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    Federico Valverde, pibe maravilla

    Tímido en los entrenamientos y exuberante en el mediocampo, con 19 años, marcó el gol hacia Rusia 2018. Quienes lo ven elogian su juego. Y quienes lo conocen, su calidad humana

    “Él juega a otra cosa”, dice un periodista que no es periodista deportivo pero sí un entusiasta aficionado del fútbol. “A algo distinto de lo que se juega acá”, se explaya quien, además, juega al fútbol de manera amateur y, dicen, bastante bien. “Hace pases y jugadas que no te los esperás. Y no importa si no le salen. Porque si le salen mal, en realidad no complican a nadie”, agrega con seguridad. Aunque sabe que lo de este chico no es sencillo de explicar. Entonces dice: “¿No viste el gol de media cancha que hizo en La Coruña?”.

    Tras escribir “valverde la coruña gol” (sic) en el buscador de YouTube, aparece el gol en cuestión. Es el primer tanto que el jugador uruguayo Federico Valverde marcó para el Deportivo La Coruña. Aunque conviene verlo, alcanza con decir que el centrocampista con cara de niño saca un tiro desde la mitad de la cancha y que la pelota se introduce en el arco como si fuera parte de un efecto especial generado por computadora. Sencillo y a la vez impresionante. Es un partido amistoso, es verdad, pero al ver la seguridad y la serenidad con la que ejecuta el disparo, da la sensación de que maniobras que para muchos pueden ser arriesgadamente complejas, para Valverde resultan criminalmente fáciles. “Toni Kroos va a ser un poroto al lado de este pibe”, escribe un usuario en los comentarios.

    En YouTube hay más goles y jugadas de “este pibe”. Hay un video en el que aparece vistiendo la camiseta del Real Madrid en un partido frente al Ajax por la UEFA Youth League. Hay otro que recopila sus mejores momentos con la selección juvenil de Uruguay. Otro titulado El Arcángel Valverde. Y otro que se llama, simplemente, Valverde está despegado. Y varios más. Porque hay millones de ojos sobre “este pibe”.

    No es para menos. A lo largo de su carrera, en las distintas categorías en las que ha participado, tanto en competencias nacionales como internacionales, Federico Pajarito Valverde ha obtenido importantes conquistas. Ha llegado a convertir 60, 55 o 49 goles por campeonato; con Peñarol ganó el Torneo Apertura y el Torneo Clausura y el Campeonato Uruguayo; fue distinguido Balón de Plata por la FIFA y elegido uno de los 50 mejores jugadores del planeta por el periódico británico The Guardian, y luego cumplió 19 años.

    Dato bien conocido: el 5 de setiembre de 2017, el mismo año en el que obtuvo el cuarto puesto en la Copa Mundial Sub-20 que se jugó en Corea del Sur, Valverde debutó en la selección mayor de Uruguay. Fue contra Paraguay en el estadio Defensores del Chaco, un partido clave por la clasificación para la Copa Mundial de Rusia 2018. Dos años después de haber perdido en ese mismo estadio con la selección sub-17, Valverde abrió el marcador de un encuentro que terminó con victoria 2 a 1 para Uruguay. Fue la primera vez que en ese estadio la selección uruguaya venció a la paraguaya en una competencia oficial. Y FIFA lo nombró el jugador de la jornada.

    Pañales debajo del short. Federico Santiago Valverde Dipetta. Uruguayo, nacido en Montevideo el 22 de julio de 1998. El Pajarito Valverde. El Niño Mimado de la Selección. Altura: 1,81 metros. Peso: 74 kg. “Flaco, elegante, con zancada larga”, lo definió Ramiro Martínez, técnico de las divisiones juveniles de Peñarol. Fede, el menor de tres hermanos. Amante del asado. Imbatible con la Play Station. Hijo de Julio y de Dora Elisa, también conocida como Doris. Cuando se habla de Valverde, todos los caminos conducen a Dora.

    “Dora es la base de todo”, dice Ignacio Ruglio, dirigente de Peñarol y candidato a la presidencia de la institución por Sentimiento 1891. Ruglio lo vio formarse en la cantera de las divisiones juveniles. Y ella estaba siempre a su lado. “La gente por lo general no sabe bien lo que implica una carrera en juveniles”, comenta el directivo. Se trata de un proceso “largo y sacrificado”, comenta. “Cualquiera se sube al carro cuando llegan los triunfos, pero no cualquiera es capaz de acompañar toda la carrera”.

    Valverde tenía tres años cuando empezó a jugar en Estudiantes de la Unión. Usaba pañales debajo del short. De esa época viene el apodo Pajarito, que, dicen, se lo dio Gabriel, técnico de baby fútbol. “A sus padres, Doris y Julio, no les gustaba que lo llamaran así y le preguntaron por qué no le decía ‘Fede’ o Federico”, recuerda Silvia Pérez en una nota publicada en el suplemento Ovación, de El País. “Le puse Pajarito porque es chiquitito y anda volando”, fue la respuesta de aquel entrenador.

