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Nito Mestre: “A veces me dicen que los acompañé en momentos duros y yo me alegro porque sé del poder paliativo de la música”

Edad: 73 Ocupación: Músico, cantante Señas particulares: Fue primera voz y guitarra en la banda Sui Generis; todos lo conocen por Nito; estudió medicina; se casó en Las Vegas por segundas nupcias con la misma mujer

Redactora de Galería

¿Madruga?

Me levanto a las 9, difícil que pase de las 10. Eso sí, trasnocho, me gusta ver películas o miniseries de noche, hasta las dos y pico de la madrugada. Si tengo una entrevista, la agendo para después de las 11 de la mañana porque me gusta desayunar tranquilo. Aparte, hablar me cansa más que cantar, y a veces tengo que hablar y después toco, entonces los días del show no hago notas.

¿Qué cosas lo enojan?

La impuntualidad. La no previsión. Los bares que ponen música fuerte en la calle; primero, porque es una invasión a la privacidad del que camina, y segundo, porque no se puede ni hablar.

De adolescente en el instituto pertenecía a un grupito llamado La Indignación del Siglo, ¿cuál era su gran indignación?

Era nuestra forma de decir “somos rebeldes”. Tocábamos con lo que se tenía, en castellano y alguna cosita balbuceada en inglés. Éramos rebeldes, seguimos siendo. Hay una cosa de rebeldía que no se me va.

¿Cómo se llevaba con sus padres?

Fueron los culpables de que yo esté cantando y tocando. Mi papá tocaba el violín y mamá tarareaba cosas, era muy afinada. Ella era de Lituania, hace dos meses fui por primera vez a su pueblito natal y terminé tocando con lituanos. Encontramos la casa en la que había vivido allá por 1930. Papá falleció cuando yo tenía 11 años. Se murió del corazón y yo lo vi, estaba ahí. Imagen rara, fuerte. Me acuerdo que era muy jodón. En esa casa se vivía mucho el humor. Cuando él falleció vinieron sus amigos y empezaron a contarme cuentos de él, de cuando fueron presos por tratar de empujar entre 15 o 20 el Obelisco de noche. Hacían cosas chifladas. Y yo en un momento como ese me terminé matando de risa. Ellos se estaban siempre matando de risa, los tipos la pasaban bien, y me quedó esa imagen. Mi mamá también, pese a que vivió guerras, bombardeos, se le murieron los padres, el hermano, pasaba frío, se vino, todo eso muy chica, igual tenía un humor terrible. Se metía con cosas de mujeres sobre el sexo, cuando no se usaba eso, y yo le decía: “¡Mamá, por favor!”, y ella me retrucaba: “¿Qué tiene?”. No andaba con mucha vuelta, eran muy abiertos de cabeza.

¿Cómo es su sentido del humor, además de heredado?

Irónico. A veces irónico exagerado. Pero me río de mí mismo también, mucho, de mis circunstancias. A las partes que no han sido las mejores de mi vida les meto una dosis de humor. Para eso está, para no tomarse las cosas tan en serio. No es nada ofensivo, pero sí directo, ácido.

Cuando mi papá falleció vinieron sus amigos y empezaron a contarme cuentos de él, de cuando fueron presos por tratar de empujar entre 15 o 20 el Obelisco de noche. Hacían cosas chifladas. Y yo en un momento como ese me terminé matando de risa Cuando mi papá falleció vinieron sus amigos y empezaron a contarme cuentos de él, de cuando fueron presos por tratar de empujar entre 15 o 20 el Obelisco de noche. Hacían cosas chifladas. Y yo en un momento como ese me terminé matando de risa

Nito Mestre por Pablo Munne foto

Se volcó al melódico en un mundo dominado por el rock, en el que, en sus propias palabras, “se usaba estar preso”. ¿Siempre apostó a ser el diferente?

Cuando conocí a Charly (García) en el colegio me pareció un pibe muy raro. Muchos años después lo entrevistaron y le preguntaron qué le había parecido yo en una primera impresión. Charly respondió: “Un tipo muy raro“ (se ríe). No sé, quizá por el humor, siempre tuve esa cosa de reírme en las situaciones difíciles, y eso marca la diferencia. Siempre me gustaron las personas que tienen buen humor. Casi todos los músicos con los que trabajé en mi vida cumplían la consigna de no ser un seriote seco de mierda.

¿Qué se siente haber sido el autor de algo que para otra persona es nada más y nada menos que “la banda sonora de su vida”?

