró en Reserva Montoya su hogar, resume la propuesta del barrio en tres pilares: “Seguridad, ubicación y conexión con la naturaleza”.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáCon residentes uruguayos, argentinos, de otras partes de Latinoamérica y Europa, el barrio ya vibra como sus ideólogos lo soñaron. Hay quienes lo eligen como sitio de veraneo, pero la cercanía que tiene con centros comerciales, gastronómicos, educativos, de salud o entretenimiento hace de Reserva Montoya un lugar ideal para todo el año. Se encuentra a cinco minutos del centro de La Barra y a cuatro cuadras del mar.
Las obras llegaron a su fin y, mientras hay 50 casas en construcción, ya son 20 las familias que este verano comenzaron a disfrutar a pleno de todo lo que Reserva Montoya tiene para ofrecer, desde sus vistas panorámicas y su centro deportivo hasta su completo club house.
Los propietarios destacan la tranquilidad, la privacidad y el entorno natural del lugar, a la vez que valoran el trato atento y cordial del equipo en cada una de las áreas.
Los amantes del trekking no tienen que alejarse de casa para disfrutar de su hobby, pues dentro de Reserva Montoya se crearon extensos senderos ecológicos que serpentean la urbanización ofreciendo recorridos de varios kilómetros a través de diversas áreas de vegetación autóctona. Estos cuentan con zonas de descanso y contemplación que permiten a los residentes disfrutar de todo el barrio sin invadir ningún lote.
Grandes y chicos pueden gozar de un área de deportes de primer nivel y para todos los gustos. Incluye dos canchas de tenis de polvo de ladrillo, dos pistas de pádel de sintético y vidrio, canchas de teqball, dos jaulas de golf con un chipping y un putting green de pasto sintético, piscinas para niños y adolescentes, cancha de fútbol 5, gimnasio, senda para correr, bowl de skate, aro de básquetbol y zona de juegos para niños.
El centro ofrece actividades para todas las edades y clínicas especializadas, como una que lideró recientemente Daniel Orsanic, extenista profesional y capitán del equipo argentino de Copa Davis entre 2015 y 2018, junto a Gustavo Centeno, director deportivo de Reserva Montoya.
Para quienes buscan desarrollar su bienestar físico y emocional, está en funcionamiento un wellness center con vistas panorámicas a la laguna. Este combina materiales que invitan a la relajación y a la práctica de yoga, a la meditación, a terapias alternativas y a otras actividades de bienestar. También es un espacio para las artes en el que se organizan talleres de cerámica y gong (instrumento oriental de percusión).
La playa supone un atractivo en sí misma. Sobre la arena, está el Parador Reserva Montoya, con servicio gastronómico, de playa, actividades, juegos y deportes durante toda la temporada.
Desde allí, dos minibuses eléctricos conectan el barrio con el centro de La Barra y el de Manantiales, facilitando la movilidad. Este servicio es muy valorado por los propietarios, especialmente para trasladarse a la playa o dar mayor autonomía a adolescentes. “El minibús es un gran plus para los traslados diarios y el trato personalizado del equipo hace la diferencia”, destaca Valentina, arquitecta uruguaya.
Por su parte, el club house de Reserva Montoya está, por un lado, rodeado de vegetación, que brinda privacidad, mientras que por el otro ofrece mediante amplios ventanales una vista inmejorable a la laguna.
Tanto residentes como invitados pueden deleitarse con la comida del club house, que brinda un servicio gastronómico diario y organiza encuentros exclusivos, como sus Full Moon Dinners, que incluyen catas de vinos y tienen la participación de destacados chefs regionales. Se trata de un evento que se hace de forma ininterrumpida desde hace más de 20 lunas llenas, a cargo de Gastón Figún, de Ocio Wine.
“Disfruto del club house para almorzar y trabajar”, valora Martín, que aprovecha las comodidades del espacio para relajarse y cumplir con sus labores diarias; mientras que Daniela y Valentina, presentadas anteriormente, atesoran, por sobre todo, la “piscina zen” del club.
Reserva Montoya garantiza una calidad espacial homogénea y una valorización a largo plazo gracias a una normativa clara y una Comisión de Arquitectura y Urbanismo que regula construcciones, terminaciones y ocupación del suelo.
A pesar de estas normativas, construir en el barrio ha sido un proceso fluido para sus residentes. Sebastián, de Uruguay, destaca “un trabajo coordinado” entre su equipo y el de Reserva Montoya, mientras que Daniela, quien construyó a distancia, lo describe como “ágil y sencillo, con un gran acompañamiento en todo momento”.
Los arquitectos que diseñan en el barrio integran la naturaleza en cada proyecto, aprovechando la orientación, las visuales de 360 grados y la topografía. Se realizó un estudio minucioso del bosque para preservar la flora y la fauna autóctonas, además de mejoras en el sistema pluvial y el saneamiento.
“La forma en que lograron mantener lo nativo del entorno es impresionante”, comenta Martín, quien recomienda Reserva Montoya “por su ubicación privilegiada y el espíritu del proyecto de mantener lo natural”.