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    Juliana en primer plano

    Juliana Awada, esposa de Mauricio Macri, será la primera dama argentina a partir del 10 de diciembre; esta diseñadora de 41 años y perteneciente a una acomodada familia de origen libanés, ocupará un lugar que estuvo vacante desde que asumió Cristina Fernández

    Desde el estrado, Mauricio Macri agradeció a sus colaboradores, a los militantes, los votantes, a su secretaria Anita, a su familia, y especialmente a su “hechicera”. El próximo presidente argentino no tuvo que aclarar quién era, porque todos sabían de quién se trataba: Juliana Awada, su esposa desde hace cinco años y madre de su hija menor, la mujer que a partir del próximo 10 de diciembre se convertirá en la primera dama argentina, una figura que en los últimos dos períodos de gobierno estuvo vacante porque el gobierno estuvo encabezado por la presidenta Cristina Fernández, que enviudó en 2010.

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    A los 41 años, esta diseñadora textil descendiente de una familia de origen libanés se transformó en una figura repetida durante la campaña electoral. En todo momento estuvo al lado de su esposo, y su elegancia y estilo la transformaron en un polo de atracción para los medios de ese país.

    En ese sentido, la forma de vestir de Juliana siempre fue objeto de análisis. “Si hay algo que no podemos negar es que siempre se mantuvo fiel a su estilo chic, en tanto incorporó prendas clásicas pero con un guiño a las tendencias”, aseguró Laura Malpeli de Jordaan, asesora de imagen, en una nota del diario “La Nación”.

    En la noche del domingo 22, Awada estuvo en el estrado ubicado en Costa Salguero, desde donde el candidato ganador pronunció un discurso luego de que se conoció que en la segunda vuelta electoral había derrotado al oficialista Daniel Scioli, del Frente para la Victoria, poniendo fin a doce años de reinado kirchnerista. Ella apareció discreta, de pantalón negro y camisa blanca, bailando junto a su marido y a otros integrantes de la agrupación Cambiemos, entre ellos la vicepresidenta electa Gabriela Michetti, al rítmo de Tan Biónica y Gilda.

    En ese momento los resultados a boca de urna eran más auspiciosos de lo que en los hechos terminó siendo la diferencia entre Macri y Scioli. Finalmente, con los datos oficiales, los números fueron más ajustados: Macri obtuvo 51,4% del total de los votos frente a los 48,6% de Scioli.

    AMOR DE GIMNASIO. Si bien tuvo un bajo perfil durante la campaña —dio pocas entrevistas, y en general aparecía en un estratégico segundo plano acompañando a su marido—, Awada no faltó a ningún acto o visita que realizó quien fue dos veces jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

    La pareja comenzó su relación en 2009, si bien ya se conocían porque se movían en los mismos círculos sociales y porque ambos vivían en Barrio Parque. Pero el vínculo amoroso se concretó en el paquetísimo gimnasio Ocampo, al que van celebrities de la vecina orilla. “Allí empezó a sonar la música para Mauricio Macri. Con David Guetta de fondo, que pasaba Aldo, personal trainer y encargado de Ocampo, la relación entre el jefe de gobierno y la diseñadora fue encontrando cauces más definidos: mientras ella utilizaba el escalador, para fortalecer isquiotibiales, el jefe de gobierno leía distraídamente el diario en la bicicleta con respaldo. Estaba a siete metros de distancia, en diagonal, y se fueron acercando. Pero hasta ese momento, fines de 2009, Macri y Awada no compartían más que el personal trainer”, recordó el diario “Clarín” en un artículo de 2012.

    De acuerdo con el matutino, Awada era “muy cuidadosa” con la indumentaria y por eso iba a entrenar con calzas grises, remera verde seco “que llevaba suelta” y una pash mina beige, que combinaba con un bolso Birkin de Hermès.

    El comienzo de la relación fue “casi imperceptible” para el resto de la gente del gimnasio. Se sabía que Macri estaba en pareja con quien era su novia en el momento, la uruguaya Malala Groba, y Juliana había terminado su relación con el conde belga Bruno Laurent Barbier (con quien tiene una hija, Victoria), quien luego se vinculó con la chimentera Viviana Canosa. A los 23 años, Awada estuvo casada por primera vez en un matrimonio que no duró ni un año.

