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    El fabricante de camisas que conquistó el Río de la Plata

    Negocios y controversias de Juan Carlos López Mena, dueño del 80% del tránsito entre Uruguay y Argentina

    A pesar de que sobre sus espaldas llovían las críticas por su vínculo con una empresa española que quiso comprar los aviones de la aerolínea liquidada Pluna, al caer la tarde del miércoles 10, Juan Carlos López Mena estaba sentado en el despacho del presidente José Mujica discutiendo el futuro de la conectividad aérea del país. Después de la reunión el jefe de Estado dejó claro ante algunos de sus allegados su posición sobre el empresario argentino: “No le voy a escupir la cara porque siempre va a ser necesario para Uruguay”.

    Según dijo en varias entrevistas, López Mena es marino “por vocación”: a los tres años improvisaba barcos con corchos en la bañera, a los siete se subió a un velero por primera vez y su abuelo le regaló uno pequeño que todos los fines de semana llevaba a una fuente de Parque Patricios para verlo navegar. Pero fue en una fábrica de camisas a la que entró como empleado de limpieza donde comenzó su carrera empresarial.

    Hoy es dueño de la compañía que maneja cerca del 80% del tráfico por el Río de la Plata, por tierra y por mar, tiene barcos, ómnibus y aviones, opera en varios países del mundo y sigue siendo, a pesar de la incertidumbre, la principal carta que tiene el gobierno para decidir el futuro de los aviones que dejó Pluna luego de cerrar.

    López Mena nació el 7 de diciembre de 1941 en Villa del Parque, Buenos Aires. Tiene diez hijos, ocho de ellos uruguayos y dos argentinos. Es técnico en pasturas. Su primera experiencia marinera de verdad fue a los 14 años, cuando compró un velero desvencijado y lo arregló con la ayuda de un amigo para salir a navegar. Pero no se dedicaba al negocio naval. A los 13 años entró a trabajar en una fábrica de camisas que terminó comprando a los 23 años. Con el dinero que ganó compró un tambo en Colonia para poner en práctica sus conocimientos agropecuarios. “A fuerza de viajar me di cuenta de lo mal que trataban a los clientes que utilizaban el servicio de barcos”, dijo en una entrevista a “La Nación” en 1999.

    A fines de los 70, mientras gobernaba Rafael Videla y José Martínez de Hoz manejaba la política económica argentina, López Mena vendió la fábrica de camisas para dedicarse al negocio naval. En 1979 compró el buque Ciudad de Colonia, un barco de 1938 que integraba la flota fluvial argentina que cruzaba el Río de la Plata y por el que pagó U$S 130.000. Mucho más dinero tuvo que invertir para refaccionarlo.

    López Mena consiguió licencia para vender entradas para el Mundialito de 1980 en Uruguay y las vendió en paquetes con el traslado incluido, cuenta una crónica de “La Nación” del 2007. El negocio estaba en marcha y en 1981 empezó a transportar pasajeros entre Colonia y Buenos Aires en el Ciudad de Colonia, que él mismo timoneaba. Había nacido la empresa Ríos Argentinos, que algunos años después pasaría a llamarse Buquebus.

    López Mena se nacionalizó uruguayo cuando compró su segundo barco, pero siguió viviendo en Buenos Aires hasta fines de los 90. En 1994 compró a las empresas Belt y Alimar los últimos barcos “aliscafos” por U$S 12 millones.

    Tres años después el banco chileno Inverlink compró la empresa Ferry Líneas, que llevaba más de dos décadas en el negocio y que Buquebus había desplazado con su estrategia de ofrecer barcos equipados como aviones. Desde entonces se especuló con que el verdadero comprador era López Mena, algo que él siempre negó pese a que el último barco de Ferry Líneas pasó a ser operado y mantenido por Buquebus. Algunos ex socios de Ferry Líneas pusieron a operar la empresa Fast Ferry, con un solo barco, para hacerle frente a Buquebus, pero sólo funcionó entre 1998 y 2001, cuando se fundió.

