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A un año del siniestro de Cutcsa: el chofer libre y jubilado, pasajeros con secuelas y el reclamo de nuevas pericias
La mayoría de los pasajeros arregló con la empresa resarcimientos económicos que van desde los US$ 5.000 a los US$ 30.000, mientras otras víctimas no se resignan y siguen reclamando justicia por el "atentado"
Ómnibus de Cutcsa que chocó en la rambla de Pocitos en octubre de 2024
Parece una pesadilla. Un ómnibus a toda velocidad y a contramano por avenida Brasil. Los gritos histéricos y desesperados con destino a un chofer que no escucha y acelera rumbo al desastre. La incredulidad de los pasajeros que se miran aterrados sin saber qué hacer. ¿Qué está pasando? Adentro del vehículo, la impotencia en medio de un vértigo repentino y furioso. Afuera, la calma de un sábado con sol por la mañana en Pocitos sacudida por un bólido que atraviesa el muro de la rambla, salta sobre las dunas de arena y cae pesado sobre la orilla del mar. Y entonces los gritos de dolor y espanto. Los cuerpos lastimados. Los huesos rotos, astillados. Y un año después de la pesadilla del 121: vidas rotas, astilladas.
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El próximo domingo 26 de octubre se cumplen 12 meses desde aquel sábado del siniestro de Cutcsa que ocurrió un día antes del domingo de las elecciones nacionales y dejó como saldo una persona muerta y a varias con lesiones y traumas que tendrán que cargar, quizás, hasta el fin de sus días.
Pasó casi un año y a Daniela le cuesta poner en palabras lo que siente. Hay muchos que le suelen recordar que nació otra vez, que tiene que marcar una nueva fecha de cumpleaños en su almanaque, pero a ella no le gusta verse como una "sobreviviente". "Se acerca el aniversario y lo vivo con tristeza y angustia", le cuenta a Búsqueda. Para ella hay "un antes y un después". Tenía una vida antes de aquel sábado de primavera en el que estaba llegando tarde a su trabajo en una clínica de Punta de Carretas y se tomó el 121. Y tiene una vida ahora: se siente sola, carga con las secuelas de las operaciones en su cuerpo —decenas de tornillos en sus huesos— y muchas veces sale de trabajar y se encierra en su habitación, su refugio. “Lloro día por medio. Te juro, no te miento. Estoy angustiada. Hay días que la tenés clara, hay días que no la tenés tan clara”. Intenta transitar su vida como antes, pero no puede. “Te sentís sola, porque el mundo siguió”.
Accidente-Pocitos-Cutcsa-AFP.png
Siniestro de Cutcsa en Pocitos.
AFP
Daniela es una de las pocas pasajeras del 121 que no ha llegado a un acuerdo económico con la empresa Cutcsa. Se mantiene firme en su idea de ir por más, necesita que haya justicia, tiene que “cerrar el círculo para poder sanar”. Todo eso mientras observa, junto a su abogada, que la causa no avanza, que no hay nuevas actuaciones judiciales, que la Fiscalía no ha mostrado demasiado interés en ir a fondo, que el chofer está libre de cualquier cargo y culpa y que la mayoría de los 15 pasajeros ya fueron indemnizados por la empresa y que por ahí quedará el asunto. Lo confirmó el propio presidente de Cutcsa, Juan Salgado, en rueda de prensa el martes 21. “Respetamos muchísimo a todas las personas y las familias que sufrieron por ello. Cutcsa hizo lo que normalmente ha hecho en toda su historia, que es tratar de reparar desde el punto de vista económico con el 99% de la gente que tuvo el problema y se presentó a Cutcsa”.
Según pudo saber Búsqueda con fuentes judiciales, el resarcimiento económico varía de acuerdo a la entidad de las lesiones, al lucro cesante y a lo que hayan podido negociar los abogados. La empresa le pagó unos US$ 30.000 al viudo de Karina, la mujer de 55 años que falleció días después del accidente. Fue lo máximo obtenido. Los otros montos que pagó Cutcsa van desde los US$ 5.000 a algo más de los US$ 10.000. El abogado Gumer Pérez, que tenía como cliente a Sandro, un pasajero que tuvo una larga convalecencia después de una operación para unir las vertebras dañadas de su columna, informó que llegaron a un acuerdo que satisfizo a su defendido. “Entendimos que era el monto que correspondía”, dijo Pérez. Unos meses antes, mientras esperaba por estas negociaciones, Sandro declaró en diálogo con Búsqueda: “Espero que la Justicia se haga cargo. Fue un atentado. Nos quiso matar a todos, una locura. Pasa en otro país y el tipo está en cadena perpetua”.
