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    Recalentando viejas falacias

    POR

    Sr. Director:

    En estos días, la prensa da cuenta de que en el Frente alzan su voz fuerzas renovadoras, que quieren volver al gobierno para volver a probar viejos milagros. Veamos. “Un próximo gobierno de izquierda deberá mejorar los salarios” (Olesker). “Hay que aumentar impuestos sobre dividendos y utilidades de las empresas”. También el Impuesto al Patrimonio y el ITP y gravar los depósitos en el exterior (todo esto está en el programa del Frente Amplio). Por último, parece que han descubierto la fórmula mágica: “que paguen más los que tienen más”, mientras que otros proponen “la creación de 30.000 empleos en el Estado”. Y el aumento de otros gastos. Pero, a no preocuparse, el Sr. Ferreri, asesor económico de la Sra. Cosse, asegura que todo eso se va a pagar “con reasignaciones presupuestales” (angelito). Mientras esperamos que el país crezca económicamente (sin duda, como consecuencia necesaria de las medidas antes señaladas).

    Uno podría minimizar todo esto como meros divagues de la estructura del Frente, pero, definido su candidato, es imposible no temer: el Sr. Orsi, por lo menos hasta ahora, ha tenido dos respuestas estándar cuando le preguntan sobre temas económicos: 1) que seguirá la línea del Frente; 2) “lo estamos estudiando”. Da para suponer que el espacio para las ideas, en el pensamiento del Sr. Orsi, está medio vacío. Y las que empujan por prevalecer, como las anotadas, son espantosas, jurásicas y apolilladas. En política, como en el universo, no hay vacíos.

    Es increíble que, a esta altura, Olesker no haya caído en la cuenta de que los salarios reales los determina la realidad (de ahí, su nombre). Aumentar salarios nominales, sea por decreto o por apoyar el dedo sobre uno de los platillos en los Consejos de Salarios, como decía (y hacía) Bonomi, lo único que hace es producir inflación (y, por ende, caída del salario real). No es verso, el país ya vivió esto y más de una vez.

    En el fondo, creen que la gente es idiota. Que no sabe que los impuestos no los paga quien el gobierno dice será el sujeto pasivo del tributo, sino quien no puede trasladarlo (sea hacia adelante, aumentando precios, o hacia atrás, apretando empleo, salarios y suministros). Así, las empresas que reciban un castigo tributario mayor se defenderán reduciendo contrataciones, congelando salarios, apretando proveedores y/o reduciendo o postergando inversiones, y las personas, a quienes el Frente pretende freír con más impuestos, harán otro tanto (si es que no deciden irse del país). La carga tributaria sobre nuestra economía ya es excesiva, un aumento, sea con el invento tributario que sea (y no hay mucho para inventar), producirá caída en la inversión y aumento en el desempleo.

    A la hora de pasar raya y contar los tantos, se verá que —como pasa siempre— con estos descubrimientos tributarios la quedan los del medio y los de abajo. No menos irreal es el manido remedio de que “pague más el que tiene más”, como si fuera la fórmula ideal. ¿Y quién decide qué es más? ¿O si todos los “más” son iguales? (con la misma edad, los mismos hijos, la misma salud, el mismo rubro de actividad…). ¿O si esos “que tienen más” ya no están pagando requetemás (y recibiendo requetemenos)?

    No hay que ser muy imaginativo para suponer cómo razona alguien que, a base de doblar el lomo, ahorra, toma riesgos y se esfuerza por hacer las cosas bien, cuando venga un burócrata (que, frecuentemente ha vivido toda su vida del Estado) a decirle que está bueno sacarle todavía más plata.

    El horno no está para bollos. Si estas cosas no se aterrizan rápidamente, si se dejan flotar estos disparates, si el candidato sigue sin jugársela, terminan por consolidarse. No es un tema político-electoral. Es nacional. La sociedad civil tiene que pedirle —rápidamente— al Sr. Orsi que diga sin subterfugios qué piensa y qué propone. Sin mulas, como lo de la libertad de acción.

    Ignacio De Posadas