“Alguien en el mundo piensa en mí”, como la canción de Charly. Me encanta, y la entiendo a esa persona porque a mí me pasó algo similar con los Beatles, que eran como parte de la familia. Ahora con las redes entrás a fijarte en qué anda, si está tocando, qué es lo que está haciendo tu ídolo, como si fuese tu primo. En este momento, ¿en cuántos lugares estará sonando algún tema de los Beatles? Este tipo (Paul McCartney) debe estar constantemente en algún lado. Y es increíble. A veces me dicen que los acompañé en momentos muy duros y yo sin saberlo me alegro porque sé del poder paliativo de la música. Yo estudié Medicina, siento que estoy cumpliendo con eso de curar a las personas desde otro lado también, si por una canción te estoy haciendo la vida un poco más fácil.

Cuando conocí a Charly (García) en el colegio me pareció un pibe muy raro. Muchos años después lo entrevistaron y le preguntaron qué le había parecido yo en una primera impresión. Charly respondió: “Un tipo muy raro“ (se ríe). Cuando conocí a Charly (García) en el colegio me pareció un pibe muy raro. Muchos años después lo entrevistaron y le preguntaron qué le había parecido yo en una primera impresión. Charly respondió: “Un tipo muy raro“ (se ríe).

No toma alcohol hace más de 20 años, ¿siente que debería dejar de ser un ritual social?

Yo creo que el que puede tomar puede tomar. Lo que sí me molesta es cuando se pasan de revoluciones. No saben parar y es chocante; yo supe estar de ese lado, aunque lo tenga presente como si le hubiera pasado a otra persona. Mi mujer toma, yo soy alcohólico, no puedo tomar pero tampoco tengo ni cinco de ganas. Antes era un ritual, ahora también pero con muchísima más publicidad al respecto.

¿Qué aprendió del amor?

Uf. Me casé muy grandecito, a los 37 años. Antes tuve parejas pero nunca me había casado. Cuando conocí a mi mujer, a los dos días le dije: yo con vos me voy a casar. Fue una sensación, pero se cumplió. Muchas veces hay cosas que me dan miedo decir porque soy de esas personas que tienen la sensación fuerte de que va a pasar algo y pasa. Y yo nunca pensé en casarme. Antes de conocerla no quería nada, pensaba que iba a ser soltero toda la vida y estaba bien así, más tranquilo. Pero con ella nos casamos a los nueve meses. Nos fuimos a vivir juntos al mes, no existía ponerse de novio a los treinta y largos. Para colmo nos casamos dos veces, porque en la época del alcoholismo, obviamente, nos separamos. Después, nos terminamos casando de vuelta en Las Vegas por la visa de trabajo. Hice un showcito allá en Los Ángeles que sirvió de despedida de soltero, alquilamos un auto para ir a la boda (iba a ser un descapotable pero llovió) y como nos obligaron a tener uno, el testigo de bodas fue el que nos cuidó el auto por unas monedas. Está todo filmado.

¿El paso del tiempo lo hizo más sabio, más blando o más cínico?

Más yo. Continúa una fuerte parte adolescente en mí, yo me siento joven. La contraparte es mi parte madura. Se llevan bien, una puede aplacar a la otra, conviven. El paso del tiempo me enseñó a defender más el tiempo personal, no estoy disponible siempre para todo. Quiero mis ratos para mí, para estar solo, para no hacer nada o para hacer lo que quiera. A los lugares a donde tengo que ir antes llegaba corriendo, llegaba corriendo a los shows, por ejemplo, ahora llego antes y hasta recorro la ciudad. Llego tres, cuatro horas antes y caliento la voz, recorro el teatro. Me gusta andar con tiempo porque soy muy ansioso, gané en manejar mejor mis tiempos. Un mejor manejo de mi vida.

¿Cómo se lleva con el silencio?

Me llevo muy bien. Lo asocio con la soledad y nos llevamos bárbaro. Soy un tipo sociable pero hasta ahí, tampoco la exageración. Me encanta estar solo. En mi casa tengo dos pisos y arriba es donde está mi escritorio y donde paso la mayor parte del tiempo. Subo y bajo. Me gusta salir a caminar con mi mujer, pero también me gusta salir a hacerlo a solas. Me gusta hablar conmigo. Cuando lo del alcohol, no, porque ahí le tenía mucho miedo a esos fantasmas que te crea la bebida, pero después me empecé a conocer mejor a mí mismo y nos llevamos muy bien.

¿Cuál es su placer culposo?

Es muy naif, pero algo que a veces hago escondido es sentarme con medio kilo de helado a ver la televisión. Crema americana, chocolate o dulce de leche. Me gustan mucho las cosas dulces, le tuve miedo a la parte diabética. Me hice todos los exámenes y me dieron bien, yo me mantengo muy activo, entonces… Obviamente no exagero, porque si me dejan suelto se me va.