    En 2010, Macri y Awada se casaron en una sobria ceremonia civil en el Complejo Costa Salguero. Fue el tercer matrimonio del futuro presidente argentino, que primero se casó con Ivonne Bordeau (madre de sus primeros tres hijos, Agustina, Gimena y Francisco), y después con la modelo Isabel Menditeguy. A diferencia de sus hermanos, con cuatro años, Antonia —la hija que Macri tiene con Awada— aparece habitualmente en fotos y revistas acompañando a sus padres, y fue una figura recurrente en la campaña presidencial.

    BESO A BESO. En la noche del domingo 15, y por un hecho aparentemente intrascendente, Awada fue la gran protagonista del debate previo al balotaje en el que participaron Macri y Scioli. Fue después de que los candidatos se enfrentaran en un duelo verbal durante más de una hora, cuando sus respectivas esposas subieron a saludar. Entonces, Awada, con un elegante traje y camisa color marfil, lo abrazó y le dio un beso sobre el que se habló durante varios días. En la foto que dio vuelta el mundo y fue furor en las redes se los ve a ellos besándose, mientras que Scioli y su mujer, Karina Rabolini, los miran.

    Cuando varios días después del debate se le preguntó a Awada sobre aquel beso, ella respondió que fue algo espontáneo, que surgió de ella, algo que parece bastante poco creíble si se tiene en cuenta que en ese enfrentamiento todo estuvo pensado al detalle, hasta el último gesto. Macri, por ejemplo, ensayó 17 horas con distintos colaboradores que personificaban a Scioli, y practicó posibles respuestas para dar en los minutos estipulados en el debate. Todo estuvo pensado para generar un impacto visual, y por eso el beso fue el cierre perfecto, para mostrar un Macri radiante frente a un apagado Scioli.

    Awada también acompañó a Macri en las rondas de entrevistas que concedió en distintos canales y radios, y obviamente también estuvo en el cinematográfico acto de cierre de campaña que se realizó el jueves 19 en la cañada de Humahuaca, en Jujuy. Horas antes la pareja se reunió con representantes indígenas para rendir culto a la Pachamama.

    COCINA Y GOLF. Desde el momento en que Awada comenzó a salir con Macri —y más aún desde que se convirtió en primera dama porteña—, la diseñadora fue una figura de interés para los medios. Haciendo culto a la idea de que “menos es más”, siempre se viste con suma discreción y con mucha elegancia, apostando al negro, al beige y al blanco en la mayoría de sus atuendos, porque rechaza los colores estridentes.

    En abril de 2012, el diario “La Nación” le hizo una extensa entrevista en la que habló mucho de su vida y de sus intereses empresariales —la marca familiar de ropa Awada— y de sus gustos personales. Ahí contó que “todo el tiempo” recicla ropa porque “vive regalando” prendas. Entre sus preferidos, dijo, se encuentran los diseños de Valentino y de Chanel, aunque aseguró que usa todo tipo de prendas, incluso de H&M. En materia de perfumes, su preferido es Un Jardin sur le Nill de Hermès, y el reloj que utiliza es un Rolex.

    La futura primera dama dijo que le encanta cocinar y que es la que se encarga de preparar los almuerzos familiares cuando se juntan con los hijos de Macri. Para esas ocasiones, dijo, va al Barrio Chino a comprar pescados y mariscos.

    Awada fue al Chester College de Belgrano y después estudio inglés durante dos meses en Oxford. A su retorno de Inglaterra comenzó a trabajar en la empresa familiar, algo que hace hasta ahora.

    En la entrevista dijo que tanto ella como el resto de su familia son “muy abiertos” en temas religiosos. “Mi papá es libanés musulmán, pero nunca nos inculcó la religión. De hecho, mi hermana mayor se casó por Iglesia, es recatólica y su marido es católico. Mi otra hermana está casada con un judío”, contó.

    “La Nación” detalló que Awada se emocionó y lloró cuando habló de su madre, Pomy (Elsa Esther Baker de Awada), la principal referente de la empresa familiar, con quien viaja seguido a Europa a ver las últimas tendencias de la moda. “Como soy la menor soy la más malcriada. Diría que soy la más pegada a todos. Me acuerdo de esos viajes con ella, donde me contaba su infancia y había pensado en estudiar, pero no podían porque la mandaban a trabajar. Esas cosas son fuertes”, recordó.