Silvia, la empleada doméstica que tuvo la pésima fortuna de subirse al 121 dos paradas antes de que el chofer arrancara su carrera desquiciada a contramano, es de las que no ha transado con la empresa. Y mientras tanto, el dolor y la pierna siempre hinchada. Tuvo una fractura de tibia en espiral. Y en enero la vuelven a operar para cambiarle una prótesis que su cuerpo rechaza. “Ni que hablar que nunca se comunicó nadie conmigo desde Cutcsa”, se queja. A fines de noviembre tiene una nueva audiencia de conciliación para ver si arregla una indemnización que le sirva.
Graciela, una señora de 66 años que en la mañana de ese sábado iba entre el pasaje del 121 para abrir su kiosko de diarios revistas y terminó con una pierna fracturada y dos vértebras quebradas, se expresa hoy con un hilo de voz que solo transmite resignación: “Yo sigo convaleciente y todavía no me han llamado a declarar. Estoy como si no existiera”.
Nuevas pericias y un pasacalle: “Fue un atentado”
A Daihana de Martini, la abogada de Daniela, parece hervirle la sangre cuando habla del siniestro y de lo que puede lograr el poder: “enterrar un caso”. Dice que la Fiscalía “no quiere imputar, no quiere hacer nada"; quiere "que quede todo en el ámbito civil”. Hace 11 meses que envía correos al equipo fiscal para tener una reunión. No ha tenido respuestas. “Acá nadie se ha preocupado. La Intendencia, que tiene como cometido garantizar la seguridad en el transporte público, no hizo ni una investigación administrativa. No hay videos completos. Son fragmentados. No hubo cadena de custodia del ómnibus. La realidad es que no ha habido ningún avance y que acá si no nos movemos los abogados, no se mueve nadie. Ningún ente gubernamental: léase Ministerio del Interior, léase Intendencia. No hay nadie que se haya ocupado del tema”.
De Martini va a pedir nuevas pericias. Y además reclamará amparo a la Justicia para que no tengan costo para su defendida, porque pueden valer miles de dólares. Quiere que otro equipo forense haga una pericia al chofer y a su clienta. Todo lo que rodea a lo que le pasó al conductor está envuelto en un misterio. Llegó a dar tres versiones distintas sobre el accidente. Estuvo internado unos días en la Asociación Española, justo en el mismo momento en el que Salgado estaba en esa mutualista por una operación de vesícula. Los peritos concluyeron que al momento del siniestro “no era capaz de entender y autodeterminarse”, y eso lo convierte en inimputable. “Se duerme, no logrando un estado de plena vigilia al despertar, viéndose limitada su capacidad de discernimiento y respuesta al medio ante las circunstancias acaecidas, no siendo cabalmente capaz de comprender el carácter de sus acciones”, dice el informe médico. Las cámaras de seguridad, sin embargo, lo muestran activo y gesticulando en todo momento. Fue dado de alta en noviembre, a pocos días del siniestro.
Accidente-Cutcsa-AFP.png
Ómnibus accidentado en la playa de Pocitos, el 26 de octubre de 2024
Nicolas GARCIA / AFP
El martes 21, en rueda de prensa, Salgado insistió en la defensa de su exempleado. “Era un chofer que estaba dentro de los mejores: 40 años conduciendo la línea 121 y tenía una foja excelente de servicio. En definitiva, con todo esto que pasó, se jubiló”, dijo. Algunos de los testigos del accidente dijeron a Búsqueda que han visto al chofer en estos días por la zona de Pocitos, “haciendo su vida normal”. A Silvia, la pasajera con fractura en la tibia, le indigna. “La verdad que me gustaría saber qué es de la vida de ese señor. Está todo bien lo que dijo Salgado en la tele, está bárbaro, se jubiló, pero... ¿y la cara? Nunca la dio. Y nosotros seguimos padeciendo con dolores y ya está, no hay otra. Y va a ser un año. Y ¿qué le pasó? Nadie lo sabe. Dicen una cosa, después dicen otra”.
El próximo domingo 26, algunos de los pasajeros que siguen sin arreglar con la empresa pondrán un pasacalle en avenida Brasil y la rambla con un solo mensaje: “Acá hace un año ocurrió un atentado. Las víctimas todavía siguen esperando respuesta”.