• Cotizaciones
    jueves 20 de noviembre de 2025

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
    $ Al año*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
    $ por 3 meses*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
    stopper description + stopper description

    Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

    Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

    Suscribite a Búsqueda
    DESDE

    UYU

    299

    /mes*

    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

    Acnur: Uruguay es “modelo” por la respuesta que da a refugiados, pero tiene un desafío en la “integración social”

    Juan Ignacio Mondelli, jefe de la Oficina Nacional de Acnur en Uruguay, observa un incremento de la llegada al país de migrantes con mayores niveles de vulnerabilidad, lo que implica un trabajo más “complejo”; advierte que un escenario global de necesidades crecientes de protección y una reducción del financiamiento internacional para estos fines puede tener un impacto “negativo” de dimensión “insospechada”

    Según datos oficiales publicados por Acnur, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados, Uruguay registró en 2025 que hay en el país un total de 70.829 personas forzadas a huir y apátridas. De ellas, 37.391 necesitan protección internacional, 31.975 son solicitantes de asilo, 1.461 son personas refugiadas y solo una es apátrida. Se trata de cifras —todas ellas— que experimentaron un aumento sostenido desde 2020. Solo este año, además, hubo 8.386 nuevas solicitudes de asilo en Uruguay y la agencia atendió a 5.317 personas.

    En un contexto regional donde se advierte una intensificación de la xenofobia y la criminalización de extranjeros, Acnur, el Ministerio de Relaciones Exteriores y la Intendencia de Montevideo lanzarán el próximo lunes 24 de noviembre la campaña Cuidá a Quienes Tenés al Lado, una iniciativa que busca favorecer la integración y la convivencia pacífica y promover actitudes positivas hacia los extranjeros que residen en el país, para ayudar a prevenir los discursos de odio.

    “Lo que está ocurriendo a nivel global es el incremento de la necesidad de protección y el decrecimiento del financiamiento para el trabajo humanitario”, lamentó Juan Ignacio Mondelli, jefe de la Oficina Nacional de Acnur en Uruguay en entrevista con Búsqueda. Para el representante, es fundamental que países como Uruguay —al que definió como un “país campeón” por su trabajo en materia de migración— contribuyan a que los territorios “no cierren las puertas”.

    ¿Cuál es el objetivo central de la campaña y por qué Acnur considera necesario lanzarla en este momento en Uruguay?

    —Es una campaña que busca sensibilizar, una tarea que Acnur hace a nivel global y regional, para compartir la cara humana y visible del desplazamiento forzado. La gente muchas veces migra en búsqueda de mejores oportunidades. Pero en el caso de las personas refugiadas, de las desplazadas por la violencia, de las apátridas, hay una cuestión de necesidad de protección. Y no siempre en las comunidades y en los países de acogida se entiende bien toda la dimensión que tiene el desplazamiento forzado desde el punto de vista humanitario.

    Es parte del trabajo de Acnur difundir y sensibilizar sobre la problemática de los refugiados. En la región es necesario redoblar el trabajo, producto de las situaciones de desplazamiento forzado, sobre todo por (políticas) más restrictivas que vemos en algunos países. Uruguay es un país donde hay un ambiente muy favorable, muy sensible, una sociedad muy inclusiva, que en el pasado reciente vivió situaciones que tienen que ver con la persecución, con la violencia, y entonces entiende bien estos temas. Pero es cierto también que ninguna comunidad está exenta de las sensibilidades que genera recibir personas extranjeras, o de entender por qué está viniendo gente que antes no venía. También es necesario comprender que las personas que están en movilidad, además de huir por razones de persecución, vienen también a contribuir.

    Uruguay adoptó el año pasado la iniciativa Programa de Arraigo, que lanzó el Ministerio del Interior, que busca darles una nueva posibilidad a las personas que solicitan asilo o refugio en Uruguay para obtener una residencia en el país, precisamente porque reconoce que hablamos de personas que por razones familiares o laborales ya están arraigadas acá y necesitan la documentación y la residencia para poder rehacer el camino.

