Antes, los correligionarios de cualquier orientación política, cuando se juntaban para “tomar una”, o un cafecito, o un refresco, y especular con la actividad política en la que estaban metidos, se juntaban en un boliche. O en un café.
Antes, los correligionarios de cualquier orientación política, cuando se juntaban para “tomar una”, o un cafecito, o un refresco, y especular con la actividad política en la que estaban metidos, se juntaban en un boliche. O en un café.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáAhora “son todos bistros” (así, sin tilde, que suena más gracioso), como me dijo textualmente una vez un tachero, cuando pasábamos frente a un antiguo restaurante devenido en uno de esos inventos modernos reciclados y maquillados, y yo le comentaba la pena que me daba haberlo visto desaparecer al antiguo salón comedor.
Los cafés y los boliches también se han vuelto “bistros”. Y tal es el caso de “La Colorada, Resto-Pub Bistró”, otrora un boliche del Cordón, donde los parroquianos ya no se toman una grappa con limón, sino una birra, o un vermú, o un gin tonic.
Pero se siguen reuniendo para chusmear de política, intercambiar datos, criticar y/o elogiar a los protagonistas que juegan en primera división.
No son jóvenes, porque la juventud sigue la política a través de las redes sociales, sus celulares, sus tablets y sus conexiones cibernéticas. Pero tampoco son viejos, ya guardados en cuarteles de invierno, desde los cuales plañideramente recuerdan los grandes actos públicos, los discursos de los líderes carismáticos (especie en peligro de extinción por falta de protagonistas).
Cincuentones, digamos.
—Vos creés que Bordaberry se podía cortar solo, sin avisarle nada a Ojeda, para ir a ver a Orsi descolgado de su partido, —dijo uno de los parroquianos, acerca del tema de moda, del que se habla más que de la caída de Bashar al-Assad en Siria.
—Yo lo que creo es que la unidad se trabaja, y si te cortás solo, estás serruchando el piso a los que no fueron, no sé si me entendés —replicó otro de los integrantes de la mesa.
—Ustedes lo que pasa es que siguen creyendo en Papá Noel y en los Reyes Magos —terció otro de los asistentes—. Se acabó lo de la unidad del partido, las conversaciones previas, las coordinaciones.
—Claro, para vos lo único que hay que hacer es preguntarles a los blancos si podemos reunirnos, y ojo si no te dan permiso, porque nos hemos vuelto una sucursal barata de la Coalición, donde los que mandan ya sabemos quiénes son —dijo el que había comenzado la conversación—; hasta la gordita bolche manda más que los colorados en ese engendro inventado por Julio María, el Guapo y el Cuquito, en mala hora se les ocurrió…
—¿Cómo en mala hora? —dijo otro, que era de pocas palabras, pero esta vez decidió hablar—, ¡si no fuera por la Coalición, estábamos plantando lechugas en una chacra! —exclamó, levantando la voz—. Ustedes de unidad no saben nada, y por eso votamos como votamos, cada uno tira de la cuerdita para su lado…
—Yo no tengo lado ni cuerdita —interrumpió el que había empezado la conversación—, y ustedes lo que van a lograr es que en la próxima elección nos pasen Manini y Salle, y saquemos dos diputados solamente, manga de bananas…
—¿Vos no te ibas a tirar a edil en las municipales? —dijo el más callado de todos, tirando una piedra al lago.
La onda expansiva se fue agrandando, porque uno le criticó al candidato a edil que no se había decidido por qué grupo se presentaría, mientras otros lo acusaban de estar esperando que le ofrecieran algo más que ser edil, como, por ejemplo, un carguito en la Comisión del Río Uruguay con sueldo en dólares, y el acusado se defendió diciéndole a otro de los parroquianos que él al menos se animaba a ser militante, mientras que su amigo y correligionario se estaba trabajando un carguito en un ministerio, para que lo nombraran antes del cambio de gobierno, porque si no, después los bolches y los tupas se llevan todas las vacantes…
No faltó la voz del conciliador, que dijo que la unidad era la clave del futuro, mientras que otro le contestó que en el futuro todos estarían muertos, y otro más, tras pedir otro vermú con soda, le espetó al grupo que posiblemente esta fuera la última vez que asistiera al encuentro, porque con esa mala onda no se puede ni hacer política ni hacer patria… ¡para qué! Inmediatamente otro intervino diciéndole que dejara quieta a la patria, que lo que estaba en juego era la honestidad y la transparencia, y que este grupo (así, generalizando sin pudor) eran una colección de candidatos a ser acomodados, y que en fija que Bordaberry había ido a ver a Orsi para trabajarse un ministerio para él, contra los votos de sus diputados, lo que motivó que el que defendía a Ojeda dijera que en fija que era así, y que tenía datos de qué ministerio se trataba, mientras el que proclamaba la unidad a cualquier costo, porque esa era la clave del éxito del partido en los próximos años, sugirió que se hiciera un paro de convencionales antes de nombrar al nuevo secretario general del partido, con movilización y banderas del partido, y otro le dijo: ”Andá vos a buscar las banderas del partido, que el Frente las afanó todas”, y otro más le gritó: “Qué vas a hacer movilización vos, que anduviste coqueteando con Astori, se ve que se te pegaron las malas costumbres”, y el acusado se defendió a los gritos, enrostrándole su falta de confianza en el partido, y aclarándole que era amigo de Astori porque los dos eran bolsos. “Sí, claro, si te vi en el Estadio abrazándote con él, pero ya no está como para que nos dijera que sos un frentacho tapado, y capaz que venís al boliche como espía, para ir después a contarle lo que escuchás acá a Fernando Pereira o a la Ripoll, que también es zurda aunque nos hicieron votarla porque a Delgado se le ocurrió”.
Cuando llegó el momento de pagar, en un inesperado momento de lucidez y coherencia, dividieron la cuenta por partes iguales, aunque uno hubiera tomado una coca, otro tres vermús, y otro hasta un whisky doble, que era lo que había consumido el más exaltado.
Fue en lo único en lo que estuvieron de acuerdo.