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    Comedia, periodismo y rocanrol: la huella de Daniel Figares en la radio uruguaya

    El comunicador y periodista, conductor de El subterráneo, Rompkbzas y Plan B, murió el domingo 19 a los 62 años

    Un animal de radio, un prócer del éter. Eso fue Daniel Figares. Provocador, polémico, rebelde, radical, agudo, jugado, iconoclasta, comprometido y, sin dudas, personalista y autorreferencial. Fue muy querido y también hubo algún día en que llegó a ser insoportable. Nunca tibio. Fue una de las voces protagonistas de la radio uruguaya durante un par de décadas.

    La muerte de Daniel Figares, ocurrida en la madrugada del domingo 19, sorprendió a muchos viejos escuchas de sus programas, que expresaron su congoja en las redes. Figares, nacido en marzo de 1963, había sido diagnosticado de cáncer y estaba internado en el Hospital Maciel desde la semana pasada. De hecho, se mantuvo activo en X hasta hace pocos días, cuando comentó noticias vinculadas a Gaza y a la Nobel de la Paz María Corina Machado.

    La figura de Daniel Figares se instaló en el mapa mediático uruguayo a mediados de los años 80, de la mano de El Subterráneo, el programa radial de la tarde de la recordada El Dorado FM, también conocida por su frecuencia en el dial, “la cien punto tres”. Ese espacio fue una de las principales plataformas de la cultura joven, alternativa al mainstream cultural uruguayo de aquel tiempo, y fue uno de los principales canales de difusión del rock nacional, que tuvo su segundo auge en la segunda mitad de los años 80, los de la posdictadura. En gran medida El Subterráneo fue determinante en la construcción de la identidad contracultural que encarnó El Dorado.

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    Daniel Figares.

    Daniel Figares.

    Fue un notable conductor radial, con un gran manejo de los tiempos, una mezcla entre oficio, conocimiento de la tradición de los códigos radiales y desparpajo para innovar al aire, ya sea en el análisis puro y duro de la coyuntura o en el entretenimiento, en la curaduría de colaboradores atípicos, como lo fue el actor Luis Bebe Cerminara (columnista de teatro de Rompkbzas), o a través de sus frecuentes segmentos de humor, guionados e improvisados.

    Así moldeó un estilo que influenció a legiones de sus sucesores. Para muestra, Justicia infinita. A todo eso sumó un conocimiento musical enciclopédico, especialmente del mundo del rock y la música popular uruguaya, que alimentaron su proverbial capacidad de presentar temas en sus programas. “Comedia, periodismo y rocanrol”, el eslogan de Rompkbzas en El Espectador, es una buena síntesis de su carrera.

    “No fue un hombre de silencios cómodos ni de frases hechas. Fue un periodista con el pulso firme, que nunca cambió de rumbo aunque el viento soplara en contra”, reza una reseña escrita por sus amigos más cercanos, difundida por algunos de sus colegas y excolaboradores de sus programas, como Álvaro Carballo y Álvaro Zalduondo. El texto enfatiza sobre su perfil orejano: “Prefería dormir tranquilo antes que cómodo. Y esa felicidad así mismo, tan rara en tiempos de máscaras, lo volvió auténtico hasta el final”.

    Embed - Daniel Figares explotó contra Vázquez y Sendic

    Figares inició su carrera en radio a los 14 años, en 1977, como locutor en Radio América, donde con unos amigos condujo su primer programa. “Abrazó la profesión desde muy chico. Hizo todo lo que había para hacer en la radio: operador, conductor, productor”. En esos primeros años trabajó como operador de consola en las radios América, Imparcial y CX 30, La Radio.

