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    Entrevista con Martín Iraola, vicepresidente senior de The Walt Disney Studio Latin America a propósito de 'Coco'

    “No creo que haya que complejizar las historias para captar la atención de los niños hoy”, dijo Martin Iraola, Vicepresidente Senior de The Walt Disney Studios Latin America

    Por primera vez una película animada abrió el último Festival Internacional de Cine de Morelia. Coco, el más reciente filme de Disney Pixar, tuvo allí su estreno mundial a fines de octubre, para convertirse poco después en la película más taquillera de la historia de México —Coco transcurre en ese país, en un pueblo ficticio llamado Santa Cecilia, durante los festejos del Día de los Muertos. El fin de semana pasado el fenómeno se repitió en Uruguay, en el José Ignacio International Film Festival (JIIFF). A pocas semanas de que diera vuelta al mundo la noticia de que The Walt Disney Company adquiriría 21st Century Fox — compañía que comprende no solo los estudios de cine y televisión Twentieth Century Fox, sino también sus canales de cable y el negocio internacional de televisión— por 52.400 millones de dólares, el sábado 6 Coco dejó inaugurado el JIIFF y dos representantes de Disney llegaron para acompañar esta proyección a modo de preestreno en el país. Martín Iraola, country manager de The Walt Disney Company Argentina y vicepresidente senior de The Walt Disney Studios Latin America, acompañado de Pablo Sahores, director, studios sales & distribution para Argentina, Uruguay y Paraguay de The Walt Disney Company Latin America, conversaron con galería del prestigio que ha ido ganando determinado cine de animación a fuerza de realismo y buenas historias. Con la playa de los pescadores como telón de fondo, también dieron su visión de lo que quieren los niños hoy, del fenómeno taquillero de los superhéroes, de los cambios en la forma de consumir cine y del avance del doblaje sobre el subtitulado. 

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    No es frecuente que una película animada abra un festival, y Coco está abriendo el de José Ignacio y abrió el de Morelia también. ¿Qué tiene de particular esta película para generar esto?

    Pablo Sahores: No es muy frecuente pero se ha dado en otras oportunidades. De hecho, otra película de Pixar, Up: una aventura de altura, abrió el festival de Cannes hace ocho años. Y Coco abrió también el festival de Morelia, en México, en lo que fue el estreno mundial de la película.

    Martín Iraola: En el caso de Coco esto se dio porque la película representa el espíritu mexicano de cómo celebran ellos el Día de los Muertos. La película tiene una relación directa y, si bien es una historia muy propia de una familia, el entorno tiene que ver con el Día de los Muertos. Pixar lo eligió porque tiene una línea (argumental) maravillosa a nuestro entender, que es que la gente realmente muere cuando ya no se los recuerda más en la Tierra. Eso celebran los mexicanos, y también otros países, en el Día de los Muertos: que hay que honrar y recordar de dónde venimos y a nuestros antepasados, y que esa es la manera de que ellos no se mueran nunca.

    PS: Y también porque en los festivales obviamente se intenta mostrar películas que tengan calidad, y hoy el cine de animación llegó a un nivel de calidad tan grande que muchas veces se eligen películas animadas para estar en festivales, e incluso para abrirlos, por ese motivo.

    ¿Cómo decide Pixar hacer una película animada en torno al Día de los Muertos, un tema que puede ser complejo de abordar con los niños? ¿Lo consideraron una apuesta arriesgada?

    MI: Pixar siempre estuvo muy convencido del proyecto y de la historia que tenía para contar. Pixar sabe hacer esto magistralmente, lo ha demostrado desde que existe. El desafío era más una cuestión de marketing y de distribución, era más el trabajo de cómo las oficinas de cada uno de los países trabajaba con la idea y con el entorno de este tema, que podía ser visto a priori como algo que a los niños podía no resultarles cómodo. Pero evidentemente fuimos encontrando el camino para que la idea de la muerte sea finalmente también, en algún punto, una celebración, porque tiene que ver también con el recuerdo y con la memoria de gente que nos amó tanto y con la razón por la que existimos.

    PS: Y una cosa natural, tocado desde un punto de vista bien natural.

    ¿Y esa estrategia varió de país a país?

