El fin de semana fue trágico para los militares de Naciones Unidas (ONU) en el Congo. Una ofensiva rebelde, apoyada por Ruanda, buscó invadir la ciudad de Goma, al este del país, y dejó como saldo una cifra aún indeterminada de muertos y heridos. Entre las víctimas hubo tres cascos azules: uno de Uruguay y dos de Sudáfrica.
El sábado 25 el Ejército Nacional anunció la muerte de Rodolfo Álvarez, soldado del Grupo de Escuadrones de Caballería Mecanizada N°1. También informó sobre heridas sufridas por el sargento Adrián Fernández, el soldado Franco Olivera y el soldado Elder Piriz (todos del Grupo de Artillería de Defensa Antiaérea N°1) y el cabo Roque Francia, del Grupo de Artillería N°5. Fernández debió someterse a una intervención quirúrgica que abarcó especialidades de otorrinolaringología, ortopedia y cirugía plástica. Permanece en estado crítico, aunque estable.
“En las últimas 24 horas se ha registrado un deterioro de la situación de seguridad en la provincia de Kivu Norte, al este, donde fuerzas rebeldes han intensificado sus operaciones militares. Asimismo, el conflicto ha provocado el retiro masivo de la población civil del área afectada”, informó el Ejército.
Los militares uruguayos —en su gran mayoría pertenecientes al Ejército aunque también hay de la Armada y la Fuerza Aérea— están presentes en la República Democrática del Congo desde hace 25 años. Es un contingente de alrededor de 800 efectivos integrantes del Batallón Uruguay IV, divididos hoy en tres bases ubicadas todas al este del país: una en la localidad de Rusayo, otra en la base logística RVA de la ONU y el resto en la base uruguaya Siempre Presente, en Goma. Forman parte de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo (Monusco, por sus siglas en inglés) en la cual hay casi 18 mil efectivos de distintos países. Los cascos azules de Naciones Unidas intentan detener los avances rebeldes de grupos como el Movimiento 23 de Marzo (M23), que opera en el este del país y es acusado de tener el respaldo de Ruanda. Los soldados uruguayos, en concreto, se encargan de proteger a la población civil.
Los ataques del M23 aumentaron desde el comienzo del año y, tras las muertes del fin de semana, Monusco logró mediar para establecer el lunes 27 un alto al fuego entre los rebeldes y las Fuerzas Armadas del Congo (FMRDC). “Los integrantes del contingente nacional uruguayo se abocan a descansar tras 96 horas de intensas operaciones. La situación se mantiene en calma. No se han registrado combates en la ciudad de Goma ni en las inmediaciones. Asimismo, se están logrando con éxito los reabastecimientos logísticos necesarios para recomponer reservas. Los efectivos se encuentran en buenas condiciones de salud”, fue el último informe emitido ayer miércoles por el Ejército.
Fuentes de gobierno indicaron a Búsqueda que la situación “es muy complicada y muy tensa”, y que las gestiones más urgentes del Ministerio de Defensa Nacional son para sacar del Congo a los militares uruguayos heridos. “Acá hubo una planificación y un golpe a matar a alguien de Naciones Unidas, en este caso a un integrante de nuestro Ejército. Es un ataque a Naciones Unidas”, dijo en conferencia de prensa el comandante en jefe del Ejército, Mario Stevenazzi.
El domingo 26, tras una reunión de emergencia, el Consejo de Seguridad de la ONU emitió una declaración para condenar las acciones rebeldes. "Exacerban la grave crisis humanitaria y de desplazamiento en la zona oriental de la República Democrática del Congo y socavan los esfuerzos por alcanzar una solución pacífica y política duradera al conflicto", señaló el organismo, que exigió el cese inmediato de la ofensiva hacia Goma, la capital de Kivu del Norte. El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, pidió además al Ejército de Ruanda que se retire del este del Congo y deje de apoyar al M23.
¿Cuál es la situación actual en el Congo?
En la provincia de Kivu del Norte están activos otros grupos militares además del M23. En total se calcula que en el país operan más de 100 grupos armados, más allá de ideologías y etnias.
El M23 es el más relevante. Liderado por miembros de la etnia tutsi, tomó mayor poder a partir de 2018, con la llegada a la Presidencia del Congo de Félix Tshisekedi, quien en diciembre de 2023 fue reelecto con el 73% de los votos. Aseguran que con Tshisekedi los derechos de su etnia —minoritaria en el país— han sido despojados. Paul Kagame, el presidente de Ruanda, también es tutsi y en el pasado ha acusado al gobierno del Congo de albergar a las milicias hutus que participaron en el genocidio de 1994 en Ruanda. Más allá de los argumentos étnicos y comunitarios, el este del Congo es una región rica de minerales en un país de por sí repleto de minerales como coltán, cobalto, cobre, diamantes y oro. El propio Consejo de Seguridad de la ONU ha afirmado que el conflicto tiene uno de sus fundamentos en estos ingresos económicos y condenó “la explotación ilícita y sistemática de los recursos naturales” en el este del Congo.
Pese a pelear contra el M23 y otras bandas rebeldes, en 2023, semanas antes de su reelección, el presidente Tshisekedi solicitó ante la Asamblea General de las Naciones Unidas que los cascos azules se retiren del país. Tanto el gobierno como parte de la población civil han criticado a los militares de la ONU por su falta de resultados para controlar a los rebeldes, y desde 2022 hay manifestaciones en Goma contra la presencia de la misión Monusco.
