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    El movimiento #FreeTheNipple busca normalizar el pezón femenino y todo indica que lo está logrando

    Nueva batalla al pudor

    “A la primera dama estadounidense se le notó el pezón”. Esa frase, que hasta hace unos años hubiese sido impensable, dominó los portales de noticias el 4 de julio. Melania Trump se encontraba en una celebración del día de la independencia de Estados Unidos con su marido, Donald Trump, cuando la agarró un chaparrón, haciendo que se transparentase su vestido blanco de Carolina Herrera. Predeciblemente, la combinación de la prenda clara con la lluvia resultó en una involuntaria manifestación a favor del #FreeTheNipple (Libera el pezón).

    Es que desde 2010 existe un movimiento, cada vez más fuerte, que busca normalizar esa parte del cuerpo femenino para que sea igual de aceptada que el pezón masculino. Todo comenzó cuando la actriz Lina Esco se aventuró a hacer una película independiente con el título Free the Nipple, basada en hechos reales, en la que un grupo de mujeres buscaban la despenalización del topless. El filme no tuvo demasiado éxito e incluso casi no logra encontrar distribución. Entonces, Esco acudió a Miley Cyrus, amiga de ella, para que la ayudara a promover la película que, según su directora, había sido creada “para darle visibilidad al asunto de la igualdad de género e incentivar la conversación sobre la glorificación de la violencia y la represión de la sexualidad en Estados Unidos”.

    La estrategia funcionó y, con ayuda de las estrellas de Hollywood, el movimiento ganó tracción y se convirtió en un fenómeno cultural. Hoy en día existen cuatro millones de posteos bajo el hashtag #FreeTheNipple en Instagram. “Sí, existen millones de problemas en el mundo, pero, para mí, no hay nada más importante que la igualdad de género. ¿Acaso yo sabía que un grupo de mujeres queriendo hacer topless iba a ser el caballo de Troya que desencadenase toda una conversación? No, pero funcionó”, explicó la activista a i-D Magazine.

    En 2014 Rihanna dejó a todos boquiabiertos en los premios CFDA con un vestido de Adam Selman hecho con 216.000 cristales Swarovski que dejaba ver sus pezones.

    Uno de los objetivos de este movimiento es que Facebook e Instagram —que forman parte de la misma compañía–—dejen de censurarlos. Las activistas acusan de hipócrita la medida de la empresa dirigida por Mark Zuckerberg, ya que mientras acusa a las imágenes con pezones femeninos de violar las normas de la comunidad, permite fotografías de contenido erótico, pezones masculinos e incluso contenido que incita a la violencia, como personas sosteniendo armas. Tanto Facebook como Instagram han borrado fotos y bloqueado las cuentas de sobrevivientes al cáncer de mama, mujeres amamantando y desnudos artísticos con esta excusa.

    Este último punto inspiró en junio pasado la acción #WeTheNipple afuera de las oficinas de Facebook en Nueva York. El artista Spencer Tunick, quien organizó la protesta, explicó: “Yo no quiero que mis hijas menores vean pornografía en Instragram, pero tiene que haber una manera en la que los artistas tengan una voz para mostrar su trabajo. Tiene que haber una fórmula, como en YouTube, que hay que chequear que el usuario sea mayor de 18 años. O, por ejemplo, podría igualar el pezón masculino y femenino”. En el marco de esta acción protestaron 125 personas desnudas, cubriéndose con gigantografías de tetillas masculinas, señalando la doble moral de Facebook a la hora de censurar las imágenes. Un punto que recalcan los activistas es que el pezón y la areola son también zonas erógenas del cuerpo humano tanto para el varón como para la mujer, por lo que la sexualización de los pechos femeninos es una construcción cultural.

