Quienes reciben un trasplante “vuelven a ser individuos activos en la sociedad, vuelven a trabajar, a hacer el amor, a tener hijos”, dijo a Búsqueda Solange Gerona, jefa del Servicio de Hepatología del Hospital Militar y del Programa de Trasplante Hepático.
“Acá cada paciente tiene nombre, apellido, lo conocemos, conocemos a su familia, su historia, sus miedos, y nos relacionamos con el médico de su lugar, es personalizado”, aseguró Gerona.
Desde 2009 en Uruguay se han hecho 183 trasplantes, 21 en el 2018, según datos difundidos por Gerona durante su disertación en el congreso Gastroendo2018 en octubre. En promedio hubo un trasplante cada 18 días. El trasplante hepático es la última alternativa cuando no existe otra eficaz. Está indicado para personas con enfermedades hepáticas “agudas o crónicas severas e irreversibles”, informó Gerona. En la lista está la hepatitis fulminante, la cirrosis hepática descompensada, tumores hepáticos, defectos genéticos con daño irreversible y algunos casos de retrasplantes.
“El trasplante es mucho más que una cirugía, es todo un proceso” en el que participan médicos y otros profesionales como psicólogos, destacó. Requiere una etapa de preparación previa en la que la persona debe dejar ciertos hábitos como fumar, a veces incluso bajar de peso. Luego del trasplante le sigue una etapa de seguimiento y luego asistencia de por vida. Este programa es financiado por el Fondo Nacional de Recursos (FNR).
En Uruguay el trasplante hepático se realiza desde 2009 para adultos en el Hospital Militar; antes se hacía en Argentina, y los menores aún hoy viajan a Buenos Aires. La edad promedio es de 45 años y 75% son mujeres.
Desde fines de setiembre el programa realiza solamente trasplantes de urgencia, ya que la infección de seis pacientes por un hongo en el CTI del Hospital Militar los llevó a tomar esta medida que no se ha levantado aún, aunque los profesionales consultados estiman que no debería faltar mucho tiempo.
Con casi 10 años de trabajo, el equipo está atravesando una nueva etapa. Comenzó una auditoría de gestión para poder ampliar el número de personas que asiste y también estudiando la incorporación de nuevas técnicas de trasplante.
Consultoría.
Gerona y su equipo de 60 personas esperan la reglamentación de la ley de Centros de Referencia (aprobada el 25 de setiembre) que asegura ayudará a los enfermos hepáticos a recibir una mejor atención para personas de cualquier punto del país. En el Hospital Militar comenzaron una consultoría para revisar los procedimientos, protocolos de funcionamiento y gestión y evalúan incorporar telemedicina para quienes no viven en Montevideo. “Estamos viendo cómo expandirnos con un número limitado de profesionales”, explicó Gerona.
En Uruguay el trasplante hepático se realiza desde 2009 para adultos en el Hospital Militar; antes se hacía en Argentina, y los menores aún hoy viajan a Buenos Aires. La edad promedio es de 45 años y 75% son mujeres.
Una vez que se instrumente “va a optimizar y facilitar la derivación de pacientes, va a ser más fácil llegar”, aseguró. Hoy algunas instituciones, por desconocimiento o dificultades en la forma de estructurar sus prestaciones, no envían a sus pacientes a una consulta con el equipo del Militar. De Melo, Rivera o Montevideo, todos recibirán la misma atención, la misma expertise y la institución de la que viene tendrá un backup, no va a quedar “asilado enfrentando una situación problemática sin backup”.
“Cuando envías a un paciente a un centro de referencia, aumenta la eficiencia de la prestación de salud”, dijo Gerona. El grupo espera tener que asumir “más responsabilidad”.
“Nos va a exigir más eficiencia y eficacia y por eso estamos hacienda una auditoria de gestión, preparándonos” para estar “a la altura”, informó Gerona.
Lo mejor.
“Tenemos la responsabilidad de dar lo mejor disponible a escala mundial”, destacó Gerona. Por delante tienen una línea de trabajo que incluye aumentar la capacitación del equipo con viajes de formación a la región, a Europa y Corea.
En Corea existe vasta experiencia en cómo hacer trasplantes de hígado con donantes vivos. “Se le saca un pedacito de hígado a alguien y se le pone a otra persona y ambos se regeneran”, explicó Gerona. Además, trabajan en técnicas de reducción hepática, para reducir el tamaño y poder ponérselo a un niño, por ejemplo, agregó. Esta es una técnica que el equipo uruguayo tiene intenciones de implementar. “Queremos desarrollarlo para tener un abanico más amplio”, destacó.