    MI: Cambia un poco, pero en general la campaña es bastante parecida en términos del arte (los pósteres). Hay algunos países que pueden elegir algún tipo de arte diferente, y la compañía se preocupa de que cada una de las elecciones que hagamos en la campaña correspondan al público propio de cada país. En Brasil la película se llama Viva, que es un cambio porque en todo el resto de América Latina se llama Coco. Ahí tiene un posicionamiento un poco diferente que tiene que ver con las particularidades del público brasileño.

    ¿Existe alguna fórmula para manejar el dramatismo cuando va dirigido a niños?

    PS: Yo creo que la compañía no se fija en eso cuando hace una película. La compañía se fija en tener una historia interesante para contar, tratando de que sea una historia universal que le pueda interesar tanto a grandes como a chicos. Ahí es donde más acierta Pixar, que tiene dos niveles de entendimiento en las películas: los grandes entienden y van viendo una historia, y los chicos ven la misma historia pero desde otro lugar. Cuando esos mismos chicos vuelven a ver la película 20 años después, ven otra película: la ven desde el lado de los grandes, y por eso las películas de Pixar con los años se convierten en clásicos.

    MI: Mirá lo que pasa en el festival hoy: más de 60% es gente adulta y muchos vienen para acompañar niños, pero otros muchos vienen porque saben que van a ver una linda película y les interesa verla.

    ¿Es más difícil sorprender a los niños hoy, cuando están tan acostumbrados a las pantallas y a determinado ritmo, a que todo sea rápido?

    MI: Capaz que cuesta más captar su atención cuando queremos llevarlos al cine a que vean la película. Pero si te fijás a lo largo de la historia en lo que hicieron los estudios de Disney y lo que hizo Pixar, las historias son muy universales, muy emocionales, hablan de cuestiones muy propias de la vida real, de la alegría, de la tristeza, de un montón de cosas que nos pasan a adultos y a niños todos los días. No creo que haya que complejizar las historias para captar la atención de los niños hoy. Creo que las historias tienen que seguir teniendo ese lineamiento que los toca a ellos desde la emoción. Lo que sí tiene que ser más sofisticado es cómo les hablamos antes para que ellos quieran venir a verla al cine.

    La industria de la animación parece avanzar muy rápido, un poco por la tecnología, que les da cada vez más realismo a los dibujos, y también por las historias. ¿Cómo hacen para superar sus propios éxitos o mantener determinado nivel?

    PS: La instancia del guion de la película te diría que es casi la más importante, es donde más foco le ponen y donde más gente trabaja; interactúan durante mucho tiempo y hasta que no tienen una historia completamente sólida, que cierre por todos lados, no avanzan en la animación. En Latinoamérica estamos acostumbrados a que haya un solo guionista en una película, pero allá hay una mesa redonda que se junta una vez por mes y se hacen devoluciones, y cada uno aporta cosas que al otro no se le habían ocurrido. Así las historias se enriquecen mucho más.

    En esa etapa previa se hace también una investigación importante. En Up, por ejemplo, se investigó cuántos globos serían necesarios para que una casa pudiera volar. ¿Esta película también tuvo un proceso largo de investigación?

    MI: En todas las películas se hace una investigación, y en esta particularmente Pixar estaba muy preocupado por representar correctamente la cultura de México. Era muy importante que el filme reflejara para los mexicanos lo que verdaderamente es esta celebración, y el resultado fue que allá se convirtió en la película más taquillera de la historia, o sea que claramente lo han logrado. Cuidaron cada detalle. Nosotros estuvimos en Morelia hace unas semanas, cuando se presentó, y allá se sentían honrados de tener una película que tuviera un origen en un estudio de Hollywood y que los representara tan bien, que mostrara su cultura de una manera tan bella.

    PS: Y eso se logra porque un equipo de Pixar, que era el que iba a empezar a escribir el guion, estuvo viviendo un tiempo largo en México para palpar la cultura, para hablar con la gente, para visitar los lugares y vivir en los sitios donde la gente vive y celebra estas cosas, y hacer la historia rica desde ese lado: bien estudiada, bien investigada. En Moana habían hecho también un tour por Nueva Zelanda para estudiar los mares de Oceanía. En todas las películas hay un estudio del tema que van a tratar muy profundo y serio para que sea real, para que sea verosímil.

