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    En ciencia y tecnología hay que “dar el salto” y “lo más urgente” es poner a los profesionales “al servicio del desarrollo”

    A la derecha de la puerta de entrada a la oficina, un papel impreso en blanco y negro y pegado con cinta adhesiva informa que allí se ubica la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología. Todo luce muy nuevo, cartel de papel incluido.

    El impulso de la ciencia y la tecnología fue una promesa de campaña del presidente Tabaré Vázquez. La secretaría fue propuesta en la Rendición de Cuentas, creada por decreto en 2017 y recién en abril de este año comenzó a funcionar. Tras una larga espera y una comunidad científica ansiosa por definiciones políticas, asumió Eduardo Manta para liderar la oficina. El antes decano de la Facultad de Química e integrante del Consejo Directivo de la Academia Nacional de Ciencias del Uruguay, coincide en que se “transitó un tiempo medio largo” para dar comienzo a la secretaría, pero asegura que ahora hay un diálogo con todos los involucrados en el tema a escala nacional que lo tiene “esperanzado”.

    Para Manta, el país debería abordar dos o tres temas muy importantes y orientar sus fuerzas hacia allí con instrumentos que sean transversales. “Al Uruguay le falta mucha cosa” y se necesita “dar el salto” para aumentar la capacidad de producción de la ciencia y la tecnología, en un sistema que tiene profesionales con “muy buena” formación y con “posibilidad de aportar al país”, destacó.

    Pero la emigración de los más capacitados y la falta de inserción local en varias áreas de la ciencia, cuando al mismo tiempo otros sectores como el farmacéutico tienen desocupación cero, es un tema que preocupa.

    A continuación sigue un resumen de la entrevista que Manta mantuvo con Búsqueda en su oficina de la Torre Ejecutiva.

    —La secretaría tiene unos meses de vida. Uno de sus objetivos es poder marcar lineamientos de cómo desarrollar una política de ciencia y tecnología desde el Poder Ejecutivo. ¿En qué está trabajando?

    —La secretaría está enfocada en eso y en otros temas más. Está trabajando fuertemente en cooperación con la Secretaría de Transformación Productiva y Competitividad, dando apoyo a programas de ministerios y de la Agencia Uruguaya de Cooperación. Apoyamos cierta forma de ir haciendo las cosas en la elaboración de políticas interesantes.

    —¿Cuáles?

    —Hay algunas que van de la mano de decretos que importan al país y a la creación y generación de nuevos recursos humanos y capacidades, como el decreto de mar territorial. Hay una nueva situación en el mar (Uruguay amplió su territorio marítimo) y necesitamos saber cuál es nuestra situación de recursos humanos, científicos y tecnológicos para aprovechar esta oportunidad.

    Lanzamos el primer curso de código de barras, se les dio mucho apoyo a los institutos de la cooperación franco-uruguaya que es necesario reimpulsar y estamos trabajando en proyectos con Transforma Uruguay. Este viernes 12 presentaremos por primera vez en Uruguay el Programa de Compra Pública innovadora.

    —Era un reclamo histórico que el sector público priorizara la innovación nacional frente a otras soluciones importadas y sin desarrollo local.

    —Es un reclamo histórico y hemos podido llevarlo adelante. Las dos secretarías pudimos ponerlo en marcha y vamos a hacer un decreto para comenzar a realizar pruebas y que existan posibilidades de compras públicas a través de mecanismos de innovación en ciencia y tecnología.

    —En vez de importar, dar prioridad a lo que se hace acá.

    —Exacto. Dar la oportunidad para que ofrezcan desarrollo local. Ya tiene aprobación por parte del gabinete interministerial de Competitividad la creación de una comisión ministerial de ciencia y tecnología. Lo logramos. Está dentro de la órbita de Presidencia y tuvo apoyo. Sin lugar a dudas, va a marcar muchísimo. Vamos a tener una secretaría interministerial de ciencia y tecnología con la cual vamos a trabajar conjuntamente, y vamos a generar agendas e insumos para definir políticas.

    —¿El eslabón que faltaba para darle órdenes a la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANNI)?

    —Yo no dije eso, lo dijiste tú.

    —Pero es una de las cosas que van a poder hacer.

    —Eso no lo dije yo. La ANII es un organismo que responde a las políticas del Poder Ejecutivo. No me metan en líos.

    —Por lo tanto, la ANII deberá responder a lo que pueda surgir de aquí. Uno de los reclamos es que la ANII está tomando decisiones políticas ante la falta de lineamientos desde el Poder Ejecutivo y que no debería hacerlo, sino solamente ejecutar políticas. Usted ha dicho que la ANII se estaba tomando atribuciones que iban más allá de sus competencias.

    —Lo dice la norma. Lo que digo es que es necesario que el país forme, defina y genere sus políticas en materia de ciencia y tecnología y que esas políticas sean ejecutadas por los organismos ejecutores. ¿Te parece poco lo que hemos hecho en estos meses? Compras públicas por innovación, una comisión ministerial de ciencia y tecnología, estamos apoyando decretos, articulando con el Consejo Nacional de Innovación, Ciencia y Tecnología (Conicyt), con la universidad y otros actores académicos. Se está empezando a generar una base de diálogo y de una construcción colectiva en Uruguay. Se está discutiendo, transitando y hablando cómo va a ser la futura institucionalidad. Vamos a ver con qué institucionalidad terminamos...

    ¿La secretaría fue creada para ordenar el panorama? Porque en esta área participan la universidad, e institutos de investigación como el Pasteur y el Clemente Estable, entre otros.

