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Al igual que los rayos X se incorporaron a la práctica médica, la informática lentamente se está “mimetizando”, aunque todavía produce “tensiones” en medio de este cambio. “Estamos en el inicio de un verdadero cambio de paradigma en el cual la salud va a dejar de estar en manos únicamente de médicos y enfermeros. Va a estar en manos de un conjunto interdisciplinario con profesionales en informática y tecnología coordinados para actuar en medicina. Los ingenieros van a ser una parte importantísima”, dijo a Búsqueda Franco Simini, profesor titular de Ingeniería Biomédica en Universidad de la República (Udelar).
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Sin embargo, para poder llegar a este nivel es necesario formar más cantidad de ingenieros capacitados en informática médica. La Facultad de Ingeniería está realizando cambios para certificar la capacitación en el área médica, pero los docentes se enfrentan a la escasez de candidatos y a la alta demanda del mercado, que toma ingenieros capacitados en esta área para trabajar en otras no vinculadas con la medicina.
“Necesitamos jóvenes de distintas disciplinas que desarrollen, investiguen y se formen en el país y en el exterior”, dijo Álvaro Margolis, médico y profesor adjunto de la Facultad de Ingeniería (Fing) de la Udelar, durante las XIV Jornadas Académicas del Instituto de Derecho Informático, organizadas por la Facultad de Derecho pública.
Pocos.
Según el último relevamiento de datos de la generación 2012 de la Fing, entraron en total 1.032 alumnos y fueron 459 los que eligieron la orientación Ingeniería en Computación, lo que representa el 44,4% de los estudiantes. Le siguen en popularidad la ingeniería eléctrica, con 114 alumnos e Ingeniería Civil, con 125. De estos, hay ingenieros en computación que se capacitan en informática médica e ingenieros eléctricos que se forman en ingeniería biomédica.
Simini informó que “no alcanza” el número de alumnos (50 aproximadamente) que realizan cada año trabajos de fin de carrera sobre temas vinculados con la informática médica, por ejemplo, sobre logística de la donación de sangre o un sistema para ayudar a mejorar la seguridad eléctrica en hospitales. Se preparan para trabajar en salud y asisten a los cursos, “pero terminan trabajando en un sistema de stock o contabilidad para una empresa de neumáticos. Es un problema muy grande”, comentó Simini.
Prótesis mental.
“La informática es para la medicina una prótesis mental, en el buen sentido de la palabra. El médico va a poder sugerir y actuar según lo que le indique el sistema”, dijo Simini. Esto es posible debido al registro sistemático de todos los datos del paciente. Sirve para “ayudar a los médicos a tomar mejores decisiones”. Estos sistemas informáticos ya se venden y se utilizan en el mundo. Aquí “todavía el nuevo paradigma no está totalmente en práctica, pero estamos caminando hacia ahí, no tenemos más remedio que prepararnos”, opinó Simini.
“Hoy se entiende la informática médica como el registro en discos duros e historias clínicas en pantallas. A veces la gente se queja cuando va al médico y mira mucho la pantalla, pero es un mal menor de la introducción de la informática médica”, opinó Simini.
El ingeniero considera que hay un “rechazo injustificado” a la informática médica “generado por el desconocimiento de lo que implica para los pacientes” y también debido a la “inmadurez” de la informática en el sistema de salud actual.
La informática aplicada a la medicina “no es solo un tema de calidad sino de costos”, ya que si hubiera que contratar personal sería más caro. Por eso se reducen los costos, mejora la calidad y genera información que permite elevar niveles de “eficiencia y eficacia”.
Simini augura en los próximos años “hospitales sin papel”, tal como ya ocurre en el Hospital Universitario Austral de Buenos Aires, que adoptó estándares de nomenclatura, desarrolló sistemas matemáticos y algoritmos y realizó cambios en los procedimientos internos. Pero para lograrlo se necesitan profesionales capacitados en el país. La escasez de ingenieros capacitados en esta rama es un “problema muy grande”, opinó Simini.
Nuevo laboratorio.
A fines de julio se presentó oficialmente el Laboratorio Informático en Salud (LIS) del Instituto de Computación de la Fing con el objetivo de formar y certificar profesionales en informática médica. Es “un punto de convergencia, un área necesaria para el país”, opinó Margolis, docente del equipo.
LIS ofrece asignaturas de pregrado, aunque se concentra en la formación de posgrado con el diploma de especialización y en el futuro prevé contar con maestrías y doctorados. La formación disponible hoy incluye la capacitación en “nomenclatura clínica y consulta médica”, es decir, clases para ingenieros sobre términos médicos y la estructura de la consulta médica. También hay formación para médicos, como el seminario de informática en salud.
Margolis mencionó que están dictando un curso nuevo sobre manejo práctico de las enfermedades crónicas con el apoyo de la informática y la telemedicina. El LIS colabora con los desarrollos de informática médica que se realizan en el Núcleo de Ingeniería Biomédica, ubicado en el Hospital de Clínicas, que coordina Simini.
Estándar.
“Existe una carencia en la formación y este hecho introduce un cuello de botella importante para avanzar en la informatización”. En ocasiones, por falta de formación se crean sistemas aislados “sin estándares interoperables”, comentó Margolis.
En junio se presentó el Programa Salud.Uy, creado por el gobierno e integrado por prestadores de salud pública y privada, la academia, cámaras empresariales, usuarios y sindicatos de la salud, que busca difundir el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en la salud, la estandarización, crear mecanismos de infraestructura para lograr servicios “integrados y complementarios” y poner en marcha un sistema de teleimagenología en el país.
