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    La Facultad de Química obtiene su primera patente por invención para combatir parásitos que afectan al ganado y ocasionan pérdidas

    “Aplicar ciencia y química a un problema nacional”. Así fue que surgió una línea de trabajo e investigación que este año rindió sus frutos, comentó a Búsqueda Eduardo Manta, profesor titular del Laboratorio de Química Farmacéutica de la Facultad de Química de la Universidad de la República.

    Las infecciones provocadas por gusanos (helmintos) son un problema productivo. Estos gusanos generan infecciones gastrointestinales (llamadas helmintiasis) que producen pérdidas en lanares y también ganado vacuno. Los tratamientos disponibles en el mercado no han logrado erradicar el problema.

    La resistencia a los tratamientos para estos gusanos que afectan al ganado es un gran inconveniente para los productores. Las helmintiasis producen anemia en los animales y otros problemas de salud que se pueden agravar hasta provocar la muerte de los rumiantes. Estos gusanos se han hecho resistentes a los medicamentos disponibles.

    “Las resistencias son un problema muy grande para el país y hay necesidad de encontrar nuevas moléculas capaces de actuar sobre las especies de helmintos gastrointestinales resistentes (a los tratamientos disponibles). Es una necesidad”, destacó Manta.

    Según Laura Domínguez, profesora titular del Área de Farmacología del Departamento de Química Farmacéutica (Cienfar) de la Facultad de Química, había motivos suficientes para comenzar a trabajar en este tema. “La intención es que pueda servir para resolver el problema de los productores. Se les mueren los animales y tienen millonarias pérdidas económicas. Los parásitos (helmintos) matan, los animales pierden la lana, se les afecta el cuero, las vacas lecheras dejan de producir leche y además generaron resistencia a todos los medicamentos comercializables”, resumió Domínguez.

    Hace años que un grupo de docentes y estudiantes comenzaron a trabajar para desarrollar drogas que permitan combatir los helmintos mediante tratamientos contra las parasitosis y han llegado a crear una molécula con resultados prometedores.

    “Uruguay ha logrado patentar un nuevo conjunto de drogas antihelmínticas para uso veterinario y esperamos que otros actores las usen, que sea bueno para el país”, resumió Manta. “Esta es la primera patente que se le otorga a la Facultad de Química en Uruguay”.

    La patente de invención Nº 14.424 fue otorgada por la Dirección Nacional de la Propiedad Intelectual el 24 de abril. Los inventores son Pablo Medina, Beatriz Munguía, Romina Espinosa, Jenny Saldaña, Laura Domínguez y Eduardo Manta.

    Hay otros proyectos que aspiran a obtener patentes que fueron presentados por la Facultad de Química pero aún están en etapa de estudio tanto en lo nacional como en el exterior, además hay docentes que tienen patentes, generalmente por asociación con la industria. En cambio, esta nueva patente tiene como titular a la Udelar.

    “Es una patente puramente de la Facultad de Química, que pasa a ser de la Universidad. Es una herramienta que hay que seguir desarrollando”, opinó Manta.

    La Facultad es sede de la Red Nacional de Propiedad Intelectual. “Esta patente es resultado de este trabajo”, comentó Manta. La cercanía con el trabajo que realiza la Red rindió sus frutos. Los investigadores ya iniciaron el trámite para patentarla en Argentina. Fue un proceso largo; la fecha de solicitud inicial fue en diciembre de 2009.

    Molécula nueva.

    La patente protege un nuevo grupo de antihelmínticos, informó Manta. Una parte de esta molécula, la “más novedosa”, es “muy activa pero muy hidrosoluble, se lava muy fácil”, explicó. Por eso se la combinó con “algunas moléculas más tradicionales” y de esa mezcla “entre la parte novedosa pero que no tenía ciertas propiedades, con la parte molecular menos novedosa que sí tenía las propiedades” que se necesitaban, se crearon las nuevas moléculas patentadas.

    “Desde el punto de vista estructural son moléculas mixtas (bencimidazoles y amino valerolactama) que demostraron poseer actividad antihelmíntica muy buena”, detalló.

    Primero en el laboratorio y luego en ratas los investigadores fueron descartando las moléculas que no servían para combatir a los gusanos hasta finalmente quedarse con la molécula patentada.

    “Estudiamos cientos”, recordó Domínguez. Incluso antes de probar la molécula en las ratas se realizaron estudios de toxicidad. “Tuvimos reveses, moléculas que vimos que estaban buenas in vitro (en el laboratorio) pero que no funcionaban in vivo (en el animal)”, explicó a Búsqueda.

    Llegaron a la conclusión de que la molécula elegida funcionaba muy bien en la rata pero “perdía muchísima eficacia”. “Estudiamos las razones, las encontramos y las modificamos, ese es el anuncio de la patente, llegamos hasta ahí”, indicó la doctora en Química.

    Domínguez explicó que aún resta camino por recorrer. Su grupo de investigación está comenzando a realizar los trabajos para poner a prueba la molécula en rumiantes.

    Después de la patente.

    No es lo mismo estudiar la molécula en el laboratorio que introducirla en un organismo vivo. Al ingresar en el organismo vivo entra en juego lo que la molécula le hace al organismo y además lo que el organismo vivo le hace a la molécula.

    “Una cosa es lo que pasa en el laboratorio en una placa de Petri y otra es que cruce las barreras en el organismo vivo y ejerza su acción”, explicó Manta.

    Los académicos han probado que esta molécula funciona a nivel de laboratorio y también en ratas; así obtuvieron la patente. Ahora se enfrentan a la nueva etapa que está en curso, la prueba en animales de producción, puntualmente en ovinos.

    Los animales infectados con una cepa específica de gusanos (una cepa importada y farmacológicamente susceptible de H.contortus) ya están en el campo de experimentación del Instituto de Higiene de la Facultad de Medicina y en los próximos meses se comenzarán a estudiar temas como la eficacia, informó a Búsqueda Beatriz Munguía, profesora asistente del Área de Farmacología de la Facultad de Química.

    Para poder hacerlo, en el Polo Tecnológico de Pando se está trabajando en el “escalado”, que consiste en llevar estas moléculas eficaces a una mayor escala para poder proporcionárselas a los ovinos. No solo se trata de hacer más cantidad sino que en este proceso puede cambiar la química y también inciden los costos.

    Por otra parte, el equipo de investigación comenzó a trabajar para analizar cómo actúa la molécula en diferentes estadios del ciclo del parásito (huevo, larva y adulto). Domínguez explicó que para comercializar un antihelmíntico es necesario ponerlo a prueba en todas sus etapas.

    Los rumiantes adquieren estos parásitos en forma de huevos. Cuando un animal infectado defeca, las heces que quedan en el suelo contienen los huevos. Al ingerir el pasto el otro animal se infecta. Se instala en el organismo en el abomaso —uno de los estómagos de los rumiantes—, en donde evoluciona hasta llegar a su vida adulta. Los investigadores ya trabajan en las etapas adultas mediante la recolección de abomasos con helmintos del frigorífico.

    Por otra parte, la estudiante Elisa Melian ha comenzado a trabajar junto con la Universidad de Córdoba para lograr una formulación farmacéutica para la nueva molécula.

    Domínguez informó que el equipo espera conocer si contará con fondos de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación este año para crear una “plataforma” entre la academia (facultades de Química y de Ciencias) para trabajar junto con la División de Laboratorios Veterinarios (Dilave) en el desarrollo de un test de diagnóstico y tratamiento para el sector ganadero.