    Edgardo Lasalvia, su representante, lo conoció cuando tenía nueve años. “Estaba en una categoría debajo de mi sobrino, Santiago Hernández, que tuve la mala suerte de perder en un robo. Lo mataron el mismo día que debutó en la sexta división de River Plate, con 15 años. Fue a la esquina, a comprar un refresco a una pizzería, y recibió unos tiros que no eran para él”. Eso ocurrió en noviembre de 2016.

    Lasalvia iba a ver jugar a su sobrino. Inevitablemente, también veía jugar a Valverde. “Ya se notaba que el pibe era diferente. Yo no trabaja en esto, me dedicaba a la lumínica, no lo veía como lo podía ver un representante. Creo que precisamente por eso, porque no estaba metido en el mundo empresarial, digamos, porque no lo miraba con esos ojos, es que la relación fue más pura, más de amistad. El mundo del fútbol es muy complicado; muchas veces se le pasa la mano por el lomo a cualquiera —a cualquiera— simplemente por un fin económico…”.

    Dora era “muy conocida en el club”, recuerda Lasalvia, para quien la madre de Valverde es “un ejemplo de vida”. Cuando se conocieron, ella “hacía feria, vendía juguetes”. Durante los partidos ella conversaba mucho con la madre de Santiago Hernández, Claudia, hermana de quien es hoy representante del jugador y que es conocido como el Chino. Fue en homenaje a él que Valverde festejó haciendo un gesto de ojos rasgados tras hacer un gol contra Portugal en el Mundial de Corea. La mueca provocó polémica. La FIFA notificó a la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), ya que muchos hinchas coreanos la consideraron una burla racista. Dice Lasalvia: “El festejo de los ojos rasgados ya lo había hecho en algún clásico. Y yo no pasaba por la puerta. Con el festejo en Corea casi me muero”. Y cuenta: “Mi hija, Valentina, cumplía 15 y se iba de viaje a Disney. Pero hubo algo mal en un documento para la visa a Estados Unidos y me tuve que venir de Corea. Tenía que solucionar el tema. Le prometí a Fede que si pasábamos de fase, volvía. ‘Si te venís yo te dedico el gol’, me dijo”. Y así fue. “Yo salté de la cama. Desperté a mi señora para que lo viera. A los diez minutos me explotaba el teléfono. Yo estaba con una emoción que ya ni me acuerdo con toda la gente que hablé. Lo que sé es que después llamé a la agencia de viajes y reservé el pasaje para Corea”. Poco después se tatuó en la pierna la imagen de Valverde haciendo el festejo.

    Tímido, alto y callado, Valverde llegó a las formativas de Peñarol en 2012. “Lo llevó Néstor Gonçalves (h)”, recuerda Lasalvia. “Y ahí ya cautivaba. Yo iba con un grupo de amigos a ver los juveniles y me sacaba cartel, me hacía un poco el crack, porque lo conocía de antes. Cuando me puse a trabajar en esto, junto a Gerardo Rabajda y Jorge Chijane, que fueron los que me dieron la posibilidad, él estaba con Ricardo Canals y Gustavo Méndez, gente vinculada a Nacional. Por eso siempre lo gastaba diciéndole que estaba con los bolsos”. Mientras tanto, “el Pájaro la estaba rompiendo”, dice Lasalvia, que seguía sus jugadas con atención. “Un día, Doris le comentó a mi hermana Claudia que se le había vencido el contrato con Canals y Méndez. Entonces le acerqué una propuesta de trabajo, la cual sin dudarlo aceptaron, creo, por esa cercanía que tenemos desde hace tiempo. Lo siento así porque es algo que me lo hacen sentir día a día”.

    Fue Gonçalves (h) quien lo recomendó para la selección sub-15. En un solo año salió campeón uruguayo en sub-15. En la siguiente categoría ganó el Clausura y el Apertura. Antes de ser dirigente Ruglio trabajó muchos años de manera honoraria junto a los juveniles, “arrimando cosas, asegurándose que no les faltara nada”, recuerda. “A esos planteles les apostábamos un asado si ganaban el clásico. Bueno, con la generación 98 se terminaba perdiendo plata seguido. Éramos hinchas, éramos honorarios, terminábamos perdiendo los asados, pero con mucho gusto. La generación 98, la de Valverde, fue una de las mejores categorías que dio Peñarol en años. Es una generación con un nivel de jugadores tremendo. En el historial de clásicos ganados en esa categoría, la séptima, hasta que llegaron a primera, fue gigantesco, como muy pocas veces. Casi nunca perdió con Nacional, le ganaba casi siempre. Más del 80% de los clásicos que jugaron, los ganaron”.

    Pablo Bengoechea lo incluyó en el plantel de la primera de Peñarol para una gira por el interior del país. Debutó oficialmente el 16 de agosto de 2015 contra Cerro en el Centenario. Tenía 17 años. Tras su participación en el Sudamericano Sub-17 con la selección en Paraguay, clubes como Arsenal de Inglaterra y el Barcelona mostraron interés en sus pasos. Fue el Real Madrid el que se lo llevó.