    MI: Eso es lo que termina haciendo que estas películas, después de 20 o 30 años, las nuevas generaciones las sigan viendo. Nosotros tuvimos la oportunidad de ver Los increíbles 2 en una función de trabajo. Pasaron 14 años de la primera y hay gente grande que ama esas películas y está esperando la segunda porque se transformaron en historias que le fueron marcando la vida.

    ¿Los proyectos de Disney y los de Pixar tienen un perfil que los diferencia?

    PS: No sé si se dividen por perfiles, sino porque la idea viene de determinado estudio. Son dos estudios separados: el de Pixar está en San Francisco, y el de Disney en Los Ángeles. La historia que nace en el estudio de Disney se desarrolla en ese estudio y lo mismo con Pixar.

    ¿Se puede anticipar un éxito como el de Frozen, por ejemplo?

    MI: La verdad que no. Lo increíble y maravilloso de este negocio y de esta industria es que cuando nosotros vemos las películas con bastantes meses de anticipación, por supuesto que ya tenemos una experiencia que nos pone en algún lado, pero es muy difícil saber si van a ser un éxito o un fracaso. Depende de un montón de cosas. Y es lindísimo poder trabajar con esa incertidumbre, porque además nos obliga a poner lo mejor de nosotros para que la película termine siendo un éxito. Por supuesto que nos ha pasado muchas veces que pensamos que tenemos una gran película en las manos y el público no la acepta, y al revés.

    El acuerdo definitivo que firmaron por 52.400 millones de dólares The Walt Disney Company y 21st Century Fox se traduce, para el espectador común, en que películas y franquicias como Avatar, X-Men, Los 4 fantásticos, El gran hotel Budapest, Talentos ocultos, Misión Rescate y la nominada al Globo de Oro este año The Shape of Water, pasarán a formar parte de la cartera de Disney. También series de televisión como Los Simpson, Modern Family y The Americans. En el parque de atracciones Animal Kingdom, del Walt Disney World Resort en Orlando, se puede visitar desde principios de 2017 Pandora-The World of Avatar, el juego que recrea la tierra de Avatar, la película de James Cameron. En lo que refiere a superhéroes, después de esta transacción los X-Men volverán a incorporarse al universo Marvel, que desde 2009 es propiedad de Disney. Esto abrirá el abanico de combinaciones posibles entre personajes superpoderosos, permitiendo algunos crossovers inéditos.

    Las cifras de taquilla indican que hoy las películas de superhéroes suelen ser las más esperadas. ¿Para Disney, a través de Marvel, es así también?

    MI: Sí, las franquicias de superhéroes, tanto las de Marvel como las de DC Comics, claramente son las películas más esperadas del año, y creo que las dos compañías están haciendo un trabajo extraordinario en un desarrollo de franquicias que pareciera ser inagotable.

    ¿Eso habla de alguna manera de una escasez de ideas originales?

    MI: La dificultad que nosotros encontramos en eso como compañía es que hay que desarrollar contenidos nuevos, propiedades nuevas, para que el cine siga teniendo esa renovación de público que mirando al mediano y al largo plazo tengamos historias nuevas para contar. Entonces por un lado están muy buenos los superhéroes, están muy buenas las franquicias, en la medida en que todos los estudios de Hollywood se ocupen también de generar lo que se llama new IP, que son las propiedades intelectuales nuevas.

    PS: Yo creo que el mundo de Marvel es tan amplio y tiene tantos personajes que en ese sentido es muy rico y tiene todavía mucho para inventar. En cuanto a las películas animadas, creo que Disney y Pixar, los dos, se concentran bastante en tener muchas ideas originales y no explotar una franquicia muy rápidamente en el tiempo y que se agote. De hecho, entre Toy Story 1 y Toy Story 2 hay 11 años de diferencia, entre la 2 y la 3 creo que hay siete años más, entonces no es que cuando ven que hay una película que funciona bien al año siguiente hacen la 2, la 3 y la 4 y agotan la historia. Se fijan también que en el medio haya muchas ideas más originales, porque después, si hay más ideas originales, se puede hacer más adelante una segunda parte, pero bien cuidada y cuando hay una historia que realmente lo amerite.

