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    La DGI pasó del “pánico” al “entusiasmo” en la adopción de un modelo para facilitar pagos y recaudar más

    “Nos interesa desarrollar una cultura de cumplimiento” en la que “se entienda la importancia de cumplir” con el pago de impuestos, dijo el director de Rentas al explicar la transformación que está haciendo la administración tributaria

    Al principio, el personal de la Dirección General Impositiva (DGI) vivió con temor e “incomodidad” los cambios que empezaban a esbozarse y hasta el nuevo titular sintió “pánico”, tanto por la propia dimensión de la transformación que estaban encarando como porque su implementación debe hacerse sin distorsionar la operativa habitual de recaudación tributaria. Ahora, con más de 350 funcionarios involucrados en varios de los proyectos que ya están en marcha y otros que se ejecutarán en los próximos dos a tres años, la adopción del Modelo de Gestión de Cumplimiento Tributario (MGCT) está causando “mucho entusiasmo” y “empoderamiento” dentro del organismo.

    Gustavo González, quien comanda esta transformación como director general de Rentas —el máximo cargo dentro de la DGI—, contó cómo avanza ese proceso el lunes 13, en la primera mesa de las Jornadas Tributarias organizadas por la Impositiva en la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración. Fue una presentación de cerca de una hora y media presenciada por medio centenar de personas, entre las que estaban varios de sus antecesores sentados en primera fila —Eduardo Zaidnesztat, Nelson Hernández y Margarita Faral—, además del viceministro de Economía, Martín Vallcorba.

    En junio, en una entrevista con Búsqueda, González había señalado que la implementación de dicho modelo sería uno de los ejes de su gestión. En la presentación en las Jornadas Tributarias se explayó al explicar lo que lleva a este cambio, las etapas previstas y los resultados esperados.

    Nuevo modelo

    A diferencia de los modelos tradicionales, donde el foco de las administraciones tributarias está puesto en esperar a que ocurra el incumplimiento para después tomar medidas, el enfoque del MGCT busca prevenir el impago cualquiera sea la motivación, como el “olvido”, “no conocer las normas”, el alto “costo de cumplimiento” o la “intención deliberada de engañar al Estado” con la evasión de impuestos, señaló.

    Según dijo, en charlas internas en las que han participado más de 600 funcionarios surgió la idea de que la DGI no llega “de manera oportuna” al contribuyente.

    Una de las acciones previstas es extender el esquema de propuesta de declaración de impuestos precargada que elabora la propia oficina recaudadora a partir de la información con la que cuenta y del “conocimiento” que se tiene de cada contribuyente.

    Poner a disposición esas declaraciones, explicó González, es “como una suerte de marcado de cancha. Es decir: ‘Bueno, esto es lo que sabemos, por lo tanto, esto es lo que esperamos de tu comportamiento’. Por supuesto que nos podemos equivocar, pero justamente ahí es donde empieza la conversación con el contribuyente”, a través de “un proceso automático” y con sucesivas “iteraciones” hasta la “validación” de la declaración. “Por supuesto que el contribuyente siempre tiene la última palabra, pero va a saber en el momento oportuno no solamente lo que nosotros sabemos, sino también cómo valoramos sus modificaciones. Si el contribuyente modifica esa declaración, nosotros le vamos a dar una retroalimentación inmediata sobre lo que pensamos de esas modificaciones. Entonces, el proceso de control posterior cambia completamente su forma y su propósito, porque va a ser un control sobre los contribuyentes que o bien fueron reticentes en esa interacción o bien no nos dieron respuestas convincentes, muy alejadas de lo que esperábamos, no fueron justificadas”, añadió.

    Se espera que, con esta modalidad, agregó, se pueda “resolver un cúmulo importante de problemas” que hoy solo se corrigen “después de que ya pasó todo, después de que ya la fruta cayó del árbol y se pudrió en el piso. Y a veces es vital para resolver esos problemas. Porque hay algo que en materia tributaria es muy importante, y es haber llegado oportunamente”.

