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    Los gobiernos pasan, los periodistas quedan

    No nos movimos ni un milímetro de nuestra forma de ejercer el periodismo. Los que se movieron fueron otros. Algunos de los que antes nos aplaudían a rabiar empezaron a cuestionarnos porque las denuncias iban para el otro lado

    Director Periodístico de Búsqueda

    Enero genera esa pausa necesaria en la agenda. Por unas pocas semanas, todo parece mucho más lento, adormecido por la brisa que trae el mar y por los días largos y calurosos. En diciembre los días caen y se golpean como pesadas y agobiantes gotas de lluvia y en enero llega el silencio después de la tormenta. La sensación de siesta que se instala puede ser porque muchos eligen este mes para tomarse sus vacaciones pero va más allá de eso. Los que no lo hacen y permanecen trabajando en sus ciudades, también se toman la cotidianidad de otra manera, con más calma.

    Por eso suele ser un tiempo de reflexión, de mirar para atrás y proyectar hacia adelante. Hay más pensamiento y menos urgencia y esa combinación siempre juega a favor de la salud y la claridad mental. Este enero, además, es especial desde el punto de vista político porque, como ocurre cada cinco años, estamos en transición hacia un nuevo gobierno a partir del 1º de marzo. Desde ese día el presidente será Yamandú Orsi, del Frente Amplio, y la coalición republicana, liderada por el actual mandatario Luis Lacalle Pou, pasará a ser la oposición. Un cambio de orientación ideológica, aunque todavía está por verse qué tan profundo.

    Es mucho lo que se ha dicho y escrito durante las últimas semanas sobre el nuevo mapa político que surgió de las elecciones nacionales. Los nuevos liderazgos, los motivos del resultado de octubre y también del de noviembre, el rol preponderante de algunos sectores políticos y el surgimiento de otros, la decadencia de algunos partidos, poca cosa quedó sin pasar por la lupa de los especialistas. No es mi intención volver sobre eso. La tranquilidad veraniega que invita a la reflexión y a repasar lo hecho la convoco en esta oportunidad para otra cosa: hablar de periodismo independiente, de Búsqueda y de lo que se viene.

    La historia de Búsqueda tiene más de medio siglo. En mi caso personal, hace casi tres décadas que trabajo en el semanario y me ha tocado ejercer el periodismo político durante gobiernos de los tres principales partidos uruguayos: el Partido Colorado, el Partido Nacional y el Frente Amplio. Siempre lo hice de la misma forma que me enseñaron en esta casa, pensando exclusivamente en el lector, sin ningún tipo de compromiso ni vínculo partidario con nadie, con la única obsesión de acercarse lo más posible a la verdad.

    Los calificativos contra Búsqueda han sido muy creativos durante las últimas décadas. La mayoría de ellos asociadas con una supuesta “derecha” que movía los hilos en las sombras. “El felpudo de la derecha nativa” fue una de las definiciones que nos regaló hace años un militante político disfrazado de periodista. “El gratín de la derecha local” fue otra, un poco más elaborada, realizada por el fallecido exministro de Defensa y líder tupamaro Eleuterio Fernández Huidobro. “Prensa burguesa” se convirtió en el más repetido.

    Nada de eso nos importa a los periodistas que realizamos con pasión y profesionalismo nuestro trabajo. Es como si formara parte del paisaje. Cuando más se avanza, más ruido se genera. Siempre ha sido así y hoy no ha cambiado. Lo que sí varió es que durante este gobierno se sumaron los que nos acusan de ser operadores de la oposición y hasta los que sostienen que tenemos vínculos con el Frente Amplio. Así de esquizofrénico. Depende de quién esté en el poder, van cambiando los que atacan y los calificativos. Pero tiene su lógica, porque la independencia es molesta para los fanáticos. De un lado y del otro.

    Por eso es que me pareció oportuno aprovechar la tranquilidad de enero para hacer un breve repaso de lo que fuimos, somos y seremos, esté quien esté en el poder. Los hechos son testarudos y basta recordarlos como para terminar de juntar las piezas del puzle.

    Para no ser demasiado extenso, se puede empezar con el segundo gobierno del Frente Amplio, que fue presidido por José Mujica. Unos cuantos desmemoriados y otros a los que les sirve alimentar un discurso ficticio solo recuerdan de aquella época que el presidente tenía un diálogo frecuente con dos periodistas del semanario y que muchas noticias las canalizaba de esa forma. Eso ocurrió pero por un acercamiento realizado durante años con profesionalismo, como también pasó con otros mandatarios.

    Lo que se saltean los malintencionados es que fue Búsqueda de forma exclusiva la que en ese período informó acerca del aval que otorgó el Banco República a la empresa Cosmo para comprar los aviones de la clausurada Pluna, que terminó con el procesamiento y renuncia del entonces ministro de Economía, Fernando Lorenzo, y del presidente del Banco República, Fernando Calloia, dos jerarcas de primera línea del gobierno de Mujica.

    En la administración siguiente, Búsqueda también tuvo un papel central en los episodios que terminaron con la renuncia del entonces vicepresidente, Raúl Sendic. Lo primero que debilitó a Sendic fue la investigación realizada por la periodista Patricia Madrid para El Observador, mediante la cual denunció que ostentaba un título universitario que no había obtenido. Pero el punto de quiebre fue la difusión de los gastos personales que Sendic había hecho como presidente de Ancap con la tarjeta corporativa de ese organismo, realizada por Búsqueda después de un pedido de acceso a la información pública y de semanas de intenso trabajo de los periodistas Guillermo Draper y Raúl Santopietro, procesando los datos obtenidos. Eso fue lo que terminó provocando la histórica renuncia de Sendic a la vicepresidencia.

    Luego hubo un cambio de orientación política en el gobierno. Y otra vez, algunas de nuestras investigaciones periodísticas generaron renuncias de jerarcas de distintos tipos, desde ministros hasta asesores presidenciales y directores de organismos del Estado. No nos movimos ni un milímetro de nuestra forma de ejercer el periodismo. Los que se movieron fueron otros. Algunos de los que antes nos aplaudían a rabiar empezaron a cuestionarnos porque las denuncias iban para el otro lado. Nos acusaban de operadores, de serviles y muchos otros adjetivos vacíos solo por hacer lo mejor posible nuestro trabajo.

    Son señales positivas. No nos asustan. Es probable que en breve vuelvan a aplaudir y sean otros los que critiquen. Esto va y viene. Lo que no cambia es el periodismo. “Las nubes pasan, el azul queda”, dijo Lacalle Pou en su primer discurso luego de ganar las elecciones de 2019, citando a su padre y a su abuelo. En este caso son los gobiernos los que pasan y los periodistas los que quedan.

    Esto es lo que hacemos y seguiremos haciendo en Búsqueda, más allá de las circunstancias específicas de cada época, referidas a cuestiones políticas o empresariales. A los únicos que habilitamos a juzgarnos es a nuestros lectores que, dicho sea de paso, son cada vez más. Que quede claro y que tomen nota los que tengan que tomarla, porque ya volverán a demostrarlo los hechos.