    Según el libro “López Mena: El zar del Río de la Plata”, de Raúl Vallarino, publicado en el 2009, el empresario argentino obtuvo durante la primera presidencia de Julio María Sanguinetti permisos, habilitaciones y préstamos, entre ellos dos del Banco República por casi U$S 4 millones.

    La empresa Tamul era uno de los pocos competidores de Buquebus en sus comienzos. El libro dice que de acuerdo con Jorge Delgado, ejecutivo de Tamul, el fax por el cual el director uruguayo de Transporte Fluvial y Marítimo denegó a Tamul el permiso para operar en Colonia fue enviado desde las oficinas de López Mena.

    En 1993 el buque Ciudad de Mar del Plata II, que llegaba de Montevideo, fue allanado en Buenos Aires por varias dependencias estatales, entre ellas la Impositiva, representada por dos empleados de López Mena, sostiene Vallarino en su investigación. Esa batalla terminó con la quiebra de Tamul y allanó el camino para Buquebus.

    En los ’90 López Mena se opuso con firmeza a la idea de construir un puente entre Colonia y Buenos Aires, según él porque discrepaba con su trazado. Esa iniciativa nunca se concretó.

    En 1998 Buquebus empezó a operar transporte de carga: llevaba camiones y contenedores en uno de sus barcos.

    Para competir en el Río de la Plata, en el 2007 entró al mercado fluvial Colonia Express, de los hijos de los dueños de Ferry Líneas. Como reacción Buquebus creó Sea Cat, que opera en un servicio similar al de la nueva empresa competidora.

    Por el mundo.

    Ya establecido como el principal operador de transporte del Río de la Plata, López Mena tuvo ambiciones mucho mayores y quiso llevar a su compañía a otros países.

    En 1994 integró la comitiva de empresarios que acompañó al presidente Carlos Menem, con quien López Mena tuvo siempre una buena relación, a una Cumbre de las Américas en Estados Unidos. Ahí surgieron los primeros contactos para instalarse en ese país.

    En 1996 el comisionado Jimmy Weekley, de la ciudad de Key West, pidió a sus compañeros de la comisión que aprobaran una resolución para apoyar los esfuerzos de Buquebus para establecer una línea de ferry entre Key West y Naples —destino que luego cambiaría a Fort Myers—. Según publicó el diario “Key West The Newspaper”, esa declaración tenía el fin de promover ante los congresistas del Estado de Florida una excepción a la ley según la cual empresas extranjeras no podían operar frecuencias entre dos puertos en Estados Unidos. La declaración de apoyo se aprobó pero no se logró la excepción.

    Poco después los abogados de Buquebus dieron con una fórmula: el barco —de nombre Ernest Hemingway— sería propiedad de una empresa estadounidense que se lo alquilaría a otra compañía, y Buquebus operaría las terminales y vendería los pasajes.

    En 1999 se anunció la postergación del proyecto de Buquebus a causa de la crisis financiera en Brasil y de un problema con el armador del barco en Connecticut. En el 2000, con la crisis en Argentina cerca de su punto más álgido, Buquebus no pudo afrontar los costos del proyecto.

    Según “Key West The Newspaper”, las autoridades de la ciudad debieron pagar U$S 350 mil para finalizar la terminal que Buquebus había dejado a medio hacer.

    La idea de López Mena al instalarse en la península de Florida era poder llevar pasajeros hasta La Habana una vez que las relaciones entre Estados Unidos y Cuba se normalizaran.

    En 1998 se anunció la sociedad con una compañía turca para transportar pasajeros desde el puerto de Estambul.

    Buquebus también se expandió a España, donde operó durante algunos años frecuencias entre Algeciras y Ceuta. En el 2007 el grupo español Baleària compró la mayoría de las acciones de la empresa. En mayo del 2008 Baleària fue denunciada ante la Comisión de Defensa de la Competencia por infracciones en su operativa.