    LA ACEPTACIÓN DEL PEZÓN. Desde el punto de vista más superficial, se puede señalar como precursoras a modelos populares como Kendall Jenner, Bella Hadid y Lily Rose Depp y a artistas como Rihanna y Selena Gómez, que suelen lucir vestidos ajustados —e incluso transparentes—, sin soutien, con los pezones expuestos en mayor o menor medida. “De verdad que no veo dónde está el problema de ir sin sujetador. Creo que es cool y realmente no me importa. Es sexy, es cómodo y estoy contenta con mis pechos”, explicó Jenner en su blog. Incluso, tanto Jenner como Rihanna y Hadid tienen piercings en esa zona del cuerpo, haciéndolos aún más notorios.

    En los 90 el personaje de Jennifer Aniston en la serie Friends, Rachel Green, solía aparecer sin soutien, una novedad en la televisión.

    En el mundo de la moda, mostrar los pechos no es ninguna novedad. Desde la década de los 90 las modelos suelen recorrer la pasarela sin soutien (imposible no pensar en los diseños de Alexander McQueen) y, en ese sentido, modelos como Kate Moss, Naomi Campbell y Gisele Bündchen fueron las pioneras. En esa década también salía al aire Friends, una de las sitcom más populares de la historia, en la que el personaje de Jennifer Aniston, Rachel Green, frecuentemente salía sin soutien. “No sabía que se suponía que tenía que sentir vergüenza de ellos. ¡Es la forma que tienen mis pechos!”, dijo Aniston a Vogue recientemente.

    Ya en la década de los 60, Jane Birkin escandalizaba a la prensa de la época con sus atuendos. En 1969 asistió a la première de una película junto a su pareja, Serge Gainsburg, luciendo un vestido negro semitransparente, que dejaba sus pechos prácticamente expuestos, combinado con un canasto de mimbre a manera de bolso. La actriz posteriormente se convertiría en icono de estilo, poniendo las transparencias en el epicentro de la moda.

    Sin embargo, si bien el topless existe desde hace décadas, el principal cambio que se dio en los últimos años es que lo que antes se mantenía en la esfera de lo artístico, hoy lo podemos ver en las calles. El pezón está cada vez más aceptado y va camino a la normalización, dejando atrás la condición de tabú que antes solía llevar.

    Este cambio de forma llega de la mano de un movimiento feminista que se ha revitalizado —algunos teóricos incluso hablan de la cuarta ola feminista—, poniendo sobre la mesa temas como la igualdad de género. El pezón, representativo de la sexualidad femenina, deja de ser algo de que avergonzarse y pasa a ser motivo de orgullo. También el empoderamiento femenino ha jugado su rol: los soutienes push up al estilo Victoria's Secret están demodé —la compañía vende menos cada año— y las mujeres están optando por los de estilo bralette, que respetan la forma natural del busto y dejan traslucir los pezones. O, directamente, ya no los usan. Pues ahora se trata de reivindicar el pezón.

    Éxito comercial

    La reivindicación del pezón también se ha convertido en una cuestión comercial y, en parte, Samantha de Sex and the City lo predijo. La marca Just Nips comercializa pezones falsos que vienen en dos tamaños, uno que se llama “fresco” y el otro “helado”, en referencia a las formas que adquiere esta parte del cuerpo femenino expuesta a temperaturas más bajas. El sistema es igual al de las pezoneras que se suelen usar para tapar los pezones cuando se lleva un vestido escotado, solo que tienen el efecto contrario. Se pegan en el pecho y ofrecen aún más relieve, por tan solo 10 dólares.

    Con un objetivo menos vanidoso, la artista Emma Low creó Pot Yer Tits Away Luv (@potyertitsawayluv en Instagram), una marca que se especializa en hacer “jarros con forma de senos” para celebrar el hecho de que “todas somos maravillosas en nuestra singularidad”. Low recibe encargos y, usando una foto como referencia, hace tazas y floreros a imagen y semejanza de sus clientas. Los encargos pueden demorar hasta cuatro semanas. También tiene jarros premoldeados a la venta, aunque debido a la alta demanda se encuentran constantemente agotados.