“Una lengua sigue siendo siempre la misma lengua. Aunque los descendientes después de varios siglos no comprenden la antigua lengua de sus antepasados, porque para ellos las transiciones han desaparecido, sin embargo, desde el principio permanece una transición continua, imperceptible en el presente, sin saltos, que se hace perceptible por la adición de nuevas transiciones y se manifiesta como un salto”, postuló Johann Gottlieb Fichte