    En el 2005 la empresa se asoció con empresas italianas para crear la sociedad Med Seaways España para cubrir la ruta desde Tarragona (España) hasta Vado-Savona (italia). También puso a navegar el barco Thomas Edison cubriendo frecuencias en Italia y Croacia en el Mar Adriático.

    En una entrevista con “El País” en 2009 dijo que Buquebus fue la primera compañía que instaló barcos rápidos en Nueva Zelanda, España, Noruega y Dinamarca, que tiene un barco entre Irlanda y Escocia y construyó otros dos en Estados Unidos. Esas compañías, dijo, eran armadas por él y luego vendidas.

    “Sin compromiso”.

    López Mena contribuye desde hace años con campañas políticas de distintos partidos y con los gobiernos de Uruguay y Argentina. Eso le valió agradecimientos y críticas desde distintos sectores políticos.

    Durante la campaña presidencial de 1999 cedió al Foro Batllista un local en el centro y puso a Emma Sanguinetti, hija del entonces presidente de la República, al frente de la Fundación Buquebus.

    En esa época el Frente Amplio cuestionaba las afinidades políticas de López Mena. A fines de 2002 Reinaldo Gargano planteó dudas sobre si “Los Cipreses”, nombre de Buquebus a los efectos jurídicos, vertía al Estado recursos de los que era agente de retención, como la tasa de embarque del puerto.

    En el año siguiente Fernández Huidobro acusó a Buquebus de evadir impuestos y de llevar una contabilidad “en negro” para “defraudar ” al Estado. Sin embargo, en abril del 2008 López Mena estuvo en una cena de recaudación de fondos que organizó la CAP-L, el grupo de Fernández Huidobro.

    En la campaña electoral del 2004 el empresario apoyó públicamente a Tabaré Vázquez, financió sus viajes a Buenos Aires, San Pablo y Madrid y aportó los pasajes de periodistas que iban a cubrir al candidato. En Santiago de Chile López Mena entró con Vázquez a una reunión con el presidente Ricardo Lagos.

    Por esos días el ex ministro colorado José Villar reveló que, mientras era embajador en Buenos Aires, López Mena lo visitó varias veces para pedirle que hiciera gestiones ante el gobierno para autorizar la instalación de tragamonedas a bordo de los barcos de Buquebus.

    López Mena arremetió contra el gobierno colorado: dijo en una conferencia de prensa que en Uruguay “no hay” una política turística y en agosto del 2004 declaró a “Crónicas” que “con el cambio de gobierno Buquebus podrá reemprender todos los proyectos que tiene listos para empezar a hacer” y que “se han frenado en los últimos cinco años”.

    Buquebus trajo decenas de miles de uruguayos que vivían en Argentina para que pudieran votar en las elecciones. Esos votantes resultaron ser decisivos en el triunfo de Vázquez.

    Walter Zimmer asumió en el 2005 como intendente de Colonia y le dio a López Mena un despacho en la Intendencia y el cargo de encargado honorario de Relaciones Internacionales. El empresario donó dinero para hacer una auditoría sobre la gestión del anterior intendente, Carlos Moreira.

    En el 2005 la fundación Buquebus invitó a autoridades de Marruecos a Uruguay a mantener reuniones con jerarcas uruguayos. Ese año el gobierno le perdonó una deuda de unos 300 mil dólares, la redujo a cerca de un tercio y renovó por plazo indefinido el permiso de López Mena para operar en el puerto de Piriápolis.

    Según publicó en aquel momento Búsqueda, López Mena era deudor del Estado uruguayo: mantenía deudas millonarias con el Banco República y con la Administración Nacional de Puertos.

    Además el gobierno prorrogó el contrato de Buquebus en el Puerto de Montevideo sin llamar a licitación, pese a observaciones del tribunal de Cuentas, y se estableció una inversión mínima de U$S 700 mil, cuando en el contrato anterior, de 1994, era de U$S 7 millones.

