• Cotizaciones
    jueves 16 de octubre de 2025

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
    $ Al año*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
    $ por 3 meses*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
    stopper description + stopper description

    Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

    Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

    Suscribite a Búsqueda
    DESDE

    UYU

    299

    /mes*

    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

    El escritor Felipe Palomeque y su libro ‘El diario de los cien onettis’, mención en los Premios Onetti 2024

    Con una escritura cargada de humor y reflexión, Palomeque ha desarrollado una literatura en formato de diarios, en la que él mismo es un personaje real y de ficción

    La trama es así. En un bloc de notas del celular, un escritor sigue un diario que tiene que ver con Juan Carlos Onetti, quien obviamente está muerto, pero de alguna forma sigue vivo por el concurso municipal que lleva su nombre. El escritor ya se había presentado en una edición anterior del concurso, pero no ganó. Y ahora siente que Onetti lo va a premiar, pero cuando se sienta bien. “Bien conmigo mismo, que quiere decir más confiado en lo que soy y en lo que hago, que eso casi siempre quiere decir estar más flaquito”. El personaje decide afrontar sus kilos de más de dos maneras. Por un lado, va a nadar con su reloj inteligente que puede medir la frecuencia cardíaca con un indicador llamado PAI; si mantiene alta la frecuencia cardíaca, obtiene más “pais”. Por otro lado, crea su propio indicador en una planilla de Excel con un plan de alimentación que le va adjudicando “onettis” cuando hace todo bien. Si llega a cien onettis por día y los combina con una buena cantidad de pais, seguro gana el concurso literario y estará en forma para que le saquen fotos.

    El diario de los cien onettis (Estuario, 2025) surge de estos registros de escritura con momentos absurdos, a veces desenfrenados y siempre divertidos y reflexivos. El autor, narrador y personaje se llama Felipe Palomeque (Montevideo, 1985) y con este, su sexto libro, ganó una mención de Honor en los Premios Onetti 2024. “Una prosa ágil, de lenguaje rico y un manejo muy inteligente del humor —cuyo uso es sin dudas original en el panorama literario actual— la conforman como una obra particularmente valiosa”, anotó el jurado en su fallo.

    En 2023, Palomeque publicó El pijama de Lynch (Yaugurú), un libro con lado A y lado B, como los viejos discos simples. El protagonista es Nando, quien cuenta, en uno de los lados, sobre su vida cotidiana y sus esfuerzos por crear literatura a partir de los apuntes de su bloc de notas. El otro lado es un diario de viaje por varios países. Antes de ese libro hubo un podcast narrado por el autor y con música que acompaña el tono de las entradas del diario.

    Un año después apareció Todo nos traiciona ( Pez en el Hielo) con el mismo formato, aunque al personaje lo aquejan dos situaciones: puede escribir poco, apenas por las mañanas y, por otro lado, sufre de esclerosis múltiples, una enfermedad autoinmune que tiene el autor. El libro posee su cuota de humor, pero es más introspectivo y oscuro que el anterior.

    Licenciado en Administración de Empresas, Palomeque trabaja en el área de relaciones laborales. Durante un tiempo llevó adelante con una amiga el café Deshoras y fue cofundador de la editorial Estela. Su formación literaria proviene de talleres y desde hace años participa de uno autogestionado con un grupo de escritores que son amigos. A veces son personajes de sus historias que participan del taller Amuleto. En su último libro, Maru es uno de esos personajes, una amiga y cómplice literaria que entra en el juego de los onettis.

    En El diario de los cien onettis, el escritor no definió un plan para su libro, se dejó llevar por la creación y el desparpajo y se transformó en un verdadero personaje. Sobre su literatura, su enfermedad y su forma de ver la realidad, Palomeque conversó con Búsqueda.

    El diario de los cien Onettis

    —Te encanta el formato de diario y verte como un personaje, ¿por qué?

    —Mi abordaje de la escritura tiene que ver con lo que me está pasando en el momento. El pijama de Lynch salió así porque quedaba cómodo, era una especie de diario de viaje y diario de lo cotidiano. Es un libro de autoficción, quería estirar mi realidad, quería llevar lo biográfico hacia otros lugares. En Todo nos traiciona el abordaje es diferente. Estaba intentando gestionar mi enfermedad, la paternidad y la pospandemia como podía. Estaba abrumado. Primero existió como diario, un diario de verdad, que no había pensado como libro. Es una exploración de mi vida, que a veces puedo exagerarla, pero es mi vida. El diario de los cien onettis es como una evolución. Cuando me sentí mejor con la medicación que me dan para la esclerosis múltiple, pude ser más yo en la forma de ver la vida. Quizás en El pijama de Lynch la ficción ocultaba mi yo, en el último libro entendí que yo soy ese personaje que mira así y que me tengo que permitir serlo en el mundo real, amigarme más con mi excentricidad.

    —Tu literatura tiene humor, algo poco común en la literatura uruguaya, ¿estás de acuerdo?

