El estudio fue realizado por la Universidad Católica con datos del Departamento de Clínicas Preventivas del Ministerio de Salud Pública
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En la ciudad de Bogotá, Colombia, los domingos no son días de descanso sino de ejercicio. La municipalidad cierra buena parte de las vías principales para que la gente salga a andar en bicicleta y a caminar.
Este es un ejemplo de una política pública que busca favorecer la salud. Uruguay necesita, según especialistas consultados, políticas como esa que promuevan el ejercicio y la alimentación saludable ante nuevas cifras a las que accedió Búsqueda que confirman una tendencia preocupante: el 30,5% de los uruguayos tienen hipertensión, el 30,3% colesterol por encima de niveles aceptables (hipercolesterolemia), el 55,2% tiene sobrepeso y 6,8% diabetes.
La investigación titulada “Factores de riesgo cardiovascular en 74.420 solicitantes de carné de salud” fue realizada por las licenciadas en Enfermería Zoraida Fort y Adriana Portos y el cardiólogo Edgardo Sandoya, del Departamento de Ciencias de la Enfermería de la Facultad de Enfermería y Tecnologías de la Salud de la Universidad Católica junto con Maira Castro, del Departamento de Educación y Salud Comunitaria de la Universidad Católica y con la participación de Carmen Ciganda, Yamandú Bermúdez y Claudio Piñeyro, de la División de Salud Ambiental y Ocupacional del Departamento de Clínicas Preventivas del Ministerio de Salud Pública (MSP).
El estudio será publicado el lunes 27 en el próximo número de la Revista Uruguaya de Cardiología (RUC).
Las Enfermedades No Transmisibles (ENT) son el cáncer, la diabetes, las afecciones cardiovasculares y las respiratorias crónicas. Son la principal causa de muerte y de discapacidad en las Américas.
Para poder controlarlas es necesario lograr atacar sus “factores de riesgo”, como la falta de ejercicio, la diabetes, el colesterol, el fumar, la obesidad, el estrés, la depresión, la alimentación con escasas frutas y verduras y el consumo exagerado de alcohol, entre otros.
“Estos son todos factores que han demostrado aumentar el riesgo de las enfermedades crónicas”, comentó a Búsqueda el cardiólogo Edgardo Sandoya.
El estudio evaluó a 74.420 personas con una edad media de 36 años, aunque el rango de edades varió entre 15 y 89 años. La mayoría se encontraban en el rango de edad laboral activa, entre 20 y 49 años, y el 51% eran mujeres.
Tomó los datos de las personas que solicitaban el carné de salud del Departamento de Clínicas Preventivas del MSP entre 2008 y 2011, que bajo la dirección de Fort logró informatizar la historia clínica en Montevideo.
“En Uruguay se han hecho antes estos estudios en carné de salud, pero sobre 200 o sobre 1.000 personas y ahora, por primera vez con la historia clínica electrónica, hay mucha más información. Los datos desde 2008 estaban ahí, pero no se habían analizado”, recordó Sandoya.
Desde 2006, año en que se realizó la encuesta llamada Steps, que relevó con una muestra representativa de 2.000 personas las enfermedades prevalentes, el país no contaba con información actualizada sobre este tema. Sin embargo, por razones de coordinación hubo problemas en la validez de los datos obtenidos.
Los nuevos datos de 2012 no reflejan “a todo el Uruguay, pero de todas formas una muestra de 74.000 personas es muy grande” y sus resultados exhibieron cifras similares a otras encuestas nacionales realizadas.
“Si bien por ser una muestra de conveniencia uno no está seguro si representa bien a la población, a aquella en edad laboral activa la representa bien” debido al alto número de casos estudiados —59.657 personas entre 20 y 49 años—, opinó Sandoya. “Nos da tranquilidad que la encuesta representa a esta población”, agregó.
En esta “amplia población de individuos en edad laboral activa se comprobó elevada tasa (prevalencia) de factores de riesgo, escaso conocimiento de poseerlos y control inapropiado de estos, lo que implica un importante riesgo de desarrollar enfermedades no transmisibles”, concluyen los investigadores en el trabajo.
El desconocimiento de las personas sobre su salud fue grande. La mitad de los diabéticos y el 47,5% de los hipertensos no sabían que lo eran.
“Es un problema para la sociedad que la mitad no lo sepa. No controlarse se asocia con desarrollar enfermedades”, alertó Sandoya.
Existen aquí diferencias de género, porque el 75% de las mujeres estaban al tanto de su hipertensión mientras que en los hombres solo el 44% lo sabía. Habitualmente, ellas suelen consultar más.
De todos los hipertensos solo el 27% tenía una presión adecuada —establecida en menos de 14/9 (mmHg)—.
“Este es un buen dato, porque estudios previos en la Asociación Española mostraron que era 13%. Ese es un problema a nivel universal”, comentó Sandoya.
La hipertensión arterial causa dos tercios de todos los accidentes cerebrovasculares y la mitad de las enfermedades coronarias.
La evidencia muestra que a partir de una presión de 11 comienzan a aumentar los riesgos de enfermedad coronaria y de accidentes cerebrovasculares.