En noviembre de 2023 el entonces ministro de Defensa Nacional de Uruguay, Javier García, informó que la misión estaba próxima a terminar. “La República Democrática del Congo ha pedido el cese. Naciones Unidas está haciendo negociaciones con el gobierno del Congo a los efectos de hacer una transición ordenada de este final. Obviamente, eso tiene consecuencias para Uruguay. Si Naciones Unidas decide el retiro, allí estamos incluidos nosotros”, informó García a la Comisión de Defensa del Senado.
Desde entonces Uruguay solicitó a Jean Pierre Lacroix, secretario general adjunto de operaciones de paz de Naciones Unidas, que se analicen nuevos destinos para sus cascos azules, entre ellos la República Centroafricana y Malí, ya que el país considera las misiones de paz como un símbolo de sus Fuerzas Armadas e incluso de sus relaciones exteriores. "Es una política de Estado, es uno de los grandes capitales de Uruguay. Tener a estos verdaderos embajadores a lo largo y ancho del mundo es una muy buena cosa para el país”, dijo en diciembre el hoy ministro de Defensa, Armando Castaingdebat, en una rueda de prensa. Castaingdebat venía de participar en Montevideo de la Reunión Preparatoria Ministerial de las Naciones Unidas sobre Mantenimiento de la Paz, un encuentro en el que se le informó que, finalmente, Monusco iba a continuar en el Congo por lo menos hasta 2026.
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Armando Castaingdebat, ministro de Defensa Nacional
Mauricio Zina/adhocFOTOS
Ante la gravedad actual del conflicto, la posición de ONU es mantenerse en el Congo. El gobierno uruguayo acompaña esa postura, aunque negocia rápidamente por la salida del país de sus soldados heridos. También piensa de forma similar la futura ministra de Defensa, Sandra Lazo.
“Sabemos que Uruguay desempeña un rol en el que está enfocado en forma estricta al mandato de protección de civiles, por eso es tan difícil retirar las tropas. En definitiva lo único que podemos hacer es lo que estamos haciendo, preservar a la sociedad civil. Hay más de 700 u 800 congoleños desmovilizados que hoy están en la base de Uruguay”, dijo Lazo esta semana al programa Doble Click de Del Sol FM. El sábado la legisladora del Frente Amplio había manifestado en redes sociales que, ante la complejidad de los acontecimientos confiaba “en la conducción que estará a la altura de la misión que se le ha conferido”.
En julio, como senadora, Lazo visitó el Batallón Uruguay IV desplegado en el Congo bajo el mandato de Monusco, en compañía de Stevenazzi y junto a una delegación de parlamentarios de las Comisiones de Defensa del Senado y de la Cámara de Diputados. Entre otras recorridas visitaron las instalaciones de la base militar uruguaya “Siempre Presente“ en el Congo, para conocer las condiciones de vida de los efectivos.
Altos del Golán, otro problema para Naciones Unidas
Mientras el gobierno sigue minuto a minuto los desarrollos en el Congo, también analiza retirar al contingente uruguayo de cascos azules ubicados en Altos del Golán, una meseta ubicada en la frontera entre Israel, Líbano, Jordania y Siria. “Los efectivos allí corren riesgo real“, dijo una de las fuentes, que aseguró que el Ministerio de Defensa dialoga con Naciones Unidas para lograr el retorno de los efectivos a Uruguay y, por el momento, no enviar la tropa de reemplazo.
En Altos del Golán la ONU mantiene una misión de paz llamada Fuerza de las Naciones Unidas para el Observatorio de la Separación (FNUOS, por sus siglas en inglés), encargada de mantener el cese al fuego entre Israel y Siria tras la retirada acordada de la zona entre 1974 de las Fuerzas Armadas de ambos países.
En noviembre, sin embargo, la situación en la región cambió drásticamente con la ofensiva rebelde que provocó en Siria la caída del gobierno liderado por Bashar al-Ásad. Semanas después, ante el derrocamiento de Asad y los problemas internos sirios, unidades blindadas israelíes avanzaron hacia la zona de supervisión de las Naciones Unidas al argumentar que era necesaria su presencia en Altos del Golán para evitar el avance de grupos extremistas sirios en su territorio.
Con 210 militares, Uruguay es el segundo país con más militares desplegados en esa frontera, detrás de Nepal. En diciembre, tras la Reunión Preparatoria Ministerial de las Naciones Unidas sobre Mantenimiento de la Paz, realizada en Montevideo, Castaingdebat había anticipado la dificultad que Altos del Golán podía presentar. “La intención de Naciones Unidas es permanecer y estamos dispuestos a lo que Naciones Unidas diga. Pero habrá que ver qué pasa, estamos preocupados: si bien nuestros efectivos están en perfectas condiciones, la situación es muy dinámica y estamos a la espera de la evolución del conflicto en Siria”, señaló el ministro, quien admitió que el relevo del contingente uruguayo se había previsto para octubre pero debió aplazarse.
Los cascos azules continúan allí y una de las posibilidades es que puedan volver a través de Tel-Aviv.
Título papel: En alerta máxima por la situación de los cascos azules en el Congo, Uruguay pretende retirar su contingente de Altos del Golán