    —En pocas palabras, es para darles un enfoque sistémico a la ciencia y la tecnología.

    —¿Qué se quiere ordenar?

    —Las líneas prioritarias para el desarrollo de la ciencia y la tecnología en el país, y sobre esa base ver cuáles son los mejores actores para desarrollarlas. Al Uruguay le falta mucha cosa, hay que trabajar mucho. Hay que definir de alguna manera las políticas, conversar y discutir acuerdos con aquellos lugares que son autónomos.

    —¿Qué le falta a Uruguay?

    —Le falta muchísimo; le falta meter la innovación en las empresas. Casi nada. Tenemos que trabajar muchísimo en eso. La innovación basada en la ciencia y la tecnología en las empresas públicas y privadas es uno de los grandes desafíos. Hemos llegado a tener recursos humanos que son muy buenos pero tenemos que dar el salto. Para darlo tenemos que buscar una manera de construir estas instituciones de alta capacitación que nos puedan seguir fomentando esta formación, bajo una organicidad que sea transversal. Hay que dar un pasito más. Generar un intercambio de docentes a escala nacional e internacional, donde se puedan hacer doctorados si es necesario, pero principalmente, donde exista todo un tema de circulación de ideas, de creación de conocimiento. El Uruguay tiene que abordar dos o tres temáticas muy importantes y lo tiene que hacer a través de instrumentos transversales.

    —¿Cuáles son las tres temáticas en las que el país se debería concentrar?

    —Ambiente, energías renovables, nanotecnología y materiales. Todos esos.

    —A eso apuntaba su queja durante un evento en el mes de junio en el Instituto Pasteur cuando dijo que una de las mayores innovaciones había sido PedidosYa…

    —(Sonríe…) Creo que hay que meterse en esas temáticas, sin lugar a dudas. El país tiene recursos humanos a nivel de grado y posgrado que son muy buenos, con posibilidad de aportar al país. Pero tenemos que ponernos mucho más en el borde de la ciencia y la tecnología.

    —¿Creando puestos de trabajo también?

    —Creando posibilidades de trabajo, sin ninguna duda.

    —¿Esos profesionales se quedan en el país o se van?

    —En este momento, yo hago mis números y muchos se van. Otros hacen otros números y no se van. ¿Cuántos son? Depende un poco de la óptica con la que se mire. Si se van a hacer un doctorado y después no vuelven o si se van, vuelven y se vuelven a ir... Lo más urgente es poner nuestros recursos humanos formados al servicio del desarrollo de la solución de los problemas que tiene el país.

    —¿Por qué se van?

    —Porque no tenemos muchos centros de investigación y desarrollo. A nivel privado prácticamente ninguno y la Universidad de la República tiene sus capacidades colmadas. Los programas de dedicación total de la Udelar ya saben cómo están. Entonces ¿qué le decís a un pibe en esas condiciones? Tiene capacidad para aportar y el país los necesita pero hay que buscarle y organizarle los lugares desde donde pueda aportar. Muchos de los que se van son muy buenos. Porque son los que tienen más facilidad y el sistema los capta de afuera. No quiere decir que los que no se van no sean buenos. Hay algunos que están teniendo más facilidades y también depende mucho del área.

    —Según datos de la Facultad de Ciencias, se estima que uno de cada cinco egresados se va. ¿Sus números cuáles son?

    —En el sistema total, más o menos lo mismo. Hay otras formaciones en el país que a nivel de grado tienen desocupación cero o negativa. Las cadenas productivas de farma y las ingenierías te captan el recurso humano de grado que está saliendo. El tema es cómo se captan los posgrados. Es difícil porque no encuentran trabajo, porque no están pudiendo encontrar aquellos ámbitos para aportar sus conocimientos.

    ¿Cuánto se invierte en ciencia y tecnología en el país? La Academia Nacional de Ciencias del Uruguay que usted integra firmó con los candidatos en la última elección el compromiso de llegar al 1% del PBI para la ciencia y la tecnología. Vázquez firmó pero no llegará a cumplirlo.

    —No se logró. Mis números son entre 0,36 % y 0,38%.

    ¿Ha crecido o se ha mantenido estable?

    —A mí me hubiera gustado lograr una pequeña pendiente de crecimiento en esos números, pero…estamos en esos números.

    —¿Entonces es el mismo número que el del gobierno pasado?

    —Se ha mantenido constante en los últimos años, por lo menos en los últimos dos.

    —¿Qué siente cuando se va un período de gobierno sin aumento?

    —No hubo un aumento, es verdad. Pero hubo una fuerte intención de ver un poco la organicidad del sistema de ciencia y tecnología y ver cómo se puede llegar de una u otra manera a hacerlo más sistémico y más orgánico.

    —¿O sea que primero habría que organizar, antes de invertir?

    —Yo creo que podían ir paralelos, pero el hecho de que exista hoy la posibilidad de que ciertos actores del sistema puedan entrar por esa puerta (señala la entrada a su oficina) sin ningún problema, entrar a un ámbito de la Presidencia de la República a poder plantear sus problemas, hablarlos y generar ámbitos de interconexión con el Conicyt, que está tomando impulso, o con otras instituciones vinculadas, como la Academia Nacional de Ciencias o incluso con el diálogo permanente que tenemos con la universidad... El hecho de que pueda generar construcción desde el diálogo es importante. ¿Cuánto se dialogaba antes desde la base? Muy poco. Hoy creo que la apertura del diálogo es mayor. Eso es bueno y es lo que nos está esperanzando.