    “Clasificación” de contribuyentes

    Los “datos” para “generar conocimiento” son “un activo” para la DGI, sostuvo el director en su presentación. Señaló que, a partir de esa información, la oficina recaudadora pretende llegar a tener una “clasificación” que indique la “disposición a cumplir de los contribuyentes con base en sus antecedentes y en su comportamiento” ante el fisco.

    En la misma línea, dijo que también es relevante para la administración tributaria contar con esa clasificación para identificar a las personas que toman decisiones en empresas, en particular las grandes contribuyentes. “Yo, Gustavo González, como contribuyente soy una persona. Soy el que tomo decisiones por mí como contribuyente. (…) Cuando pensamos en quiénes toman decisiones, dónde radica la disposición a cumplir, qué motiva a las decisiones que toman, tenemos que procurar una calificación sobre las personas” por una razón de “contagio” sobre las organizaciones a las que están vinculadas.

    Implementación

    Por otro lado, el jerarca indicó que el plan de implementación involucra unos 13 o 14 proyectos —varios de los cuales ya están en marcha— que se ejecutarán en dos años y medio o tres.

    González habló de cinco etapas: se empieza con la “identificación de riesgos” de incumplimiento tributario y se sigue con el análisis de esa información para llegar a una “caracterización” de los contribuyentes que considere sus patrones de cumplimiento y la identificación de las causas que lo llevan a estar en falta con el pago de los tributos. Las siguientes etapas apuntan a, con recursos escasos, priorizar “dónde gastar las balas” para definir las acciones a tomar, ya sea para “mitigar, suprimir o transferir los riesgos”, con un enfoque “preventivo” o “correctivo”.

    Agregó que, mediante “incentivos” y “amenazas” —en el sentido de generar “conciencia de lo que implica incumplir”—, la DGI debe incidir tanto sobre el cumplimiento voluntario de pago como en la vía “forzosa”.

    Como quinta etapa mencionó la evaluación de cómo funciona el modelo.

    Cambio organizacional

    En otro capítulo de su presentación, el director de Rentas se refirió a los “requerimientos” asociados a esta transformación en marcha. “El desafío mayor es organizacional”, más que de “fierros” o presupuestal, sentenció.

    “Nos dimos cuenta de que necesitábamos repensar aspectos de la misión”, la “visión” y los “valores” para reflejar de manera adecuada lo que la DGI se propone ser dentro de cinco o 10 años”, comentó. Si se cambian “los procesos” internos para hacerlos “más simples” y “ transversales”, “eso impacta en la estructura organizativa, es evidente. (…) Por lo tanto, seguramente tengamos, una vez que hayamos formalizado estos procesos, una estructura organizativa probablemente más simple”, pero “también con el reconocimiento de un conjunto de actividades nuevas”.

    Estas transformaciones también impactan en los puestos de trabajo, en el sentido de “a qué se dedican las personas”, y a una nueva “noción de equipo de trabajo”, sostuvo. Asimismo, cambiará la forma en cómo interactuará la DGI con los contribuyentes y es probable que se adopte la figura del ejecutivo de cuentas.

    Mencionó, entre otras cosas, que en torno a este proceso de cambio organizacional ya están trabajando comités con un enfoque “estratégico” y “táctico”, y señaló que se pondrá énfasis en temas como la transparencia, la gestión de desempeño, la seguridad de la información, la protección de datos personales y el derecho del contribuyente.

    Impactos esperados

    Con esta transformación, lo que se se espera es un “impacto en el nivel de cumplimiento” al aplicar el sistema tributario “de la manera más imparcial y equitativa posible” y al optimizar “la experiencia de los contribuyentes” con servicios que la “garanticen”, sintetizó el director de la DGI. “Y, por supuesto, un objetivo primordial para la administración tributaria es maximizar la recaudación”, agregó.

    González dijo que la apuesta es lograr cambios sostenibles en el tiempo, de modo de producir “impactos que sean duraderos” y que “lleven al conjunto de los contribuyentes a un estándar de cumplimiento más elevado”. Señaló: “Nos interesa desarrollar una cultura de cumplimiento. Es decir, que esos mejores resultados al final del día sean consecuencia de tener una cultura de cumplimiento más desarrollada” en la que “se entienda la importancia de cumplir” con el pago de impuestos.