    —Siento que ahora con este último libro se reforzó el humor y muchos lo vieron y lo señalaron. Pero no es un humor de remate con chiste final, es una mirada. A veces creo identificar a otros escritores que tienen el control absoluto de sus textos y esa es su virtud. No digo que esté mal, pero mi abordaje literario es intentar perder el control, tener la sospecha de que cuanto más pierda el control de lo que pienso hacer, más aparece lo genuino. Empecé a escribir hace 15 años y al comienzo mostraba lo que hacía sin darme cuenta. Cuando comencé a conocer las herramientas narrativas, conocí el control. Es ahí cuando el escritor empieza a mostrar lo que quiere que el otro vea, y la creatividad se va limitando. Para mí, la escritura es una herramienta de búsqueda. Quiero buscar cosas nuevas y para eso necesito perder el control. En Todo nos traiciona no sabía qué estaba mostrando de mí, era un diario de supervivencia. Me preguntaba qué estaría mirando el otro.

    todo-nos-traiciona.jpg

    —La propia premisa de conseguir los onettis y los pais es algo gracioso porque nadie lo asociaría con un premio literario, menos con Onetti.

    —Fue un entusiasmo disparatado, contagié a otras personas que se pusieron a ejercitar con mi mismo método. Sobre todo con Maru, que también quería presentarse al concurso, nos pusimos a pensar qué está esperando Onetti de nosotros para darnos el premio. Nos permitimos ese juego, la ficción en el mundo real.

    —Podés hacer humor con tu enfermedad y no tenés problema en incorporarla a tu literatura, supongo que no habrá sido fácil…

    —No sé cómo justificarlo, me siento como un buen enfermo. La esclerosis múltiple es una enfermedad autoinmune de mi cuerpo que me intenta cuidar de un fantasma que no existe. Eso me parece impresionante, me está jorobando porque me está intentando cuidar. Ahora la estoy transitando bien, de pronto si volvía a tener empujes de la enfermedad, capaz que no lo publicaba. Sin embargo, lo de los kilos me incomoda, porque tiene eso de intentar bajar, lograrlo y volver a fracasar. Mi propio cuerpo me vuelve a llevar al espacio seguro que es estar gordo. Entonces el abordaje de los onettis lo siento más complejo que la enfermedad. Mi tema es la comida, que también es mi rebeldía. Mi rebeldía es como la esclerosis múltiple tratando de cuidarme. Muestro mi rebeldía en el lugar equivocado.

    El-pijama-Lynch

    —El libro comienza con una mención a Gustavo Cerati, que canta después de muerto una canción que nunca compuso, hecha con inteligencia artificial (IA). ¿Te causa curiosidad, te da temor la IA?

    —En un programa de radio argentino hicieron la canción de apertura y la canta Cerati. Lo escuchás y es Cerati. La IA me llena de miedos. Estamos a nada de que Netflix haga una película en la que yo soy el protagonista con Arnold Schwarzenegger joven y que tenga la trama que yo quiera, y otra persona tenga la suya. Entonces, de qué película vamos a hablar si yo voy a estar interesado en la mía y otro en la suya. Se van a terminar las conversaciones. En algún momento, en lugar de leer a alguien nuevo voy a leer otra obra de Bolaño que él no escribió, o a seguir escuchando nuevas canciones de los Beatles. Estamos empezando a vivir con los muertos.

    —Por tu literatura navega Roberto Bolaño, y en tu último libro pusiste acápites de Mario Levrero y Rosario Bléfari. ¿Cuánto hay de ellos en tu escritura?

    —Siempre vuelvo a Bolaño, y el título Todo nos traiciona surge de él. En este último libro estaba cansado de la ficción y empecé a leer los diarios de Levrero y Bléfari que tienen la magia de meterse en la vida de los autores. Cartas a la princesa se publicó con Levrero muerto, es una historia privada en el marco de un vínculo. Y justo me enteré de la canción que canta Cerati muerto y me pareció buena la coincidencia. Levrero es para mí una referencia, me gusta su método, el trabajo con las imágenes. Mi forma de ir al detalle tiene algo de Levrero, pero más con el pensamiento. Le doy varias vueltas a cada situación.

    Felipe-Palomeque
    Felipe Palomeque.

    Felipe Palomeque.

    —¿Escribís tus diarios en el bloc de notas en el celular o es una licencia literaria?

    —Escribo en el celular. Me acostumbré porque me desvelaba a la una de la mañana y no quería despertar a Laura, mi esposa, y se me hizo rutina. De tanto escribir en ese espacio, allí empieza a aparecer la creatividad. Es como escribir los sueños, si cuando te despertás no tenés a mano dónde escribirlos, se te pierden. Yo tengo el bloc de notas.

    —Ahora que te dieron una mención, ¿seguís midiendo tu vida con onettis?

    —(Se ríe) No, no. Ya cumplí.