    ¿Qué esperan que genere en la población esta campaña y cómo trabajan con Cancillería y la intendencia?

    —Un enfoque muy interesante de la campaña es la empatía, la solidaridad, el cuidado no solo con el que viene de afuera, sino en la misma comunidad. Ponemos un énfasis en la diversidad, en la importancia de la alteridad, de estar conscientes del otro y de, entre todos, cuidarnos. Y esa dimensión toca un punto fundamental, que es la sensibilidad humanitaria. En la campaña vamos a tener un sitio web dedicado a Uruguay, donde va a estar la canción Movimiento de Jorge Drexler versionada por músicos uruguayos y una banda juvenil llamada Manos Veneguayas. También tendremos cuatro historias de inclusión y materiales de información. Y en diciembre lanzaremos un corto documental sobre temas de nacionalidad, apatridia y ciudadanía legal.

    El último informe estadístico de Acnur muestra que Uruguay registró en 2025 la cifra más alta de personas forzadas a huir y apátridas de los últimos cinco años. ¿Qué factores explican este crecimiento sostenido?

    —Hay distintas situaciones humanitarias a nivel de la región que han generado el desplazamiento de personas. Todos los países de la región se han visto impactados por el incremento de la movilidad. Y esta tiene distintas vías: a veces es del sur al norte, después del norte al sur. A veces hay una migración circular o movimientos sucesivos, personas que arrancan en un país y después se movilizan hacia otro. Uruguay recibe gente, no solo la que puede venir de su país de origen, sino también de otros países de la región donde a lo mejor no ha encontrado oportunidades de integración o ha sufrido discriminación. Hay una diversidad de situaciones, pero el escenario regional contribuye.

    Mondelli 2
    Juan Ignacio Mondelli.

    Juan Ignacio Mondelli.

    ¿Considera que Uruguay se ha consolidado como destino de protección?

    —Hay una cosa que me gusta señalar respecto a Uruguay y es una expresión que se usa mucho en el ámbito diplomático de “países campeones”. Uruguay entiende la solidaridad, porque ha recibido en épocas de la dictadura la solidaridad de otros países. Tiene también una institucionalidad, un trabajo de derechos humanos y con la migración que es destacable. Entonces, a veces a contramano de lo que se ve en otros países, Uruguay tiene un enfoque de trabajo muy humanitario. Ese enfoque, junto con el incremento de los números de solicitantes de asilo, de refugiados, de personas en movilidad, hace que Uruguay tenga que incrementar sus capacidades para poder responder institucionalmente a eso. Y ahí es que trabajamos con las autoridades, con la sociedad civil y con las otras agencias del Sistema de Naciones Unidas para apoyar los esfuerzos del gobierno.

    En ese sentido diría que se ha consolidado. No es el país que en términos numéricos reciba la mayor cantidad de personas refugiadas, pero sí la respuesta es notable. Es un país modelo, que puede contribuir en este contexto regional a dar buenos mensajes. También tenemos a Canelones, Montevideo y Rivera como Ciudades Solidarias, un programa de Acnur para generar conciencia en ciertas localidades. Montevideo ha jugado un rol preponderante y también ha sido una “ciudad campeona”.

    —Este año la población total bajo protección de Acnur en Uruguay presentó una tasa de variación al alza del 15%, mientras que en la población dentro del sistema de asilo (solicitantes y refugiados) fue del 26%. ¿Qué lectura hace?

    —Las respuestas que dan los países al fenómeno del desplazamiento forzado varía. En Uruguay hay una combinación de lo que es la respuesta de asilo y la respuesta migratoria. Es decir, qué opciones tiene la persona que llegó a Uruguay que alega ser perseguida o estar desplazada por la violencia para acogerse a la protección uruguaya. Ahí tenemos el sistema de asilo o de refugio, pero también con el Programa de Arraigo lo que ha hecho Uruguay es dar una opción adicional para que esas personas puedan optar entre continuar su solicitud de protección como refugiados y este programa de residencia por arraigo, donde debe demostrar haber tenido un ingreso legal y tener un medio de vida honesto en el país. Es cierto que puede haber personas que no califican como refugiadas, por lo que otorgar una vía adicional o una vía regular de permanencia es una cosa positiva.

