Juan Campodónico no está nunca en el mismo lugar. Después de El Peyote ha participado en 24 discos: como compositor, intérprete, arreglador y productor. El músico junto a algunos colegas de quienes se siente amigo, como el DJ Pablo Bonilla (Omar), el ex Astroboy Martín Rivero, el contrabajista Gabriel Casacuberta, el percusionista Daniel “Tatita” Márquez y el baterista Roberto Rodino, y con su mujer Vero Loza, artista plástica, diseñadora e iluminadora armó Campo, un trabajo que fue nominado al Latin Grammy 2012 y al Grammy 2013. Cuando aún estaba sucia la vajilla lanzó, en silencio, Campo Remixes & Rarezas, trabajo colectivo que reúne grabaciones en vivo, demos, remixes, versiones y curiosidades, a cargo de artistas como Bonilla, Santé Les Amis, King Coya, Ellen Arkbro y la propia banda Campo con algunos lados b y versiones en vivo. La repercusión a través de las redes sociales fue tal que este año Campo fichó para Sony Music Argentina y Sony Music México. “Un universo”, dice el músico respecto a las tierras aztecas, que tan bien conoce por haberse criado allí. Ahora Campo, potenciado por el prestigio de Bajofondo y de Campodónico como productor, llega directamente, con promoción, a un mercado de 200 millones de personas. Luego de tocar en Estados Unidos, México y Argentina, de grabar un especial para MTV (Corner MTV) y de actuar en vivo en el programa Showbiz de CNN, hoy jueves 16 Campo presentará Remixes & Rarezas en La Trastienda a las 21 h, con Lucía González como invitada. “Tenemos planes”, dijeron Campodónico y Bonilla a Búsqueda en los coquetos estudios Campo.rec, a metros de la rambla de Palermo.
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—¿Cómo se genera esta expansión regional del proyecto Campo?
—Juan Campodónico: En octubre es el lanzamiento de los dos discos de Campo y en marzo haremos un tour por México, y de ahí a Estados Unidos. Es un proyecto independiente, esto no es Bajofondo Presenta. Es una banda nueva, pero obviamente yo soy quien soy, tengo un currículum, tengo 24 discos como artista y como productor, muchos de ellos muy exitosos. Entonces vas a hablar con el señor Sony México y te escucha. No es que le interese todo lo que hagas, pero al menos te recibe.
—¿Cómo es el vínculo con el público global?
Pablo Bonilla: Se ha dado mucho a través de las redes sociales, especialmente en México, que nos reclaman.
C.: Postees lo que postees siempre hay alguno que pregunta cuándo tocamos en México. Las redes unifican el público, aunque si no tenés una plataforma local la respuesta es más pequeña.
—¿Había demanda preexistente de México?
C.: Es un lugar muy importante en mi vida, allí crecí y tuvo que ver con El Peyote. Ha repercutido mucho Bajofondo y con Campo ocurre lo mismo. Es el sello más importante de un lugar con 130 millones de habitantes. No agarran cualquier cosa, entonces algo habrá... Creo que la mezcla entre anglo y latino de Campo se entiende muy bien ahí.
—En esta tarea de remezclar, la experiencia de Omar es ineludible...
B.: Cuando versionamos temas del canto popular con Omar, Juan fue el productor, y estoy ligado a Bajofondo como DJ de Bajofondo Remixed. Ahora con Campo siento que es algo nuevo. Incluso en este disco de remixes hay mucha novedad.
C.: Lo más usual es que el remix potencie la parte rítmica con electrónica, pero es una visión muy reduccionista de lo que puede ser un remix. Nosotros preferimos el concepto más amplio, que es una nueva versión, una nueva mezcla sonora, una nueva lectura del tema original. El primer tema, Heartbreaks, es originalmente un hip hop medio candombero. Aquel airecito de candombe que tenía lo hicimos superexplícito, con una cuerda de tambores al frente y una sección de brass. Es como un desmix, una versión anterior, más rústica, parece un candombe jazzero de la época de Manolo Guardia.
—Hace poco Ayuí reeditó sus grabaciones más importantes…
—C.: Sin ser un fan, la figura de Manolo Guardia es clave y decisiva para la música uruguaya. Influyó a la generación del candombe beat, que viene de esas fusiones. Trató de hacer con el candombe una música ondera en los años 60, lo que llamaron el candombe de vanguardia, del cual bebieron Mateo, Rada y Roos. Y en Camerata Punta del Este, hizo del tango música de cámara. Escuchar Camerata de chico me marcó mucho para hacer Bajofondo.
—¿Se plantean prestigiar el remix en la música uruguaya?
—C.: No es una intención a priori. El disco se fue haciendo solo. Se editó en enero de 2014 y mucha bola no le dimos al lanzamiento. De a poco el disco fue creciendo y tuvo retorno. Tiene nuevas líneas de trabajo muy interesantes a seguir. No es un subproducto. Las versiones aportan visiones muy diferentes que conforman un producto nuevo.
—¿Hay composición en un remix?
—C.: Exactamente. No son obras subordinadas. No es el mismo tema con más ritmo. Hay nueva creación. Hay ciertos estilos donde la letra y la melodía son determinantes, pero en Campo la música y los arreglos son protagonistas. Las letras son bastante abstractas y abiertas y la orquestación dice mucho. Creo que no existía hasta ahora un candombe cantado en inglés con una voz funk anglosajona, como en Heartbreaks.
—¿Es un signo de madurez musical este tipo de mezclas?
—C.: Campo bucea en la identidad sudamericana, en cosas que tienen que ver con el folclore y las reformula para plantear una nueva música. El Uruguay no es solo murga, no es solo candombe, folclore o milonga. Es todo eso y es cumbia, rock y pop. Las músicas no respetan las fronteras políticas. Es más parecido un entrerriano y un uruguayo que alguien del Chaco con uno de Buenos Aires. No necesariamente hacemos música “uruguaya”. Miramos desde este lugar.
—¿Cómo se lleva Campo con Bajofondo y Campodónico, el productor?
—C.: Campo y Bajofondo son mis dos grandes trabajos. De a poco le doy fade out a la producción y va ganando terreno la parte artística. Cuando terminó El Peyote, a fines de los 90, me dediqué cien por ciento a la producción. En Bajofondo soy híbrido, y ahora en Campo soy netamente artista.
—¿Cómo fue tocar en Estados Unidos?
—B.: En Austin hicimos Heartbreaks con los tambores y la gente bailaba igual, o en Cumbio la respuesta fue inmediata. Fue una revelación para nosotros poder ver cómo la canción trascendía y le llegaba a un público muy distinto.
J.C.: Es toda una ciudad de fiesta, con toques todo el tiempo. Gente de todo el mundo va y viene con la agenda en la mano. El MEC ahora apoya una delegación y este año se hizo La Noche de Uruguay, llamada Speak Easy, con Buscaglia, El Cuarteto, Franny Glass, Max Capote, Muyala y Campo. Los ingleses obviamente tienen clarísimo que la música es una porción importantísima de su producto bruto interno. Es un gran negocio. Así como nosotros vamos a las ferias de carne, ellos mandan tremenda delegación a cada festival, ¡y alquilan una casa!
—¿Estados Unidos es un norte para Campo?
J.C.: Sí, por supuesto. Hay una idea muy anglosajona de Estados Unidos, pero hay más de 50 millones de latinos. Tener una presencia allí abre puertas. Creo que Uruguay está saliendo al mundo, apoyado por políticas culturales. Algunos pueden criticar, pero que exista esta intención ya es bastante.
Vida Cultural
2014-10-16T00:00:00
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