—El hecho de que en Salto no hubiese habido coalición generó, sin duda, que para el Frente Amplio el escenario fuera distinto. El Frente Amplio en Salto gana con el 41% de los votos. Si uno suma la votación del Partido Nacional con la del Partido Colorado, estamos en un 55%. Y el otro hecho que tuvo incidencia en la campaña departamental es que la discusión se dio básicamente entre el Partido Nacional y el Partido Colorado. Al Frente prácticamente no le pegaron. La campaña quedó inserta en un tema interno de la coalición y nosotros hicimos nuestra tarea.
—Pero el Frente Amplio en Salto también tuvo sus disputas internas, ¿no? No para la elección en sí, sino durante todo el proceso previo; usted se desvinculó de la agrupación, en el proceso hubo denuncias y acusaciones privadas.
—También hubo diferencias que se dejaron de lado en el final, en el último mes de campaña, algo que fue clave. Se hizo evidente que había una campaña en conjunto entre las dos candidaturas, entre Andrés Lima y Soledad Marazzano. Y en el caso del Partido Nacional y el Partido Colorado siguieron su discusión interna hasta el último día.
—¿Diría que su triunfo se da a pesar de algunas trabas de la estructura del Frente Amplio?
—Sí. Aparte, siempre sentimos a lo largo de toda la gestión que había un respaldo a nuestro trabajo y eso se fue evidenciando en las distintas etapas y procesos electorales. En la elección interna del 2019, donde anuncié que quería ir por la reelección, sacamos casi el 60% de los votos. Luego, en octubre, cuando Álvaro Lima presenta su candidatura, gana por un margen muy amplio. Luego, la elección de mayo, que se frustra, donde las encuestas de opinión nos daban una diferencia amplia sobre blancos y colorados. Y finalmente el resultado de setiembre en donde el Frente obtiene un municipio más. Y es la primera vez en la historia política de Salto en la que en una elección departamental el Frente tiene una votación superior a la elección de octubre. En la elección departamental tuvo más adhesiones, hubo lo que nosotros pedimos: el voto prestado, ese voto teniendo en cuenta que lo departamental es distinto a lo nacional.
—A la hora de explicar la derrota electoral en octubre, algunos dirigentes del Frente Amplio apuntan a que se perdió pisada en el interior. ¿Por qué cree que se dio eso? ¿Cómo cree que se puede recuperar ese terreno?
—No hay un único motivo. El Frente se olvidó del interior y el interior es una parte muy importante del Uruguay. Eso fue un factor importante, el dejar un poco relegado al resto del país. También se perdió la cercanía, ese vínculo o nexo de cercanía que tiene que existir no solo entre el gobierno y el ciudadano, sino entre el referente político y el militante. En este caso el uruguayo de a pie fue fundamental. Tampoco se ha sabido interpretar del todo el sentir de ese interior profundo, que a su vez tiene sus propias características. Tampoco hubo una respuesta clara y contundente en aquel entonces respecto al tema seguridad, uno de los reclamos que la población hizo durante mucho tiempo. Eso la coalición lo trabajó muy bien, fue uno de los elementos centrales de la campaña nacional. Tampoco hubo renovación de propuestas. Si uno analiza, hubo cuatro elecciones (2004, 2009, 2014, 2019) en donde los temas eran prácticamente los mismos. Faltó enamorar al votante con propuestas nuevas y responder en algunos otros casos a críticas que se hicieron de la gestión. No hay una única causa que explique la derrota en la elección nacional.
—¿En qué casos, por ejemplo?
—Además de la seguridad, en el tema de educación. Hubo una referencia permanente a la educación secundaria en lo que tiene que ver con la deserción, con la calidad de la educación pública. En esos temas el Frente debería haber dado respuestas más fuertes y contundentes. También creo que no se vota solamente lo que se hizo. Es decir, yo puedo en una campaña electoral repasar mi gestión durante cinco o 15 años, pero con eso no alcanza si no planteo a futuro, si no acompaño ese revisionismo, si no le sumo el Uruguay que me imagino para los próximos cinco años.
—¿Las elecciones internas del Frente Amplio en mayo podrían ser un lugar para dar señales de hacia dónde se quiere ir?
—Sí, sin duda que es una instancia importante en donde va a haber que motivar a los frenteamplistas a que participen. Aparte, se hace en un contexto complicado, con la pandemia, pero si pudiéramos llegar a una situación sanitaria que permita realizar una elección interna el gran desafío es el de volver a motivar, a convocar, a acercar al joven a la militancia política. Hace algunos años uno sentía esa mística frenteamplista que llevaba al militante a querer comerse la cancha, a querer salir a primera hora del día y hasta la noche no dejaba de recorrer, de intentar convencer. Esa mística se perdió y tenemos que volver a recuperarla. Lo más cercano que tenemos es esa elección interna, en donde hay que buscar un poco de rebeldía, hay que dejar tantas peleas internas. Eso también fue un factor que desgastó al Frente, mucha discusión pública entre referentes en lugar de discutirlo en los ámbitos que corresponde. El Frente tiene otro problema —desconozco el motivo—, pero basta que en algún momento aparezca un compañero o compañera levantando cabeza, creciendo y en seguida surge el interés por voltearlo, por no dejar que se desarrolle, que se muestre, que tenga la posibilidad de hacer, de convocar, de sumar.
—¿Usted lo sintió personalmente con la estructura del Frente Amplio?