    ¿Puede ser diferente lo que funciona en la región a lo que funcione en Estados Unidos en materia de taquilla?

    MI: En general, en lo que refiere a América Latina casi no. Hay una cultura muy universal en toda la parte de Occidente, Europa, América. Por ahí sí hay una diferencia un poco más marcada cuando hablás de los países de Asia, Japón, China, ahí puede haber una elección diferente del público: las películas de acción en Asia funcionan muy bien y a las que tienen una historia un poquito más compleja o más sofisticada, el público las elige un poco menos. En América Latina tenemos un buen balance: funcionan el humor, la acción, el drama, las películas de autor. Gracias a Dios tenemos una buena comunidad de cinéfilos.

    La adquisición de Fox por parte de Disney incluye también el traspaso de la señal y los contenidos de National Geographic y la mayoría de las acciones de Hulu, el servicio de streaming más cercano a volverse competencia de Netflix en el mercado estadounidense (por ahora solo disponible en EE.UU. y Japón). The Handmaid’s Tale, la serie ganadora de ocho Premios Emmy el año pasado (incluyendo Mejor serie dramática, Mejor guion dramático, Mejor actriz para Elizabeth Moss y Mejor actriz de reparto para Ann Dowd) y de dos Globos de Oro este año (Mejor serie dramática y Mejor actriz), fue una producción original de Hulu. Está previsto que esta plataforma se destine a películas y series para adultos, y que en 2019 Disney ponga a disposición un servicio de video a demanda destinado a los niños, retirando entonces sus contenidos de Netflix.

    Con todos los cambios en la forma de consumir películas, con el streaming, las tablets y los celulares, ¿Disney tiene alguna estrategia para seguir atrayendo niños a las salas de cine?

    PS: Yo creo que se esmeran por hacer buenas historias y buenas películas para que la gente las siga eligiendo ver en el cine. 

    MI: Nosotros tenemos esta definición de marketing que es de cuatro cuadrantes. Yo creo que todos los estudios de Disney son de excelencia y hacen películas que comprendan esos cuatro cuadrantes, que son los cuatro tipos de público que pueden estar comprendidos en la historia que queremos contar: gente joven, niños, mujeres y varones adultos. Y Disney lo hace muy bien; las películas de Disney, de Pixar, de Lucasfilm y de Marvel buscan ser para todos ellos.

    ¿Cómo le está yendo al cine 4D? (formato de proyección que agrega movimientos de la butaca, agua, humo y aromas, de acuerdo con lo que sucede en la pantalla; Uruguay tiene una sala 4D en Movie Portones).

    PS: Es un formato nuevo que creo que no va a ser hipermasivo, pero es interesante para el público y de a poquito está creciendo.

    ¿Y cuál es la situación actual del 3D? ¿El público de Disney elige el 3D antes que el 2D?

    PS: Hubo un momento, cuando apareció el 3D, que fue un boom, pero después se amesetó un poco y hoy está parejo entre 3D y 2D.

    Este año en Uruguay hubo una movida antidoblaje, reaccionando a que en los cines cada vez hay más funciones con películas dobladas y menos subtituladas. ¿Han notado ese aumento en distribución y exhibición?

    PS: En la gente que compra la entrada, cuando ponés la opción de subtitulado y doblado, se vende mucho más doblado. Por eso nosotros tenemos que responder al público y dar lo que el público pide. Por lo general cuando se estrena una película se estrena en las dos versiones, y después va quedando en el tiempo la copia que mejor respuesta del público tuvo, que por lo general es la doblada.

    ¿Han visto un aumento en este último tiempo?

    PS: Sí, en los últimos dos años hubo un aumento.

    ¿El retrato de la cultura mexicana que hacen en Coco es una apuesta de Disney a lo latino?

    PS: No creo que esté pensado. Es casual que hayan elegido este tema y que sea mexicano.