    ¿Qué desafíos particulares presentan los distintos grupos con los que trabaja Acnur en Uruguay?

    —Nuestro trabajo tiene dos grandes ejes: la protección y la solución. Esto lo hacemos en apoyo a las autoridades y la sociedad civil. Países como Uruguay tienen su sistema de asilo. Y muchas veces el enfoque inmediato es asegurar que la persona no sea devuelta a su país de origen donde hay persecución, que pueda tener una residencia si califica como refugiado, que tenga una documentación. Básicamente, las condiciones legales o jurídicas para poder permanecer, identificarse y estar en el país sin sufrir temor de ser expulsada. Pero eso es solo una parte del trabajo. Después hay una dimensión mucho más desafiante, que es la integración local, la inclusión social, cultural, laboral y económica. Eso en muchos países, incluido Uruguay, sigue siendo un desafío para la gente que llega. Ese desafío es también de las comunidades de acogida, de la propia comunidad uruguaya. Ahí el porqué de la campaña.

    Hay una cosa que me gusta señalar respecto a Uruguay y es una expresión que se usa mucho en el ámbito diplomático de “países campeones”. Uruguay entiende la solidaridad, porque ha recibido en épocas de la dictadura la solidaridad de otros países. Tiene también una institucionalidad, un trabajo de derechos humanos y con la migración que es destacable. Entonces, a veces a contramano de lo que se ve en otros países, Uruguay tiene un enfoque de trabajo muy humanitario. Hay una cosa que me gusta señalar respecto a Uruguay y es una expresión que se usa mucho en el ámbito diplomático de “países campeones”. Uruguay entiende la solidaridad, porque ha recibido en épocas de la dictadura la solidaridad de otros países. Tiene también una institucionalidad, un trabajo de derechos humanos y con la migración que es destacable. Entonces, a veces a contramano de lo que se ve en otros países, Uruguay tiene un enfoque de trabajo muy humanitario.

    —¿Cómo han evolucionado las cifras de los diferentes grupos que llegan al país?

    —A nivel global estamos en unos 123 millones de personas desplazadas por la fuerza. Con las crisis humanitarias, las guerras y los conflictos, la cifra va en aumento. A nivel de la región y de Uruguay también. Vemos un incremento de las cifras de las necesidades de protección y desgraciadamente un decrecimiento de la contribución financiera de los principales países donantes para ayudar a hacer frente a esas necesidades. Hay una brecha que cada vez es más grande y estamos sumamente preocupados.

    ¿Han observado cambios en el perfil de quienes llegan a Uruguay? Motivos de huida, la composición familiar, niveles de vulnerabilidad...

    —Hace unos 10 años quizás el perfil de la migración, también a veces de las personas refugiadas o que solicitan refugio, era de profesionales, de personas con mayor capacidad para afrontar los desafíos que implica llegar a un nuevo país. Recientemente estamos viendo perfiles con necesidades o vulnerabilidades crecientes. Grupos familiares o personas que llamamos de movimientos sucesivos: a lo mejor llegaron inicialmente a Colombia, Ecuador, Perú o Chile, pero que han seguido en su tránsito. Son situaciones más complejas para abordar, con mayor vulnerabilidad, que requieren mucho más esfuerzo. También estamos viendo en muchos países, y Uruguay no es la excepción, el tema del acceso a la salud mental, que es desafiante también. Hay secuelas que deja toda esta problemática en la gente, que viene traumatizada, golpeada por la xenofobia, por la discriminación, por la expulsión o por no tener un lugar donde ir, muchas veces en contextos familiares de gran vulnerabilidad.