—Sí, lo sentí con la estructura del Frente Amplio, pero también a escala nacional con compañeros y compañeras frenteamplistas que cuando empiezan a mostrarse y demostrar que realmente tienen condiciones para votar en el Parlamento, o en un municipio, o en la Junta Departamental, enseguida todos apuntan contra esa persona. Es un proceso de autodestrucción que hace el Frente, que no contribuye realmente en nada. Tenemos que dejar esa práctica, y nos cuesta reconocerlo. Tenemos que cambiar esa visión y reconocer a los nuestros que han contribuido con el desarrollo del país y de la fuerza política. Y uno separa que podamos tener diferencias. En su momento tuve alguna diferencia con Danilo Astori, pero reconozco que fue durante 15 años una de las claves del gobierno nacional. Tenemos que decirlo públicamente, transmitirlo a los militantes de base. Y como ese hay muchos otros ejemplos de frenteamplistas que han dado hasta la vida por este país y al momento de decirlo nos cuesta.
—¿Quiénes cree que son los líderes del Frente Amplio hoy y cómo ve el proceso de renovación?
—Tiene varias caras visibles. Por supuesto que Carolina Cosse como intendenta de Montevideo es parte de la renovación y además fue precandidata a la presidencia; Yamandú Orsi también, como intendente del segundo departamento con mayor población; Mario Bergara también tuvo una buena votación en la elección nacional; Óscar Andrade. Hoy el Frente tiene varias caras visibles que son parte de esa renovación que se esta dando dentro del partido y que es clave para el 2024.
—¿Por qué usted siendo una figura de renovación y del interior no está considerado como uno de los futuros referentes?
—En mi caso podemos dar una contribución importante al Frente trabajando políticamente en el interior, hay que recuperar electorado y la llegada del FA. El Partido Nacional lo ha hecho muy bien. La ley de descentralización que crea los municipios, presentada por Tabaré Vázquez en 2009, es un instrumento que el Frente Amplio no ha sabido utilizar y me da la sensación de que tiene temor a los liderazgos que se puedan dar en el plano local. Al contrario, es lo que puede fortalecerlo en el territorio. Si uno no toma en cuenta Salto, Canelones y Montevideo, los tres departamentos donde hoy gobierna el Frente Amplio, en el resto del país hay solo dos municipios frenteamplistas. Eso es una clara demostración de la poca importancia desde el punto de vista del trabajo político, del apoyo que se le ha dado a nuestros compañeros en cada uno de los departamentos y municipios.
—¿Coincide con varios dirigentes que hablan de falta de equilibrios en la interna por el peso del ala izquierda con el Movimiento de Participación Popular, el Partido Comunista y los socialistas?
—No sé si es el único factor, pero hay que trabajar ese sector de la población que es algo así como el centro izquierda y que es fundamental. También hay que ver que cada vez más hay un porcentaje de la población que se mueve de elección a elección, que ya no vota partidos políticos, que analiza las propuestas, al candidato, el contexto, la región, y en función de todo eso decide su voto. Eso va creciendo, no solo se da de lo nacional a lo departamental, sino también en cada elección nacional.
—¿Cómo ve desde su posición el vínculo con la Iglesia? ¿Cree que es otro de los lugares de los que el Frente Amplio se ha mantenido alejado?
—Sí, y eso no es bueno. El vínculo hay que tenerlo aun en las diferencias y, en el caso del vínculo del Frente Amplio con las iglesias, es un nexo que en los últimos años se cortó, se descuidó, y es también una de las razones que explican los resultados. No hay que romper el diálogo. Fue uno de los errores que cometí en el primer período al frente de la Intendencia de Salto. A partir de ser conscientes de que la mayoría de los uruguayos lo que quiere es otra cosa es que hemos de tener el mejor diálogo con la oposición desde que asumimos el gobierno departamental. Nos hemos reunido con algunos sectores con los que ideológicamente podemos estar muy lejos, pero tenemos coincidencias e intereses comunes. Por ejemplo, con la Asociación Agropecuaria de Salto. ¿Por qué me tengo que pelear con ella si a los dos nos interesa tener 5.000 kilómetros de la caminería del departamento en las mejores condiciones? Lo debo tener como aliado, como socio para coordinar, y es lo que venimos haciendo en estos 60 días. ¿Por qué tomar distancia con las Fuerzas Armadas? Me siento orgulloso del Ejército Nacional que tenemos. Lo que pasó en el pasado es otra cuestión, pero en Salto cada vez que tenemos una emergencia la intendencia tiene como uno de sus primeros colaboradores al Ejército. Hay que tender la mayor cantidad de puentes y trabajar en aquello en lo que estamos de acuerdo y no encorsetar. Muchos piensan que como Lima es frenteamplista no puede ir a sentarse a hablar con un empresario. ¿Por qué no? Al contrario, quiero la mayor cantidad que venga a invertir a Salto. Con esa visión tenemos que encarar los tiempos que vienen.
—En el período anterior fue intendente con el apoyo del gobierno nacional. Ahora, al gobernar la coalición multicolor, ¿piensa que eso le presentará alguna dificultad a su nueva gestión?
—No, por lo menos hasta el día de hoy no hemos tenido dificultad, hemos podido coordinar, y nuestra intención es que ese vínculo siga siendo así. Por lo menos en lo que va no podemos quejarnos, tenemos un buen vínculo con el gobierno nacional.
—¿Qué opina del manejo de la pandemia que ha hecho el gobierno nacional?
—Se podrían haber tomado algunas medidas para evitar un poco más la movilidad y el desplazamiento de la población, pero también es cierto que es una pandemia que, además de las consecuencias sanitarias, tiene consecuencias muy negativas en el mundo del trabajo. Entonces, hay que ir conciliando una cosa con la otra. Lo fundamental es que el gobierno nacional pueda resolver el tema de la vacuna, estoy convencido de que va a haber un antes y un después, como lo ha habido en aquellos países que ya tienen la posibilidad de vacunar a la población de riesgo y sus equipos de salud.
- Recuadro de la entrevista
“Barrios residenciales” en Salto pese a que moleste en el Frente