¡Hola !

En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
$ Al año*
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

¡Hola !

En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
$ por 3 meses*
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
* A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
stopper description + stopper description

Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

Suscribite a Búsqueda
DESDE

UYU

299

/mes*

* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

¡Hola !

El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

Ticky Yoga: “No soy esa profesora de yoga que reniega de donde viene; no reniego de lo material, no soy austera”

Nombre: Mariana Vega • Edad: 34 • Ocupación: Profesora de yoga, formadora de profesores e influencer • Señas particulares: Sufre de tripofobia; le da miedo su muerte; dejó de ser vegetariana luego de 15 años

¿Cómo surge el apodo Ticky?

Viene desde que nací. A mis hermanos no les salía decir que yo era chiquitita y decían “tiquita”, “tiqui” y quedó Ticky. Así me dice mi familia.

¿Cómo descubrió el mundo del yoga?

Tenía 18 años. Mi primer novio me dejó y entré en una crisis zarpada, que después me di cuenta de que no era porque él me había dejado, sino porque tenía muchas heridas de abandono. Mi papá no se quiso hacer cargo de mí, entonces toda la vida crecí con eso. Y tenía cero conocimientos, cero herramientas de desarrollo personal, no sabía lo que era gestionar una emoción. Me di cuenta de que en mí había algo groso que no podía arrastrar, y que mi vida no dependía de otra persona. Ahí llegué a un curso de yoga y respiración.

¿Cómo llegó? ¿Se lo recomendó alguien?

Sí, me lo recomendaron porque estaba muy mal. Fue hace 16 años, en ese momento nadie hacía yoga. Era igual a locura, a hippies, cosas raras. Pero yo siempre fui rara, distinta, sin querer serlo. Y cuando llegué, el primer día sentí que mi cabeza se reseteó. Fue con una meditación muy básica, suave. Ahí dije: “Es acá, esto es lo que necesito”. A partir de ese día no paré. Siempre estoy buscando herramientas que me eleven.

Se formó en India y es un lugar que visita seguido. ¿En algún momento evaluó quedarse a vivir allá?

No, ¡ni loca me quedo en India!

¿Por qué?

India es la cuna de la espiritualidad y donde todo nació, pero tengo muy claro que lo que quiero está acá y que mi vida es acá. Amo Occidente. No soy esa profesora de yoga que reniega de su vida ni de donde viene. No reniego del capitalismo, de lo material, no soy austera.

Más allá del yoga, ¿qué costumbres o elementos de la India incorporó en su casa o en su vida?

El capítulo más importante de mi libro, Doce pasos para manifestar la vida que soñás, se llama “Mi viaje a India, donde todo empezó”. Es el único capítulo autorreferencial en el que cuento por qué India, qué me pasó allí. Para mí, fue un antes y un después en mi vida, es un lugar al que necesito volver. Al principio iba todos los años, a veces dos veces por año, después una, después cada año y medio. Ahora estoy en un período de más espacio. De hecho, me peleé con India hace poco.

¿Por qué se peleó con India?

Acepté que cambié, que no voy a ser igual toda la vida, que no me van a gustar las mismas cosas siempre. Hacía 15 años que India estaba dentro de mi casa, en los olores, en los sahumerios, los adornos. India me enseña todo el tiempo, cada vez que voy. Pero también es muy intenso, cada viaje me sacude mucho, después necesito un mes de recuperación, de restauración energética. Y desde hace un tiempo siento que necesito estar más acá. El yoga es eso, es aceptar que cambiamos y eso también está bien. Y este año volví a comer carne, después de 15 años siendo vegetariana.

Cuando no está trabajando, practicando yoga o haciendo contenido para sus redes, ¿qué le gusta hacer?

Me gusta mucho estar en mi casa. No hacer nada, soy fan de ese concepto. Es muy difícil no hacer nada, a la gente le cuesta mucho. Empecé a entender que el tiempo para mí es calidad de vida. Me tiro en el pasto o en la hamaca a tomar un mate y puedo estar tres horas escuchando los pajaritos.

Acepté que cambié, que no voy a ser igual toda la vida, que no me van a gustar las mismas cosas siempre. Acepté que cambié, que no voy a ser igual toda la vida, que no me van a gustar las mismas cosas siempre.

¿Qué lugar ocupa el yoga y su espiritualidad en su vínculo de pareja?

Pedro hace yoga, le gusta. Era muy corto cuando lo conocí, ahora es reflexible (ríe). Pero no te voy a mentir, en casa de herrero cuchillo de palo: no hacemos yoga juntos. Al principio hacíamos todo el tiempo, pero la vida empieza a correr y cuando tenemos tiempo libre estamos con los perros, vamos a caminar.

¿Duermen con ustedes los perros, Ruffo y Nano?

¡Obvio! Tenemos una camita que es la isla del sillón, que jodemos con que es como el “colecho” de los perros. Cuando estamos muy cansados cerramos la puerta y los mandamos al sillón, pero nos encanta dormir con ellos.

¿Tiene alguna fobia?

Sí, tengo dos. Una se llama tripofobia, que la descubrí escuchando a alguien en la tele que la tenía y, cuando contó lo que era, lo googleé y me di cuenta de que tenía eso. Es una fobia a patrones que son como bichitos o agujeritos juntos. Por ejemplo, un panal de abejas me da fobia. Una imagen de garrapatas juntas o algo así me da desesperación. Por suerte no son muchos patrones los que me la despiertan, pero a veces me pasa y empiezo a hiperventilar. Por eso para mí el yoga es algo que todo el mundo tiene que hacer, porque sabés calmarte a vos mismo.

¿Y el otro miedo cuál es?

Se me despertó en el último tiempo el miedo a mi muerte.

¿Es un miedo a lo que viene después o al sufrimiento que podría significar la causa de su muerte?

Es un miedo a sufrir y, además, a que no quiero irme todavía. Hay mucho por hacer. Ya perdí dos amigas en el último tiempo. Me da miedo mi muerte y la de mis seres queridos. A la muerte no la tengo tan naturalizada como mucha gente dentro del yoga.

¿A nivel personal, tiene algún objetivo nuevo para 2025?

Sí, me gustaría ser mamá, pero no sé si va a poder ser este año o el otro. Es un plano al que hay que ponerle energía para que pase. Si uno está muy metido en el trabajo, no va a suceder. También me gustaría aprender de finanzas e inversiones, es un rubro que me parece superimportante y necesario, sobre todo para emprendedores que no van a tener una jubilación. Empezar a ponerle conciencia a ese tema y no creer que después vemos cómo se soluciona.