Hay “suficientes” donantes para las personas enfermas crónicas, que pueden esperar a que surja un órgano. “La carencia” está cuando es urgente y necesitan trasplante de inmediato y también en niños y adolescentes en los que encontrar donantes de un órgano de su tamaño es difícil.
Los niños necesitan trasplantes por motivos variados, la mayoría por enfermedades congénitas. También se registran casos de urgencia por fallas fulminantes, que deben acudir rápidamente a Buenos Aires en busca de un trasplante. Los hay de todas las edades, desde pequeños de un año hasta adolescentes.
Desde 2009 en Uruguay se han hecho 183 trasplantes, 21 en el 2018. En promedio hubo un trasplante cada 18 días. El trasplante hepático es la última alternativa cuando no existe otra eficaz.
Los niños uruguayos “no se están muriendo porque se trasplanten en Argentina, se están muriendo porque no hay hígados”, aseguró Gerona. Ocurren un par de fallecimientos por año por este motivo. En Argentina un familiar puede donar parte de su hígado en caso de que sea compatible con el del menor. El tema “se complica” cuando no son compatibles y el chico queda únicamente esperando un donante porque el tamaño del órgano debe caber en el niño, además de compartir el grupo sanguíneo del donante. Unos cinco niños por año en Uruguay necesitan trasplante de hígado.
En 2017 hubo una tasa de donación de hígado de 7,4 por millón de población en general y de niños 1,8. Son pocos los niños candidatos a ser donantes porque “por suerte” fallecen pocos, dijo a Búsqueda Milka Bengochea, directora del Instituto Nacional de Donación y Trasplante de Células, Tejidos y Órganos (INDT). Suele haber siempre dos o tres esperando. Opinó que en hígado el tema no es tan crítico porque los niños pueden recibir donantes de adultos ya que el órgano “se puede partir”, pero en donde “es crítico” es en corazón, porque debe haber una correspondencia en tamaño entre el órgano y el receptor.
“En la evolución de la trasplantología el país pretende generar sus propios órganos y resolver sus propios trasplantes. Nosotros todavía en lo pediátrico no tenemos eso andando. Es una evolución que debe suceder”, opinó Gerona. Otro plan a futuro es poder eventualmente realizar los trasplantes de los menores en Uruguay, un tema más de coordinación y político que técnico, dijo Gerona durante su exposición en el congreso GastroEndo2018.
La espera.
La lista de espera suele incluir una veintena de personas. “Hay una aceptable lista de donantes”, opinó Gerona. Uruguay “es un oasis para pacientes crónicos” porque “es un lugar en donde hay buena oferta de hígados” si la persona puede esperarlos, comentó Gerona.
Los niños uruguayos “no se están muriendo porque se trasplanten en Argentina, se están muriendo porque no hay hígados”, aseguró Gerona.
“El sistema todavía no está facilitando los órganos necesarios en la oportunidad. Cuando hay una falla brusca del hígado que se llama falla fulminante, deberíamos darle un hígado al día o al otro día. El ritmo es irregular, pero cada 10 o 18 días hay uno. Algunos se mueren” pero otros tienen la posibilidad de utilizar “un equipo de diálisis hepática para el agudo que sostiene un poquito al paciente y da un tiempo, un puente para que aparezca (un órgano donante)”, contó Gerona. De todos modos, en Uruguay son pocos los que mueren esperando (9% de mortalidad en lista) si se los compara con otros países.
Países chicos junto a países grandes hacen convenios de intercambio de órganos para llegar a tiempo. Uruguay tiene un convenio vigente pero para casos urgentes de niños que requieren trasplante hepático, no adultos, dijo Bengochea. Uruguay y Argentina tienen un acuerdo de intercambio que está siendo revisado.
El convenio vigente indica que los niños uruguayos (que se trasplantan en Argentina) se pueden favorecer de hígados argentinos en casos de emergencia y si en Uruguay no surge ninguno. Así los niños uruguayos entran en la lista de emergencia argentina. Luego resta “el deber moral de devolver un órgano”, comentó Bengochea.
Salud, Ciencia y Ambiente
2018-10-25T00:00:00
2018-10-25T00:00:00