• Cotizaciones
    jueves 20 de marzo de 2025

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
    $ Al año*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
    $ por 3 meses*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
    stopper description + stopper description

    Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

    Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

    Suscribite a Búsqueda
    DESDE

    UYU

    299

    /mes*

    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

    El diputado Gustavo Salle

    Sr. Director:

    En tiempos en los que las épicas cotidianas suelen reducirse a maratones de alguna serie y los discursos más inflamados caben en doscientos ochenta caracteres —no dudo que me comprendan las generales de la ley—, el diputado Gustavo Salle se presenta como nuestro caballero moderno. Ataviado con una armadura reluciente y espada en mano, ya nos dejó claro que está listo para combatir a su némesis, tan esquivo como omnipresente, el Nuevo Orden Mundial; el Leviatán contemporáneo que ha atrapado a Uruguay en sus tentáculos, convirtiéndolo en una doncella en apuros.

    Salle es, sin dudas, nuestro Quijote criollo. Comienza su legislatura con la promesa de que cabalgará junto a su leal escudera —en una versión propia de los tiempos que corren— por los intrincados pasillos del Palacio Legislativo dispuesto a liberarnos de conspiraciones globalistas, narcotraficantes todopoderosos y políticos de dudosa moralidad.

    Al final de cuentas, ¿para qué preocuparse en pensar que la política debe centrarse en abordar problemas reales y que las soluciones exigen más que arengas apocalípticas, cuando es mejor perderse en una epopeya? No me caben dudas de que Salle tiene claro cuál es la mejor opción. En un mundo complejo, nunca viene mal una narrativa que reduce a la realidad a un burdo maniqueísmo, y él está dispuesto a vender un mundo dividido entre un bien puro —encarnado, claro, en él mismo— y un mal absoluto que adopta las formas más variadas, aunque generalmente lleva un logo de la ONU estampado en él.

    No me malinterpreten, su narrativa es atractiva: hay algo profundamente humano en desear que exista un paladín que luche nuestras batallas, un guerrero que exorcice nuestros demonios colectivos. ¿Quién no querría contar con un héroe de acción que se enfrente con gallardía a los males modernos?, ¿quién no querría ser el personaje principal en la historia de un hombre ordinario que batalla contra el sistema corrupto y corruptor? A pesar de ello, en su cruzada contra molinos de viento, Salle confunde sospechas y teorías conspirativas con verdades absolutas, levantar la voz con tener la razón, gritar a los cuatro vientos que todos son corruptos con ser valiente, sus vagas aspiraciones con construir soluciones.

    Es un espectáculo, claro está. Hay algo casi teatral en su acusación constante contra el sistema político, al que coloca en el banquillo de los acusados sin ofrecer pruebas concretas. Todo se reduce a un guion en el que las instituciones son títeres, los políticos villanos y él el único valiente capaz de señalar el complot universal que nos esclaviza. ¿Soluciones? Parece que es perder el tiempo cuando estás ocupado luchando contra el mal.

    Sin embargo, temo estar en desacuerdo con sus ideas, aun cuando ello pueda valerme el mote de lamebotas de la cleptocorporatocracia —seguro no será ese el adjetivo, pero probablemente compartirá la noción—.

    Es cierto, no estamos vacunados contra la corrupción. Es cierto, el narcotráfico es un problema serio y nos hacemos mal subestimándolo. Es cierto, nuestro sistema político está lejos de ser perfecto, pero también es cierto que resulta más fácil jugar al héroe solitario y reducir a la política a un teatro de conspiraciones que ensuciarse las manos en la ardua tarea de construir consensos. Porque, seré claro, la valentía no está en gritar contra gigantes imaginarios; la valentía está en enfrentar la realidad, en abordar problemas complejos y en proponer soluciones que, aunque imperfectas, tengan el potencial de mejorar vidas.

    A pesar de que pueda resultar fascinante pensar en un héroe oriental, la realidad nos invita a abrir los ojos. Uruguay merece un debate político serio, crítico y constructivo. Merece líderes que dejen las epopeyas para Homero o Virgilio y se dediquen a enfrentar los desafíos reales, esos que no garantizan aplausos o vítores, pero que construyen futuro —aun cuando la política también es un ejercicio simbólico y se construye movilizando emociones e inspirando la acción­—.

    Salle es, sin duda, un narrador talentoso; posiblemente sea esa la principal cualidad que lo transformó en vocero de decenas de miles de compatriotas descontentos. Tristemente representa un síntoma de una enfermedad más profunda: la desconexión entre la política y la ciudadanía. Sin embargo, los cambios no se logran con fantasías, las verdaderas gestas heroicas —las que generan un impacto real en la vida de cada uno de nosotros— son fruto del trabajo silencioso, del diálogo y de las soluciones que trascienden intereses personales. Mientras Salle sigue atrapado en su ficción, Uruguay tendrá que lidiar, sin caballeros imaginarios, con los males de carne y hueso que acechan su presente.

    Brahian Furtado