    El 28 de julio de 2016 firmó contrato y el club lo cedió para la temporada 2017/18 al Deportivo La Coruña, con la intención de que tenga mayores oportunidades de sumar minutos en la máxima categoría del fútbol español. Y así sucedieron cosas. Como el gol de tiro libre desde la mitad de la cancha.

    Pasó de vivir en una “casa normal” a un “chalet de lujo” en La Coruña, España, le dijo a Mario Bardanca en una nota con Todo pasa, de Océano FM. “Y es algo para tomarlo como motivación, no para agrandarse”. Actualmente vive con su novia, Julieta, hija del exbasquetbolista Giuliano Rivera. Dora, su madre, vive en otra casa, ubicada a pocos minutos de su hijo. Recorta las notas que se publican sobre su él. “Guarda papelito por papelito desde que él empezó en el Baby”, confiesa Lasalvia. “Y como gran mamá que es, guarda todos esos recuerdos en álbumes. Doris tiene todo, parece Julio César Gard con las estadísticas”. Durante su paso por Uruguay, para el encuentro con Argentina, Valverde estuvo en la casa de Lasalvia, que se encargó de hacer el asado. Como es habitual. “A él le encanta compartir, pero no le gusta hacer nada”. Se reunieron familiares y amigos, entre ellos Fabián Píriz y Diego Rossi, juveniles de la cantera de Peñarol, muy cercanos al jugador.

    Un buen hijo. “Federico tiene algo difícil de explicar, hay que verlo”, dice Ruglio: “Es de otro planeta”. Si en virtud de entender algo más sobre la realidad del fútbol que se juega en Uruguay y las circunstancias que rodean a las jóvenes promesas uruguayas uno se pregunta qué es lo que hace que Valverde sea tan especial, un ser de otro planeta. Aquí van algunas respuestas. “Es un jugador técnico, de gran pegada, muy buen pibe, con visión de juego única, como el Pato Aguilera, adelantado en la cabeza, pase en profundidad que te deja de frente al arco”, dijo José Chueco Perdomo, entrenador de Peñarol en las categorías sub-15 y sub-16, a Tenfield en 2015. “Físicamente es exuberante. Es de los típicos que quieren en Europa, alto, pegada, mixto, ayuda en la marca. Te puede salvar un partido. Con la pelota en los pies a veces exagera porque le gusta y eso le lleva a cometer errores porque hoy se presiona”. Ahora es Lasalvia quien habla: “De niño ya era diferente. Te dabas cuenta. ¿Cómo te dabas cuenta? Muy sencillo: porque jugaba a un toque y te cambiaba de frente… con 10 años”. Esas características lo hacen diferente, sostiene Ruglio, “pero también tiene el ADN del jugador latinoamericano”, agrega. “Hablando con Emilio Butragueño, él me decía que el Real Madrid tiene un poderío inmenso que le permite tener las mejores instalaciones, comprar a los mejores jugadores, pero que nunca van a tener el ADN del jugador latinoamericano. ‘Nunca vamos a poder hacerlo’, me decía. No es casual que hasta no hace mucho la delantera más grande de su principal adversario, el Barcelona, estaba compuesta por tres latinoamericanos”.

    Hay algo más. “Fede tiene un ángel muy especial”, sostiene el dirigente de Peñarol. “Es un gurí sano, muy sano. Y por sano me refiero a que es un pibe que no tiene maldad”. Orgulloso, su representante, agrega: “Es un crack. Un crack en el sentido de que es buena gente. Y es muy respetuoso. Él te dice: ‘Les vamos a ganar’, cuando la mayoría decimos cualquier grosería”.

    Cuenta Ruglio que, en su foto de perfil de WhatsApp, Valverde, el pibe maravilla, luce la camiseta de Peñarol. “Te hablo de un pibe que estuvo con Cristiano Ronaldo en el Real Madrid. Cualquier otro gurí de su edad pone una foto con Ronaldo”, comenta emocionado. “Más allá de que me enorgullece como peñarolense, es algo que también habla de él como persona”. Su representante coincide. Y rescata otro rasgo: “Cuando lo citaron para la Selección y le preguntaron si cumplía un sueño al jugar contra (Lionel) Messi él dijo que no”. El sueño del pibe, de “este pibe”, era otro: entrar a la cancha con Suárez y Cavani. “Fue maravilloso todo lo que pasó en Uruguay, la cara de él lo decía todo”, dice Dora desde La Coruña. “Me siento orgullosa, porque más de lo que hablan de él como jugador hablan de él como persona. Y toda la gente dice que es buena persona. Con el padre nos abrazamos y lloramos el día del gol. Pero más que nada nos abrazamos y lloramos porque tenemos un buen hijo”.

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    2017-09-14T00:00:00