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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáDesearía por su intermedio compartir unas reflexiones sobre el peligro más grande que enfrenta Uruguay en estos momentos, que es sin duda el referéndum sobre la seguridad social que plantea el PIT-CNT. El tema es no solo de actualidad, sino que incidirá en el futuro que puedan esperar nuestros hijos y nietos.
Las tendencias internacionales en el alza de la edad jubilatoria son claras. Las expectativas de vida han aumentado, las tasas de natalidad disminuido y la edad de jubilación ha aumentado en la mayoría de los países. Esta propuesta a contracorriente de otras economías debería ya por eso resultar sospechosa. ¿Qué saben los proponentes del referéndum que se les ha escapado a la mayoría de los estadistas y economistas del mundo? Por supuesto que cualquier persona quisiera más dinero cuanto antes. Lo que no se explica es a qué precio, para que el elector pueda tomar una decisión informada. Lo que más me alarma es la autocomplacencia y hasta negligencia de gran parte del sistema político y fuerzas sociales, y la esperanza (con los dedos cruzados) de mucha gente de que la propuesta no prosperará.
Como alguien que vivió el fenómeno del Brexit de primera mano, observo paralelismos inquietantes. La propuesta del Brexit era, para muchos en el propio gobierno, en la oposición, en la sociedad en general, una propuesta oportunista, patriotera y populista que no podía prosperar. En la noche del referéndum, me fui a acostar tarde, con resultados que no apoyaban el Brexit. Cuando me desperté a las seis de la mañana, con el escrutinio finalizado, el Brexit había ganado, con los resultados por todos conocidos. La política mundial reciente está llena de ejemplos de candidatos que un pueblo sensato no podía elegir y de guerras que no podían suceder. Subestimar la desinformación, la polarización y el populismo es el gran error de nuestros tiempos.
Con todos los temas que ya tiene que enfrentar el país, resulta impensable que ninguno de los aspirantes a la presidencia quiera tener en su agenda el problema de cómo financiar un referéndum aprobado sin tener que incumplir otras promesas electorales y tener que subir impuestos o cortar otros gastos.
En un mundo polarizado, en el que triunfan cada vez más las propuestas a primera vista descabelladas, no alcanza con que los actores sociales, y fundamentalmente los candidatos presidenciales, digan que no acompañarán el referéndum. Es necesario que hagan una campaña explícita en contra de la propuesta, explicando su costo y consecuencias en mensajes breves y claros, con ejemplos sencillos que el electorado pueda entender. Boris Johnson lanzó a las calles autobuses pintados con grandes carteles que prometían 350 millones de libras a la semana para el Servicio Nacional de Salud si se aprobaba el Brexit. Esto convenció a mucha gente. El dinero nunca llegó.
De igual modo, pero sin mentir, debe encararse una campaña contra el referéndum. Esto implica varias cosas. Para los políticos de cualquier partido, no basta con decir que en lo personal no acompañan la propuesta. Expliquen por qué, pongan ejemplos sencillos y convenzan a sus votantes. Los empresarios deben contribuir a financiar las campañas informativas que se hagan, será dinero bien invertido. Le cabe a la prensa un rol fundamental: no dejen “pasar” vaguedades o mentiras, exijan saber, con detalle, cómo se propone financiar la propuesta. Si hay que subir impuestos, que se diga cuáles y a quiénes afectarán, si también hay que recortar presupuesto en otras áreas (salud, educación, obras públicas), que se diga cuáles serán. Si de verdad nos preocupa la atención a la niñez, que se diga cómo incidirá esta propuesta en la atención a los niños, tema que también debería ser prioritario para el PIT-CNT. Los trabajadores que no apoyan la propuesta deben hablar con sus compañeros. Este es un tema de alcance nacional, no de disciplina gremial. Existen elementos sólidos contra la propuesta, con los que la mayoría de los expertos de los distintos partidos están de acuerdo. Sin embargo, me atrevería a decir que las campañas basadas en temas técnicos, como el impacto en el PBI, los credit ratings, o el déficit fiscal, están destinadas al fracaso. Se debería, por el contrario, llegar a la gente con ejemplos sencillos de entender, que entren en la brevedad de las redes sociales, como cuánto menos será inevitablemente el sueldo de un trabajador durante su vida laboral para poder jubilarse a los 60. Si el votante entiende que esta propuesta le va a costar, como se dice popularmente, un riñón o un ojo de la cara, es más probable que se lo piense dos veces antes de votar afirmativamente.
Un tema de esta magnitud no puede dejarse librado al azar o a la esperanza. En estos casos, la experiencia mundial reciente indica que, con solo los dedos cruzados, no alcanza.
Ciudadano preocupado