—Para el empresario que se queja por el alto “costo país”, ¿es suficiente la promesa de que no subirían impuestos?
Para el designado ministro de Economía en un eventual gobierno de Álvaro Delgado, hoy hay “mercados sin suficiente competencia” y, en materia de gestión de recursos humanos en el Estado, se aplican “métodos del siglo XIX”
—Para el empresario que se queja por el alto “costo país”, ¿es suficiente la promesa de que no subirían impuestos?
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acá—Lo que decimos es: “No te voy a subir los impuestos; voy a cuidar los dineros del Estado; voy a hacer las reformas microeconómicas que hay que hacer; voy a abrir mucho más la economía; voy a seguir poniendo infraestructura; voy a continuar con la transformación educativa que genere el capital humano que precisamos para crecer”. El paquete de competitividad y de crecimiento es amplio.
—El déficit fiscal anual está por encima de 4% del Producto Interno Bruto. ¿Es un área de logro o de fracaso del gobierno?
—Ni una cosa ni la otra. Fue un logro haber puesto la regla fiscal y seguramente hay que mejorar los números actuales. Con una economía en crecimiento —una diferencia con 2019—, con reorganización de muchas áreas, digitalizando una serie de procesos y con restricciones en el ingreso de funcionarios —donde ya torcimos el signo en el actual gobierno— vamos a lograr mejorar los números fiscales. Uruguay tiene que gastar algo menos, pero sobre todo debe gastar mucho mejor. Por suerte no estamos como los vecinos de enfrente, para quienes era casi de vida o muerte hacer las cosas rápido; nosotros podemos hacerlo con racionalidad.
—Una propuesta de campaña de Delgado es bajar el costo de vida de la gente, algo en lo que estuvo trabajando el actual Ministerio de Economía pero que hasta ahora no se concretó. ¿Qué harían en concreto si llegan al gobierno?
—La portabilidad numérica está bajando los costos de la telefonía; con el proceso de multiadquirencia claramente los aranceles (para los pagos con tarjeta) están bajando; se bajó 10% el arancel externo común; se bajaron una serie de tasas que gravaban los alimentos; se bajó el aporte que hacían las empresas al Latu. En particular, el Ministerio de Economía ha trabajado con respecto a artículos de higiene personal y capaz llega a enero con el decreto, o lo haremos nosotros. Esto es un proceso.
La principal herramienta que queremos usar es la desregulación, sobre todo del comercio exterior. Hay mercados sin suficiente competencia y es parte de lo que hay que cambiar; ahí están la higiene personal, algunos alimentos y en algo las tecnologías. Eso incluye trámites y la reducción de algunos impuestos. Con respecto a la Tasa Consular somos cautos; sería nuestra primera reducción de impuestos, pero sería gradualmente y dependiendo de la evolución de las cuentas públicas. Otra rebaja, que en el programa de gobierno no está prometida sino mostrando por dónde podríamos llegar a ir, es alguna deducción en el IRPF.
Otro tema de desregulación que hay que pisar más fuerte es para la venta, entre privados, de energía. Ahí no precisamos ley, y el marco está para seguir mejorando.
También queremos impulsar a que se pasen a la tarifa inteligente de UTE aquellos 400.000 clientes que se sabe que les convendría.
Otra medida más genérica es buscar eliminar gradualmente que el fideicomiso del boleto no esté cargado en el gasoil.
En el sector de los combustibles vamos a plantear mejorar la competencia en la cadena de distribución, que alguna cosa se hizo y otras quedaron a medio camino.
Sin ser refundacionales, porque este gobierno hizo un montón de cosas, se trata de implementar un paquete de medidas que lleva a que haya mejoras en la competencia y en el marco regulatorio.
También hay que seguir mejorando la gestión de las empresas públicas. En cuanto al capital humano del Estado hay que hacer cambios importantes; están administrados con métodos del siglo XIX. Hay que dar el salto al siglo XXI.