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El expresidente José Mujica está convencido de que la seguidilla de visitas de líderes internacionales que está recibiendo en su chacra de Rincón del Cerro durante las últimas semanas responde a que se está “muriendo” y a que quieren “despedirse” de él. “No me lo dicen, pero yo me doy cuenta. Y me parece un muy lindo gesto que están teniendo”, dijo a Búsqueda.
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La líder peronista viajó especialmente desde Buenos Aires, en un avión privado, a primera hora de la tarde al aeropuerto de Melilla, en Montevideo, y luego se trasladó al domicilio de Mujica con una pequeña comitiva.
Primero los dos exmandatarios, con algunos acompañantes, mantuvieron un encuentro en el Quincho de Varela, ubicado a pocos metros de la casa de Mujica, y luego se trasladaron a la cocina de la casa particular del líder tupamaro, donde entablaron una charla más íntima, en la que participaron Fernández, Mujica y su esposa, la exvicepresidenta Lucía Topolansky.
Lula y otras visitas
Horas después, al hablar telefónicamente con Búsqueda, Mujica se mostró muy entusiasmado con lo ocurrido. Dijo que la charla fue “en un muy buen tono”, que ambos se dijeron “muchas cosas” y que le hizo algunas “sugerencias” a Fernández sobre la importancia de la renovación en política y de abrir el paso a las nuevas generaciones.
“Con Cristina tengo una larga relación, de muchos años, con cosas buenas y malas. Pero hoy vino a verme para despedirse, como una vieja amiga”, resumió.
Y Mujica cree que seguirá recibiendo ese tipo de visitas, al igual que también las tuvo en los últimos días. “Yo me doy cuenta de lo que está pasando”, dijo, y recordó cuando a principios de enero, mediante declaraciones que hizo a Búsqueda, contó que el cáncer que padece está expandido y que se encuentra en una fase terminal de la enfermedad.
“Me vienen a ver porque me estoy muriendo, es una especie de despedida que me están haciendo”, aseguró. Recordó que eligió ser “sincero” con su estado de salud y que eso ha provocado las reacciones de varios de los que compartieron con él a nivel internacional los últimos años de su carrera política u otros que lo sienten como un modelo a seguir.
Dos semanas atrás lo visitó el presidente chileno, Gabriel Boric, y es probable que el 1º de marzo, cuando asuma como presidente su compañero del Movimiento de Participación Popular, Yamandú Orsi, se traslade hasta su chacra para saludarlo el mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, y también algún otro de los presidentes que participarán de la ceremonia de transmisión de mando.
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A su vez, tiene varios pedidos de distintas figuras extranjeras que solicitan realizarle una breve visita. “Vamos a ir viendo hasta dónde se puede llegar”, reflexionó al respecto.
Dijo, además, que no le teme a su muerte porque ha tenido una “vida de novela”. Para él, “hay un tiempo para todo”, incluso para morir, y eso hay que vivirlo de forma “natural”. Es importante que “todos, y especialmente las nuevas generaciones, entiendan que la muerte también es parte de la vida y puedan convivir con ella sin tanto pamento”, concluyó.