    MI: Creo que tiene que ver con la riqueza de Pixar, que para nosotros tiene los talentos creativos más consistentes de Hollywood probablemente. Ellos siempre están provocándose a sí mismos, van pasando permanentemente filtros en los que hay gente tan talentosa que participa en esa mesa de discusión que cuando finalmente un proyecto va a ver la luz pasó por cabezas que evaluaron cuál es la temática, por qué vamos a hacer la película, a quién le vamos a hablar y qué historia vamos a contar. Nosotros estamos del otro lado del trabajo: recibimos la película cuando ellos la terminan, o bastante antes, porque tienen la generosidad de compartirla bastante antes, y empezamos a trabajar cómo le vamos a llegar a la audiencia para que se interese en verla. Pero hacen que nuestro trabajo sea muy fácil, la verdad.

    Coco: la familia, los recuerdos y la vida

    La investigación para Coco empezó hace seis años. Se entiende, entonces, por qué las animaciones de Pixar tienen ese nivel de realismo y esas líneas capaces de hacer reír alternadamente a los niños y a sus padres. La película transcurre en México y se divide en dos mundos: la Tierra de los Vivos y la Tierra de los Muertos. En la primera, en un pueblito llamado Santa Cecilia, vive Miguel, un niño guitarrista que ha aprendido por su cuenta y aspira a ser músico. Miguel admira profundamente a Ernesto de la Cruz, un músico legendario que nació en su pueblo y con quien descubre que tiene una conexión especial. La noche del Día de los Muertos, mientras todos festejan en la plaza, un acto del niño desencadena un hecho mágico que lo traslada automáticamente a la Tierra de los muertos. Allí se encuentra con sus antepasados, que están dispuestos a ayudarlo a volver al mundo de los vivos, pero solo si promete abandonar la música. “Miguel siente que debe elegir entre su pasión por la música y el amor que siente por su familia. Y lo que más quiere es compartir su talento con su familia y demostrarles que hacer música es algo hermoso y honorable. Pero lo hace de la manera equivocada”, dice Adrián Molina, codirector y coguionista de la película. Es entonces cuando decide buscar la ayuda de alguien que entienda su pasión por la música y que lo haga volver sin esa condición que, para él, es inaceptable. Es en ese viaje que emprende por el mundo de los muertos cuando escucha a los simpáticos esqueletos decir cosas como “¿Cómo le decimos que aquí no hay baños?”, o “Extraño mi nariz”. Y en esa explosión de colores y música, comienza la aventura de Coco, que se estrenará en Montevideo este jueves 11.

    “La historia de Coco está inspirada en las personas, la cultura y una de las tradiciones más representativas de México”, cuenta Lee Unkrich, codirector del filme. “La gente de México nos hizo pensar en nuestras propias familias, en nuestras historias y cómo ese legado nos hace ser quienes somos hoy en día. Estamos agradecidos por las oportunidades que tuvimos, y podemos decir con toda honestidad que hoy somos personas diferentes a causa de las experiencias que vivimos”, agregó refiriéndose a la producción. 

    Los mundos fantásticos se construyen en la imaginación, pero para que sean sólidos y creíbles, los cimientos tienen su inspiración en la realidad. Por eso, los equipos de producción de Pixar hacen un trabajo largo de investigación antes de sumergirse de lleno en una historia. “En cuanto decidimos que queríamos contar una historia que sucede en México, de inmediato organizamos nuestro primer viaje de investigación”, cuenta Unkrich. “Durante tres años visitamos museos, mercados, plazas, talleres, iglesias, haciendas y cementerios por todo México”, agrega. “Las familias nos abrieron las puertas de sus casas y nos enseñaron sus platos y música favoritos, su estilo de vida y tradiciones. Y, sobre todo, fuimos testigos de la importancia fundamental que le dan a la familia”.

    Si visualmente la película es deslumbrante, la música es emoción desbordante, bien al estilo mexicano. La banda sonora original, compuesta por el ganador del Oscar (por Up: una aventura de altura) Michael Giacchino, se suma a varios clásicos mexicanos que aparecen interpretados por el pequeño Miguel o su familia (Bésame mucho, La bikina, La llorona).

    “Reconocimos una necesidad común de ser recordados, de sentir que seguiremos importando mucho después de que nuestro tiempo aquí haya acabado”, dice Unkrich sobre el tema principal de la película. “Del mismo modo, hay un fuerte deseo de mantener vivo el recuerdo de nuestros seres queridos. Compartiendo sus historias y creando las nuestras, construimos esta conexión a través de las generaciones que trasciende nuestra vida diaria”.