    —En un contexto regional donde se advierte un aumento de la xenofobia y la criminalización, ¿cómo describiría la situación uruguaya?

    —Estamos hablando de un país sensible a las necesidades de protección, solidario, con un enfoque de multilateralismo, de la dimensión de la importancia del tema de derechos humanos en la agenda global y regional. Ese es el punto de partida. La sociedad por supuesto tiene sus desafíos, pero no es la problemática que se ve en otros países. Sobre todo ahora, se usan las redes sociales para cuestionar a la persona que viene de afuera, y en todos los países se ven comentarios, narrativa y discursos que tienen que ver con la discriminación y la xenofobia. No hay sociedades exentas.

    Uruguay recibe solicitantes de asilo de distintas nacionalidades, ¿cuáles son las que predominan hoy?

    —Entre las personas refugiadas reconocidas en Uruguay, predominan las venezolanas (879), colombianas (186) y sirias (69). Mientras que entre los solicitantes de asilo, la mayoría proviene de Cuba (26.626), Venezuela (3.338) y República Dominicana (1.608). No quiere decir que efectivamente después tengan reconocimiento como refugiados.

    Juan-Ignacio-Mondelli-Acnur
    Juan Ignacio Mondelli.

    Juan Ignacio Mondelli.

    Según los datos oficiales, el sistema de elegibilidad muestra que en 2025 hubo 6.907 archivos y solo 116 reconocimientos. ¿Qué factores suelen explicar este tipo de decisiones?

    —Precisamente el incremento de las cifras, en un contexto en el que el sistema de refugio o asilo uruguayo no está preparado para este número de gente, hace que no estén las capacidades estatales. Entonces, podés estar recibiendo y registrando a la gente como solicitante, pero sin capacidad para procesar los casos. Ahí el desafío de generar esas mayores capacidades estatales para poder responder frente a una realidad que antes no existía. Esa es una primera explicación. Estamos trabajando para poder lograr mayor capacidad del sistema de refugio o asilo en Uruguay, por ejemplo, a través de apoyar el sistema de digitalización con una herramienta informática adecuada, con mejores procesos y con procesos diferenciados.

    Un número importante de esos (archivados), además, es gente que ha desistido y ha optado por el Programa de Arraigo, que ya otorgó más de 6.500 residencias.

    Uruguay tiene que seguir avanzando, incluso a través de la asignación presupuestaria, para que la Comisión de Refugiados pueda hacer un trabajo mucho más robusto y fortalecido. La cooperación internacional está presente, pero son las autoridades uruguayas quienes tienen que asignar los recursos humanos y presupuestarios y generar esas capacidades con nuestro apoyo. Ese es un desafío que Uruguay no tenía y que progresivamente lo está asumiendo. Pero mientras lo asume, la realidad no se detiene.

    —A escala global decía que Acnur registró en 2024 más de 123 millones de personas desplazadas por la fuerza. ¿Qué implica este escenario para un país como Uruguay?

    —Lo que está ocurriendo a nivel global es el incremento de la necesidad de protección y el decrecimiento del financiamiento para las necesidades y el trabajo humanitarios. Esto impacta tremendamente en la capacidad de las organizaciones humanitarias de poder ayudar a los países o directamente asistir y proteger a las personas refugiadas y apátridas. Esa realidad no se va a detener porque mientras las crisis, las guerras y los conflictos se perpetúen, van a continuar generando desplazamientos.

    Muchos países van a tener que hacer frente a esta realidad con menos apoyo de las organizaciones internacionales. Es una realidad sumamente preocupante y hay que ver cómo evoluciona. Hay países que están restringiendo sus políticas de refugio y de migración y eso puede generar nuevos movimientos migratorios. Sabemos que esto va a tener un impacto negativo y profundo, pero quizás puede ser insospechada la dimensión del impacto. Lo que pueden hacer países como Uruguay es contribuir a que los países no cierren las puertas y trabajar en conjunto para poder abordar esa situación.