    En 1980 inició el programa Hola, música, que salía de lunes a sábado de 11 a 12 en CX 38 del Sodre. Varios músicos de rock de aquel tiempo han relatado que Figares fue el primero en pasar un tema de su banda en radio. Como muestra, la primera canción de Los Estómagos que se escuchó en radio fue en ese programa. Así lo ha relatado Gabriel Peluffo, cantante de la banda que lideró aquel movimiento. Figares fue un entusiasta impulsor de bandas como Polenta, Siddhartha, Titanic y Ácido. A esa cercanía con el rock se debe, por ejemplo, su aparición en el video clip de la emblemática Candombe de la Aduana, de Níquel.

    Embed - La amistad de Jorge Nasser y Daniel Figares

    En 1984 se radicó en Buenos Aires durante un lapso breve pero suficiente como para ser poderosamente influido, según él mismo subrayó siempre, por el estilo de los argentinos Lalo Mir, uno de los próceres de la radio porteña, y Enrique Symns, artista cercano al surrealismo y muy vinculado al rock.

    A su regreso, comenzó a plasmar un estilo de comunicación directo, elocuente, despojado de sobriedad y formalismos, desobediente de mandatos, en las antípodas del corporativismo, y se transformó, con los años, en un auténtico generador de contenidos no tan frecuentes en los medios de comunicación masivos de aquel tiempo.

    Siempre fue un acérrimo defensor del humor no solo como mero entretenimiento, sino como herramienta expresiva, comunicacional y política, y como generador de la catarsis colectiva. La irrupción de Orlando Petinatti como personaje en El subterráneo es uno de los mejores ejemplos. “Tuve la suerte de compartir el amor por la radio con el tipo que me empujó a salir al aire sin red desde el primer día”, publicó Petinatti en X. Y agregó: “Las risas y los buenos momentos dentro y fuera del aire fueron muchísimos. Esos tiempos los recuerdo siempre con una sonrisa, como debe ser”.

    En prensa escrita trabajó en los diarios El Día, La Mañana y La República y escribió en la revista Punto y Aparte. Pero el corazón de su carrera siempre fue la radio. En los tempranos años 90 condujo los programas Tarde de perros, Montevideo me mata y a mediados de esa década desembarcó en El Espectador, donde condujo durante varias temporadas el periodístico Rompkbzas, programa que consolidó su estilo. En una línea similar, en 2001 y 2002 condujo Plan B en AM libre junto con Álvaro Carballo. Tras más de una década de silencio radial, en 2015 volvió con Rompkbzas a El Espectador y luego lo llevó a Universal y La X, en formato web. Carballo publicó un emotivo texto en Instagram, que así comienza: “Tal vez, si la vida no me hubiera cruzado con Daniel Figares, hoy no seguiría siendo periodista”.

    Embed - FIGARES - LACALLE: La ENTREVISTA MÁS TENSA de la televisión uruguaya

    En los años 2000 incursionó en televisión con Ciudad oculta, un ciclo en Canal 12 que incluyó reportajes en las cárceles uruguayas y entrevistas en estudio, entre ellas una muy recordada a Luis Alberto Lacalle Herrera en la que lo interrogó con insistencia por los casos de corrupción ocurridos durante su gobierno.

    Las historias policiales ya lo habían llevado a escribir su primer libro, en 1989, llamado En sangre propia (Editorial Graffiti, nominado al Bartolomé Hidalgo), una notable y escalofriante crónica de un triple crimen ocurrido en el mismo edificio en el que vivía, en el barrio Sur. También publicó un libro de relatos llamado El olvido es la última tumba (Cal y Canto, 1997) y dos libros de música: Mateo y Trasante (Banda Oriental, 2006 y Estuario, 2020), dedicado al disco homónimo, y Buitres, biografía oficial (Planeta, 2014), basado en reportajes a los tres miembros históricos de la banda.

    “Nunca renunció a su independencia. La palabra era su bandera, y la radio su trinchera”, manifestaron sus amigos. Y agregaron: “Enfrentó a la derecha y a la izquierda con la misma mirada implacable, la de quien no busca aplausos sino verdad. Fue incómodo para muchos, necesario para todos. Su voz, a veces con bronca, a veces calma, dejó huellas en quienes lo escucharon sin filtros”.