¿Cómo descubrió el mundo del grafiti?
Edad: 39 • Ocupación: Muralista • Señas particulares: Estudió cocina, le gusta surfear y pescar, escribe lo que sueña
¿Cómo descubrió el mundo del grafiti?
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáA través de amigos grafiteros que me impulsaron a salir a pintar a las calles. Mis primeros grafitis eran ilegales y me daban esa adrenalina de dejar una obra hecha en la calle o unas pintadas. Ahora estoy enfocado en el realismo, en el retrato, pero en aquel momento eran personajes, mezclas de animales, estaba experimentando.

¿Qué edad tenía cuando empezó?
Tenía 26.
¿Quién o quiénes fueron las personas que le enseñaron a pintar y lo introdujeron en este arte?
Nunca tuve educación formal, siempre fue autodidacta lo mío. En el grafiti el autodidacta aprende a través de videos. Yo, que nací en la era del internet, puedo ver quién está pintando en otras partes del mundo, qué está haciendo. Pero el aprendizaje me lo dieron la constancia y la disciplina de pintar en la calle. También empezar a conocer los aerosoles, las marcas, los tipos, cómo sacarles presión. Con el pincel también siempre me defendí bien.
¿Cuál fue el primer retrato que hizo?
El de (el futbolista uruguayo Edinson) Cavani en Salto. Ese fue en un evento al que me invitaron, uno de los primeros. Y fue el primer rostro que pinté en gran escala, no en una hoja. Lo hice sin grilla, a mano alzada, y no me quedó bien diagramado. Era la imagen de él, pero no era él, no quedó igual. Después, cuando empecé a crecer y me metí en el realismo, empecé a hacer grillas, cuadrículas, y a diagramar mejor, aunque las texturas todavía no estaban bien definidas. Aún sigo creciendo.
¿Cuál fue el mural que más le costó?
El último que hice, en Trinidad, Flores, sobre unos silos. Fue el que me llevó más tiempo, más de un mes. Los tanques o edificios siempre me llevan 10 o 15 días como máximo. Además, la superficie era irregular, silos cónicos, entonces diagramar una imagen y que no quedara deforme era superdifícil. Lo hice todo a grilla, con símbolos. Puse la imagen en una aplicación arriba de la foto con la grilla y ahí me fui guiando por los símbolos.
Esos silos tienen una altura de 50 metros...
Sí. Hay partes de 45 y otras de 50. Es el más alto de Uruguay.
¿No le daba vértigo?
Paso muchos estados antes de empezar a pintar. Desde los primeros murales altos, sufría de pánico. Soñaba que me caía, muchas cosas se me venían a la cabeza. Después, cuando iba a pintar, subía y me daba impresión al principio. Pero bajaba, volvía a subir y ya se me iba.
Antes de poder dedicarse a tiempo completo a esto, ¿qué tipo de trabajos tuvo, no vinculados con el arte?
Hice de todo. Estudié cocina, trabajé en restaurantes de cocinero, repostero. Laburé en la construcción, con arquitectos, haciendo maquetas, reformas. Sé hacer bastantes cosas. Mis amigos me dicen que siempre que hay algo para resolver, yo lo resuelvo.
¿Cocina en la actualidad?
Sí, me cocino todo, no me gusta comprar comida. Solo lo hago cuando estoy con el tiempo muy limitado. Me alimento sano, disfruto cocinar. Además de pintar, mis otras pasiones son cocinar, surfear y pescar.
Vive cerca de la playa, en Cuchilla Alta, ¿se toma sus tiempos para surfear y pescar?
Sí, este año me fui a vivir allá. Desde chico, siempre iba. A los 14 años, cuando me fui de Salto, fue como que me escapé para conocer la playa, porque antes era difícil venir para el sur y para el este. Este año es el primero que vivo afuera. Viví muchos años en Montevideo, otro tiempo en Punta del Diablo, siempre me gustó la playa. Y me hago mis tiempos para surfear, más que nada en verano. En invierno trato de irme de Uruguay, de zafarle.
Tiene varios tatuajes, ¿tienen algún significado?
Mis tatuajes son casi todos de animales. Ahora me estoy haciendo uno en toda la pierna que es sobre ángeles, relacionado con el fallecimiento de mi madre, que fue el año pasado, el día de mi cumpleaños. Hubo como un ritual que tiene que ver con las horas, los números, pero este es el primero distinto. Tengo toda la espalda con animales, con temática de flora y fauna de Uruguay. Tengo un yaguareté, un agurá guazú, un carancho, un charrúa, un ceibo, un mburucuyá.
¿Los diseñó usted?
Los diseñamos en conjunto con el tatuador. Tengo también un gallo.
¿Tiene alguna creencia espiritual?
Sí, creo en la creación y en las energías.
¿Qué actividades realiza para relajarse o despejar la cabeza cuando está muy estresado?
Ahora estoy leyendo y escribiendo pila. Más que nada, escribo a la mañana.
¿Escribe ficción o cosas más de introspección?
Estoy muy metido en mis sueños, escribo mucho sobre eso o sobre lo que me pasa en lo cotidiano. Lo empecé a implementar este año.
¿Qué le gustaría dejar como legado?
Nunca pensé que me iban a llamar de tantas escuelas públicas u otros centros educativos. Nunca imaginé que iba a llegar a eso y, para mí, después de eso ya está el polvo. Que los niños sepan tanto de mí, que hagan carteleras y ser un referente, ese es mi legado. Además, nunca imaginé que iba a terminar siendo muralista. Siempre me preguntaban qué iba a ser cuando fuera grande y yo nunca sabía. Hoy vivo de lo que amo y me gusta hacer. Me gustaría dejar instalada la idea de que el arte es valioso, y que no porque seas artista no vas a poder vivir bien. El arte es todo: el fútbol, la música... Las pintadas son efímeras, duran lo que duran, y no son para siempre.
¿Le gustaría formar familia en algún momento?
Sí. Soy canceriano y es una de las cosas que me gustarían. No tengo apuro ninguno, a pesar de que estoy por entrar a los 40.