    En julio del 2005 el presidente del Centro de Maquinistas Navales, Juan Larrosa, dijo que Buquebus “hasta hoy día discrimina en sus buques” al personal de ese sindicato.

    “El Correo de los Viernes”, semanario del Partido Colorado, publicó que mientras López Mena propuso pagar una deuda de U$S 2,8 millones saldándola con U$S 2,3 millones, en diciembre del 2004 presentó su nuevo yate “Don Juan”, que costó 2.5 millones de euros.

    Desde 1998 fue autorizado el emprendimiento Marinas del Sacramento, un puerto de yates con hotel cinco estrellas, pero nunca comenzaron las obras. En 2007 Marinas del Sacramento alegó que las demoras en Colonia son culpa del Estado y amenazó con “promover acciones legales”.

    En mayo del 2007 Buquebus inauguró un nuevo local y varios jerarcas del gobierno asistieron y dijeron “gracias” a la empresa por ahondar las “relaciones entre los pueblos”.

    El ministro de Turismo, Héctor Lescano, agradeció a esa “empresa amiga” en nombre de los “ciudadanos”, que tienen una “deuda de reconocimiento a una empresa de este nivel de emprendimiento, de este nivel de inversión, de estos niveles de responsabilidad social”.

    Pese al conflicto binacional que estaba ocurriendo en ese momento, llevarse bien con el gobierno de Tabaré Vázquez no le impidió a López Mena recibir un trato favorable de la administración de Néstor Kirchner, que le renovó a Buquebus la concesión del espacio que ocupa en la Dársena Norte del Puerto de Buenos Aires hasta el año 2027.

    Pese a todo, López Mena niega siempre que use su influencia sobre los gobiernos. “Nunca pedí un favor”, dijo a Búsqueda en el 2008. “Generalmente cuando vienen a pedir ayuda yo les pregunto qué necesitan y lo que me piden se los doy. Yo siempre colaboré económicamente porque como yo no le pido nada al gobierno soy un colaborador sin compromiso”.

    En esa entrevista, un año antes de las últimas elecciones, dijo que le gustaban Danilo Astori y Luis Alberto Lacalle para ocupar el sillón presidencial.

    Aire.

    “Yo veo lo que el público necesita y le doy lo que nadie le da. Ese es el secreto del fenómeno Buquebus”, dijo López Mena a “La Nación” en 1999. “Cuando empezamos a operar en el Río de la Plata viajaban a Uruguay 180.000 personas al año. Ahora el tráfico supera los tres millones de pasajeros y nosotros transportamos a dos millones y medio”.

    Con el dominio absoluto del transporte en el Río de la Plata el empresario decidió ocupar también espacio aéreo. Así fue que en el 2008 negoció con el grupo español Marsans para asociarse a Aerolíneas Argentinas, lo que finalmente no prosperó.

    Pero en febrero del 2009 la nueva aerolínea BQB fue habilitada a operar líneas entre Salto y Buenos Aires, Colonia y Buenos Aires y Colonia con Foz de Iguazú. Se anunció una inversión de unos U$S 45 millones para montar la línea aérea.

    Con el nacimiento de BQB empezó una competencia ríspida con Pluna. Buquebus denunció a esa aerolínea por plagio porque el gerente general de Pluna, Matías Campiani, tuvo acceso a planes de negocios de BQB y luego anunció frecuencias para competir en esas rutas.

    En enero del 2010 la Dinacia dio habilitación provisoria a BQB para volar entre Montevideo y Ezeiza.

    Campiani cuestionó la decisión y criticó a López Mena: “Estamos en contra de los monopolios y nos preocupa que Buquebus abuse de esa posición dominante con una competencia desleal mediante el subsidio de su operación aérea con las millonarias ganancias que obtiene con el monopolio del transporte fluvial”.

    En julio del 2010 Pluna denunció ante la Comisión de Promoción y Defensa de la Competencia por “abuso de la posición dominante, en particular prácticas predatorias y competencia desleal y prácticas contrarias a las normas de defensa del consumidor”.