    Según Awada, en su infancia nunca le faltó nada, a pesar de que sus padres tenían orígenes humildes. “Teníamos una casa linda, gente que nos atendía, íbamos a buenos colegios, y tenía seis años cuando me llevaron a Disney. Era más parecido a como yo crío a mis hijos. Jamás faltó nada”, dijo la esposa de Macri. Fue al colegio bilingüe Chester College y de chica jugó al hockey y después al golf en el Club San Andrés. Ahí se cruzó varias veces con Macri, que también practicaba ese deporte junto a su hermano Daniel, dueño de la marca de ropa de niños “Cheeky”. Su otro hermano, Alejandro, es un reconocido actor argentino, y su hermana Leila es artista plástica.

    No solo el golf unió los destinos de la familia Macri-Awada, pues tanto el jefe de gobierno porteño como el padre de su esposa, Abraham Awada, fueron víctimas de secuestros (ver recuadro). El patriarca de la familia Awada fue secuestrado en 2001 cuando salía de un club de golf y fue liberado cinco días después, luego del pago de 300.000 dólares, según se estimó.

    Además, indirectamente, la familia Awada también tiene un vínculo con la política que surgió en la década de los 1990.

    Entonces, Alejandro Tfeli, primo hermano de Juliana, fue el médico de cabecera del ex presidente Carlos Menem, y Alberto Artemio Rossi marido de Zoraida Awada —hermana mayor de Juliana— fue el arquitecto de “La Rosadita”, la residencia que el ex presidente construyó en Anillaco. “Demasiado cercano al poder, el arquitecto Rossi fue involucrado en el expediente del tráfico ilegal de armas, pero superó rápido esa lamentable instancia”, detalla un artículo del diario “Clarín” sobre ese episodio.

    En los últimos tiempos, Awada y Cheeky fueron involucrados judicialmente en una megacausa de empresas textiles que “tercerizaban” la elaboración de sus productos en talleres clandestinos con trabajo esclavo. Finalmente, el juez Guillermo Montenegro los sobreseyó, en una de sus últimas resoluciones antes de ingresar al elenco ministerial del PRO. En la actualidad, Awada cuenta con trece locales propios y una facturación anual estimada en 25 millones de pesos argentinos” (unos 240 millones de dólares al cambio oficial), describe “Clarín”.

    ENTRE BAILE Y DESCANSO. El 10 de diciembre, Awada —amiga de las millonarias y socialites Inés Peralta Ramos y Agustina Ayllón, esposa de Francisco de Narváez— acompañará a Macri en el día más importante de su carrera política, cuando reciba la banda presidencial de manos de la saliente mandataria. Muchos estarán pendientes de lo que use en ese acto la futura primera dama, que en general prefiere el maquillaje sutil y las prendas de buen corte.

    Ella está acostumbrada a acompañarlo en los más diversos ámbitos: desde cenas de gala, recorridas de barrios humildes, reuniones con figuras internacionales como el Papa y hasta una visita al programa de Marcelo Tinelli. Ahí, cuando el popular conductor televisivo hizo comentarios sobre los tradicionales bailes de Macri en las noches de elecciones, su esposa lo defendió, y entre risas contó que lo malo es cuando su marido canta. Ella contó que llama a Macri “mi amor”, y él que se refiere a ella como “negrita” o “hechicera”.

    En la tarde del domingo 22, cuando avanzaba la jornada electoral, la presidenta Fernández de Kirchner comenzó a twittear de forma desenfrenada sobre los logros obtenidos durante su gobierno y los de su marido. Extraoficialmente, a través de redes sociales se hablaba de encuestas a boca de urna que daban a Macri por encima de Scioli.

    Macri votó temprano y luego estuvo toda la tarde en silencio, hasta que apareció en la noche con los resultados a la vista. Lo único que hizo fue twittear a media tarde una foto despojada y muy relajada, en la que aparecía acostado en un jardín junto a Awada y Antonia, con la palabra “Esperando”.

    Horas después, los tres celebraban los resultados junto a miles de personas en Costa Salguero. Más tarde, ya sin la niña, la pareja, sus colaboradores y otros dirigentes de Cambiemos fueron a celebrar al restaurante Asia de Cuba, donde entre fernet y champagne siguió el baile hasta bien entrada la noche.

    GALERIA
    2015-11-26T00:00:00