La enfermedad cerebrovascular —en donde la hipertensión arterial tiene un peso muy importante— en Uruguay provoca una de las tasas de mortalidad más elevadas de las Américas (89 por cada 100.000 habitantes). Mueren por este motivo 3.000 personas por año en el país.
Entre los casos estudiados hubo extremos excepcionales: 100 personas tuvieron más de 20 de presión. La más alta fue la de un hombre de 57 años, con 26/12. El más joven fue un hombre de 24 años, con 24/12 y hubo varios casos de 25.
Que a esas edades estas personas tengan la presión arterial tan alta es un problema “muy serio, porque esas arterias ya deben estar muy enfermas y van a terminar con complicaciones”, comentó Sandoya.
“Se observó un importante incremento de la hipertensión arterial a partir de los 50 años, que afecta a la mitad de las personas (algo menos en las mujeres) con números que oscilan en el 60% de los hombres a los 60 años y 70% a los 70 años.
Entre ellos, el 58,4% de los hipertensos conocían su condición, “lo que muestra un importante déficit en el conocimiento de la enfermedad a ser revertido”, pese a que hubo avance en los controles, según el grupo.
El colesterol elevado es un “importante” factor de riesgo cardiovascular. Aumenta el riesgo de padecer cardiopatías y accidentes cerebrovasculares.
El colesterol elevado estuvo presente en el 30,3% de las personas. Estos datos coinciden con los últimos disponibles en Steps 2006 (29,2%) y estudios previos.
En los hombres fue de 27% y en las mujeres de 34%. “Es en el único caso en que las mujeres muestran cifras más altas. Están mejor en todo excepto en los niveles de colesterol”, indicó Sandoya.
A nivel regional el colesterol en Uruguay fue más bajo que en Chile, que es 39%, pero más alto que en Argentina (28%), en Paraguay (23%) y en Brasil (17%).
Los niveles de colesterol total se duplicaron a los 20 años y nuevamente lo hicieron a los 40 años.
“Asociado a esto existió un importante porcentaje de individuos con colesterol HDL bajo —conocido como el colesterol bueno—, lo que se asocia a un aumento del riesgo cardiovascular”, indicaron los autores.
Los especialistas recomiendan políticas destinadas a facilitar el acceso al consumo de frutas y vegetales así como a la práctica de la actividad física para tratar de modificar este problema. Menos impuestos a estos alimentos o políticas en la Enseñanza Primaria son posibilidades para promover el consumo.
“Acá la gente dice que no puede salir a caminar porque tiene miedo de que la roben. Las personas mayores me dicen que las veredas están demasiado irregulares y se hace muy difícil caminar”, relató Sandoya.
Políticas como las de los domingos de ejercicio en Bogotá podrían beneficiar también a los uruguayos.
Pero para contar con estas políticas es necesario partir de un diseño de medidas en base a información y luego vigilar su impacto. Por este motivo, esta investigación del Departamento de Clínicas Preventivas del MSP puede ser una “valiosa herramienta para la vigilancia epidemiológica de las enfermedades no transmisibles en el país”, según los autores del estudio que se publicará en la RUC.
La diabetes es una enfermedad caracterizada por niveles de azúcar (glucosa) en sangre muy altos. Ocasiona trastornos en el metabolismo y afecta órganos y tejidos.
La tasa de diabetes fue del 6,8% de las personas evaluadas y la tasa de prediabetes fue 11,1% (13,9% en hombres y 8,3% en mujeres).
“La diferencia es importante, no había muchos datos en Uruguay sobre este tema”, comentó Sandoya.
La tasa de diabetes coincide con estudios previos de 2005. Sin embargo, la encuesta Steps ubicó la prevalencia en 2006 en 5,5%, aunque estos datos tienen un considerable margen de error.
Según el nuevo estudio, la prevalencia aumentó de forma sostenida a partir de los 30 años, hasta llegar a 17,3% a los 70 años. Con la hipertensión ocurre lo mismo, con los años aumenta.
Uruguay presenta “elevada prevalencia de sus factores de riesgo de las ENT e inadecuado control”, según los autores del trabajo.
La diabetes controlada se verificó en el 14,4%. El grado de control fue mayor a edades tempranas, hasta llegar a 3% a los 70 años. “Cuando más veteranos son, es peor el control”, destacó Sandoya.
Cuando falla el control la diabetes puede ocasionar complicaciones en los riñones, la vista y en las coronarias.
“Si a esto le agregamos que existe 11,1% de prediabetes —situación que se asocia al alto riesgo de desarrollar diabetes— vemos que el país enfrenta un grave problema vinculado a esta afección, el que es necesario corregir”, concluyeron los investigadores.
“La prevalencia de diabetes está aumentando en todos los países. Es uno de los problemas más complejos del siglo XXI”, según la Federación Mundial de la Diabetes. Está relacionado con la obesidad y el sobrepeso, que en Uruguay viene aumentando pese a que el “cambio fuerte” de aumento de la diabetes aún no ha ocurrido, informó Sandoya.