    Según la denuncia la estrategia de López Mena es “desterrar” a la competencia con “conductas distorsivas” del mercado. “Para disfrazar esta estrategia de apropiarse del mercado sobre el Río de la Plata la denunciada realizó una puesta en escena que se llama BQB”.

    En setiembre una resolución dio la razón a Pluna en el cargo por “prácticas predatorias”, pero para entonces la línea aérea ya había desaparecido.

    “Llegar primero”.

    En un discurso que pronunció en mayo del 2011 en un evento del Club Lunch Uruguayo Británico, López Mena dejó claro su pensamiento sobre la actividad empresaria: “El empresario nunca perderá de vista que su competencia es individual. Su mandato ético es pedalear siempre y llegar primero. La agremiación está muy bien, pero el mandato es prevalecer en la competencia individual, vencer, ser el primero. Un empresario que no ansíe prevalecer legítimamente y no aplique en ello toda su energía y potencialidades, no está cumpliendo a cabalidad con la ética empresaria”.

    “El sector público fue y es demasiado grande en Uruguay (...). El gran recurso publicitario para demoler a la competencia privada fue difundir la falacia que una empresa estatal es de todos, mientras que una empresa privada es ajena. Así nos fue...”, afirmó.

    Para López Mena, “ya es hora que la imagen del empresario recobre su prestigio”.

    “Veo la corrupción y el debilitamiento de la ética en muchos empresarios —reconoció—. Pero no me desmayo, lo que no serviría para nada. Convivo con ellos y, sin contagiarme ni escandalizarme, trato de dar testimonio de mi honesto sentido ético de la vida empresarial”.

    En una conferencia ante ejecutivos en el World Trade Center en abril del 2009 López Mena sostuvo que “el gran protagonista de la lucha contra la pobreza es el empresario, y el político que no reconozca eso está equivocado”. Afirmó que “no hay país rico que no tenga empresarios ricos”.

    El Estado uruguayo, agregó, tiene que aprender “que a los buenos empresarios tiene que mostrárselos al pueblo para que el pueblo sepa que ellos están trabajando para el país”.

    En agosto dijo en una entrevista en el portal Infonegocios que “una empresa implica una estrategia casi de guerra sólo que por la paz”.

    Monopolio.

    Buquebus, con ingresos anuales por unos U$S 200 millones, cerca de dos millones y medio de pasajeros al año y 1.500 empleados, tiene cerca del 80% del tráfico en el Río de la Plata.

    Por eso cuando se supo que estaba interesado en adquirir los aviones de Pluna los trabajadores y parte del espectro político se pronunció en contra: no quieren que se forme un monopolio.

    “El supuesto monopolio de Buquebus es un monopolio natural porque cualquiera puede poner un barco —dijo López Mena a Infonegocios—. No tenemos la culpa de que la gente nos elija aún teniendo el servicio más caro. Estar en primera línea del puerto de Buenos Aires costó mucho dinero”.

    Ayer miércoles “El Observador” publicó cálculos según los cuales el empresario argentino tiene el 73% de los asientos a Buenos Aires.

    Además de sus actividades en el mar y en el aire, López Mena tiene diversos negocios y proyectos de emprendimientos. En el 2005 compró la industria láctea Talar, un pequeño tambo de Tarariras, Colonia. El empresario la mudó a Maldonado y la convirtió en una gran industria. También maneja una compañía de seguros.

    En 2010 se aprobó una inversión por U$S 100 millones para instalar en la costa de Capurro una nueva terminal, un astillero, un hotel de lujo y un edificio.

    El empresario también espera por la llegada de buses eléctricos que cargarán sus baterías con energía solar. Con ellos va a viajar a Colonia, Montevideo y Punta del Este.

    Por tantos negocios logrados el presidente Mujica sigue teniendo bajo la manga la carta de López Mena y sostiene que no hay que descartarlo en el momento de decidir el futuro de la aviación comercial de Uruguay.

    Desarrollo
    2012-10-18T00:00:00